La furia contra varios países occidentales que ha predominado en el Medio Oriente por varios meses ha convertido a la región en un barril de pólvora, y la publicación de caricaturas de Mahoma en varios periódicos europeos parece haber sido la chispa que lo hizo explotar.

Pero la ira genuina que mostraron las multitudes en Siria, El Líbano, Gaza e Irak también pudo haber sido utilizada e intensificada por algunos gobiernos de la región para arreglar cuentas pendientes que tenían con las potencias occidentales.

Siria e Irán enfrentan crecientes presiones de parte de Estados Unidos y Europa en torno a varios asuntos iraquíes y al programa nuclear de Teherán. Además, Egipto, uno de los primeros países en denunciar las caricaturas, ha criticado al gobierno danés por haber financiado a varios activistas de derechos humanos.

"Este es un intento coordinado para aprovechar la furia de los musulmanes con fines que no son beneficiosos para los musulmanes ni para el Líbano, sino para otros que están fuera de nuestras fronteras", dijo el domingo el ministro de Asuntos Sociales libanés Nayla Mouawad, que es cristiano.

No se puede negar que las caricaturas provocaron una ira genuina y profunda entre los musulmanes, pues tocaron un tema sensible: La tradición islámica prohibe cualquier representación del profeta Mahoma, a fin de evitar la idolatría.

Las imágenes reforzaron la idea de muchos musulmanes de que las invasiones de Afganistán e Irak, encabezadas por Estados Unidos, no sólo fueron en respuesta a los ataques del 11 de septiembre o a la amenaza que representaba Saddam Hussein, sino que también fueron parte de una guerra de los países occidentales contra la fe musulmana, no muy diferente a las cruzadas de la Edad Media.

Pero el hecho de que los principales disturbios surgieron en la capital siria y en Beirut también es motivo de sospechas: Siria cuenta con un extenso sistema de seguridad y casi todo lo que ocurre dentro de sus fronteras debe ser aprobado por el gobierno.

En los últimos días, varios líderes religiosos sirios han estado exhortando a sus fieles a defender su religión después de la publicación de las caricaturas.

El líder religioso sunita sirio Ahmed Badr-Eddine Hassoun dijo que las demostraciones se habían tornado violentas porque "varios agentes que no saben dialogar con otros provocaron los incendios y la destrucción de propiedades".

En Irak, muchas de las protestas, que no se tornaron violentas, han sido organizadas por el clérigo radical chiíta Muqtada al-Sadr, que se cree tiene vínculos con Irán.

Varios defensores de los derechos humanos alegan que el gobierno egipcio está usando las caricaturas para protestar en contra de las generosas contribuciones de Copenhague a los críticos del presidente Hosni Mubarak.

En el Líbano, el primer ministro Fouad Sanioura indicó que existía la posibilidad de que Siria estuviera involucrada en los disturbios que surgieron en su país.