La revolución política e internauta de los jazmines tuvo su precedente en Irán y en Moldavia, y probablemente acabe contagiando a los ciudadanos de otras latitudes como Siria o Chin.
1. Una nueva política del conocimiento
Los acontecimientos que se están desarrollando en los países del norte
de África no solo pasarán a la historia por sus reivindicaciones políticas. Más
allá de lo que importe al historiador del futuro las revueltas callejeras, ni
la demanda de libertad y democracia que reclaman, el punto de inflexión radica
en que la
Revolución de los Jazmines de Túnez no sería la misma ni tendría en vilo a la
opinión pública mundial si no fuera por las redes sociales. Estas sociedades
vetustas están siendo pioneras en la manera de utilizar los nuevos medios de
comunicación… y en la creación de una nueva manera de hacer política.
Las redes sociales ya no son cosa de frikies.
Se han ganado su sitio porque son útiles, porque son un altavoz horizontal de
ida y vuelta accesible para todo el que tenga algo que decir, y otorga
protagonismo a cualquier acontecimiento que se venda con suficiente creatividad
como para acaparar la atención del mundo con tan solo 140 caracteres. Un dato
elocuente de la importancia de la red es que a finales de 2010 había casi 2.000 millones de
usuarios de Internet en todo el mundo, un 14% más que en 2009.
La revolución política e internauta de los jazmines tuvo su precedente
en Irán y en Moldavia, y probablemente acabe contagiando a los ciudadanos de
otras latitudes como Siria o China,
que ya se ha apresurado a censurar la palabra “Egipto” en Internet. Puede que
la red sea el camino de la liberación de Cuba. “Los regímenes autoritarios
harían bien en temer a Twitter”, advertía ya en 2009 Evgeny Modorov,
investigador del Instituto Open Society (OSI) en su blog de la
revista Foreign Policy.
El mundo es físicamente virtual y tecnológicamente convergente. Internet
ha sustituido los panfletos y la clandestinidad por el mensaje corto, la imagen
y el video clip casero, con la seguridad del anonimato y con la enorme
dificultad para controlar la red. Ese mundo virtual ha forjado la aldea
común que un día facilitó la globalización económica, la globalización del
conocimiento después y la de las personas que estamos viviendo ya. Pero vamos
más allá, Internet está facilitando la cuarta de las globalizaciones: la de la política del conocimiento.
Los cimientos de la manera de hacer política se tambalean. Los partidos
políticos, los agentes sociales, los sindicatos y todos aquellos que dicen
hablar y pensar por nosotros deberán replantearse su papel, su estructura y su
proyección futura en esta sociedad clic y móvil si realmente quieren hacerse la ilusión de que nos representan.
Porque al igual que Internet ha facilitado la aparición de nuevos informadores,
también está dando paso a un nuevo concepto de líder político, un nuevo
concepto de agente social y un nuevo concepto de activista.
No nos engañemos. Internet es mucho más que una gran red donde la gente
comparte cosas. Es el embrión de una sociedad que está haciendo tambalear las
estructuras de poder tal y como las conocemos hoy. Estamos inmersos ya en la
Gran Telaraña.
2. Negro sobre blanco
Para tomar conciencia real del porqué del desarrollo de esta nueva
política del conocimiento es preciso conocer bien el entramado propio de
Internet. La red no
es un medio más para colgar mensajes. Internet permite crear tu propia
identidad sin pasar por incómodos e interesados filtros. Hay multitud de ejemplos de artistas que cuelgan sus
canciones y video clips como camino para darse a conocer sin tener que pasar
por las compañías discográficas, algo impensable hace muy poco tiempo.
Internet aporta más credibilidad que la televisión, por ejemplo, porque la gente se
acerca a la red para informarse, preguntar, compartir y volver a consultar
hasta que se da por satisfecha con el dossier propio e individualizado de
información que va generando sobre el asunto que le interesa. Desde una
receta de cocina hasta la creación del último artilugio armamentístico.
Facilita la confianza porque
sus reglas de juego están en la comunicación horizontal: la información procede
de alguien que ya ha estado ahí, lo conoce o lo ha experimentado. Una versión
más sofisticada de aquel slogan publicitario “me lo ha dicho mi vecina”. Ahora
tu vecina puede estar en las antípodas. En Internet todos somos activistas, todos somos enciclopedias,
todos somos vecinos y todos tenemos algo que aportar porque seguro que encuentra a otro “alguien” que le
interesa.
Este es el primer paso para desmontar los cimientos de la manera de
hacer política en la actualidad, algo que se intensifica todavía más si
hablamos de regímenes autoritarios. Internet está demostrando que los
ciudadanos ya no somos sujetos pasivos que escuchamos, aplaudimos y votamos. El
crecimiento de usuarios de la red y la utilización que se está haciendo de la
misma- como en el caso de los países del norte de África- está dejando bien a
las claras que a los
ciudadanos nos importa la política y queremos participar en ella, queremos ser
protagonistas en la construcción de la sociedad en la que vivimos, en nuestra sociedad, y no la que nos venden desde un mitin o un
telediario.
Ahí están las encuestas. Mientras en la mayor parte del mundo los
políticos pierden confianza entre los electores y que crece la abstención en
las urnas, Internet facilita las herramientas para que un puñado de activistas
tenga el respaldo suficiente para derrocar un gobierno con un clic…y sin
intermediarios. No hay más que echar un vistazo a las etiquetas que se crearon
en Twitter durante el pasado 25 de enero, día en que comenzaron las protestas: #Egypt y #Jan25, las dos etiquetas más utilizadas durante días. Ahí
están los grupos que han movilizado buena parte de la opinión pública mundial.
El grupo de Facebook We Are All Khaled Said, que lleva el nombre de un joven que ha participado
en las revueltas, consiguió ser el punto de encuentro de movilizaciones y foco
de información instantánea de lo que sucede en los diferentes puntos de las
protestas por todo Egipto. Ha conseguido ser el centro neurálgico de mucha información de la que
nutre la prensa internacional. Los
ciudadanos somos también potenciales agencias de noticias.
Algo parecido pasó en Colombia hace no mucho tiempo. La red se
popularizó masivamente al convocar una marcha a través de Facebook, denominada “Un millón de voces contra las
FARC” a la que se sumaron en pocas horas
cuatro millones de colombianos y varios millones a nivel mundial. En pocas
horas, un puñado de gente consiguió colocar un conflicto harto conocido entre
las prioridades políticas del mundo como algo novedoso. Y no olvidemos el
asunto del Sahara.
Más ejemplos. Túnez y la campaña desarrollada por ciberactivistas
locales en julio de 2010. Colgaron en sus blogs una imagen trucada del creador
de Facebook, Mark Zuckerberg, sosteniendo un cartel que decía: "Sayeb
Sala7, ya Aammar" con el fin de desatar un movimiento a favor de la libertad
de expresión. Meses después, cuando el gobierno ya había caído,
manifestantes reclamaron la detención de Ben Alí frente a la embajada de Arabia
Saudita en Túnez. El símbolo que eligieron para poner en sus pancartas fue la cara del fundador de
Facebook.
Este ejemplo nos lleva a conocer un poco más la trascendencia de
Internet en la construcción de la política del conocimiento: toda campaña
que se precie de ser buena debe tener su reflejo en el mundo real y viceversa.
La política y la comunicación de ahora se desarrollan on- line y off- line simultáneamente.
Los políticos deben tener presente ambos escenarios si quieren empezar a soñar
con el éxito.
Otro dato que debemos apreciar para comprender mejor la fuerza de
Internet es que cuenta con unas grandes aliadas: las nuevas tecnologías convergentes en multitud de
aparatos electrónicos. Además, tienen la virtud de adaptarse como un guante a
la necesidad número de uno de todos nosotros: el bolsillo. El primer paso fueron los SMS (Short Message
Service) cuyo singular
desarrollo no estaba previsto por los creadores de esta aplicación, introducida
en los móviles como un elemento residual, pero que la necesidad del bolsillo
adolescente favoreció su exponencial crecimiento. Y todo, porque la
diferencia de precios entre telefonía fija y móvil a mediados de los años 90
del siglo pasado era bastante respetable.
Convergencia, facilidad, accesibilidad, libertad y economicidad ¿Alguien
da más por menos? Sigamos sumando ingredientes a este virtual pastel.
En contra de lo que muchos piensan todavía, Internet y las redes
sociales no son solo cosa de jóvenes. La red se amolda a las necesidades
sociales. Ahí radica otro factor del éxito de su crecimiento y evolución. Si bien el grupo de mayor utilización de Facebook en
todo el mundo es el comprendido entre los 18 y los 25 años, es cierto que los
usuarios mayores de 55 son los que más crecen en el uso de Internet en el mundo
occidental. El 14% en Estados Unidos, frente al 2% en Asia, el 3% en el Norte
de África, el 6% en Oriente Medio y el 4% en Sudamérica.
Fuente: Ben Lorica para O´Really Radar con datos de
noviembre de 2010
Mientras que el uso de facebook se está consolidando en el mundo
occidental, en Asia y
África está en pleno crecimiento.
Según se observa en el cuadro adjunto, hace dos años que Norteamérica y Europa
pasaron por el proceso ascendente que vive ahora el resto de continentes. Asia
está en plena carrera alcista, en plena consonancia con su despegue y potencial
económico.
Estos datos cobran mayor relevancia si tenemos en cuenta que Facebook ya ha sobrepasado los 600 millones de
usuarios a finales de 2010, de los que 250 millones eran nuevos usuarios
respecto de 2009; en 2010, ya se habían registrado 25.000 millones de número de tweets en Twitter y 100 millones de personas más se sumaron
al carro esta red de microblogging respecto de 2009.
Fuente: O’ Really reseach.
No podemos olvidarnos de otros dos medios sociales por excelencia:
Youtube y Flickr. El primero registra una media de 2.000 millones de videos al
día, unas 35 horas de película por minuto. En el caso de la red dedicada a
compartir fotografías (Flickr), registró cinco millones de material en
septiembre de 2010, con una media de 3.000 fotos al minuto.
La guinda de este pastel es la principal característica del ser humano,
la que le diferencia del resto de los seres vivos, que ha propiciado el avance
de la humanidad, que le distingue de las máquinas y de la producción en serie,
le individualiza frente al colectivo, y el que por ende, ha facilitado el fracaso
de los regímenes comunistas porque se han cimentado en la destrucción de todo
lo anteriormente descrito: la creatividad.
Al igual que la imaginación es la base de cualquier emprendimiento
económico, cultural, tecnológico, militar, etc., la creatividad es una de las
causantes de que Internet siga creciendo, puesto que pone al servicio del
usuario un universo de posibilidades para protagonizar cualquier situación en
la que haya aplicado el ingenio. Tengamos en cuenta que Internet está siempre
renovándose, y que lo de ayer es ya viejo frente a las posibilidades de hoy
porque siempre hay alguien más ingenioso, más creativo que lo hace posible.
Sirva como ejemplo reciente el vídeo que ha recorrido el mundo durante
las Navidades 2010, The Digital Story of
Nativity (1) en el que se
cuenta la Historia más conocida y antigua del mundo con enorme originalidad.
3. Renovarse o morir
Más allá del discurso apasionado que puedan suscitar los acontecimientos
que se suceden en los países del norte de África, se ha puesto de relieve la
enorme influencia que ejerce Internet en sus múltiples formatos en nuestro
mundo, tal y como lo conocemos hoy.
Lo que se popularizó como un entretenimiento está consiguiendo cambiar
las reglas del juego informativo, social y político, contribuyendo a la
formación, crecimiento y evolución de lo que McLuhan denominó aldea global a finales de los años 60 para definir la interconexión
futura de los seres humanos. Un sueño para muchos hace tiempo, pero real como
la vida misma a todos los efectos del presente.
Tres son las globalizaciones que se suceden gracias al crecimiento de
Internet: primero la económica, después la del conocimiento. Una tercera, la de las personas que repercute
directamente en los flujos migratorios y la idiosincrasia de los mismos,
completamente diferente a la de hace algunas décadas.
Sumemos ya una cuarta etapa: la globalización de la política propia de
la era del conocimiento que nos permite acuñar ya un nuevo perfil de políticas
y políticos (y sus derivaciones en agentes sociales, activistas y demás
actores).
En una sociedad cada vez más informada hasta donde quiere ser informada
y libre para participar activamente en la formación de la sociedad que viene,
demanda estructuras y actitudes nuevas a los que tienen el poder para manejar
el mundo.
Política on y off line, horizontal de ida y vuelta. Un bonito reto para
el éxito.
Clic.
**Ana Ortiz es Licenciada en Ciencias de la Información, Periodismo,
Universidad Complutense de Madrid. Master en Radiodifusión por RNE y períto
grafólogo por la Facultad de Medicina Legal de la Universidad Complutense de
Madrid. Asesora política, experta en relaciones institucionales para
Iberoamérica, en protocolo empresarial y liderazgo. Asesora en campañas
electorales sobre comunicación en Internet y redes sociales. En el Grupo, es
Analista en Inmigración y Seguridad interior y Analista de Medios de Comunicación. Ha participado en debates y entrevistas en Libertad
Digital TV, Telemadrid, Radio Intereconomía, Intereconomía TV, Veo7 y
Periodista Digital en temas y cuestiones de inmigración, y de política en
general.
Notas
Hashtag:
palabras o frases prefijadas con un símbolo de hash (#) con múltiples palabras
concatenadas.
1.- The Digital Sotory of Nativity http://www.youtube.com/watch?v=vZrf0PbAGSk