Los test de estrés han sido un ejercicio de control light que sólo es un paréntesis para el mercado.En EE. UU., los test evidenciaron una necesidad de capital de 55.600 millones; en Europa, 3.500 millones.
Los test
de estrés sobre la banca en Europa han tenido un resultado sorprendente: han
logrado un buen recibimiento en bolsas y en el mercado de deuda y sin embargo
apenas repercusión en el mercado interbancario, el sanctasanctórum de la banca,
donde el Euribor está subiendo. Y más allá, las empresas se preguntan qué salud
es esa de la banca que no se concreta en la financiación de la economía real,
que es en definitiva de lo que se trata.
Antes de
que Europa decidiese practicar los test de estrés, desde EE. UU. llegaron
recomendaciones para el caso y, por ejemplo, desde la revista Fortune se
recomendaba a las autoridades de la UE y al BCE que no se tomaran muy en serio
la cosa y que hicieran como allí, es decir, un ejercicio light que sirviera
para transmitir un mensaje positivo sobre las perspectivas del sector
financiero.
Dicho y
hecho, los test se han practicado aceptando perspectivas de beneficios sobre
una base de crecimiento bastante ilusorio, con una valoración sobre las
tenencias en deuda soberana partiendo de la idea de que ningún país puede hacer
suspensión de pagos - ni siquiera Grecia-y aceptando como elementos de capital
incluso las ayudas públicas recibidas por parte de la Administración.
El
objetivo era claro, al igual que en EE. UU: capitalizar lo imprescindible y
transmitir confianza sobre un sector bancario que internamente desconfía de sí
mismo. Una suavización de las normas contables - como se practicó a la banca
americana y aquí con las reglas de Basilea-ayudaría a un proceso que, según el Financial
Times,ha estado dominado por "el cinismo".
Ciertamente,
hay puntos comunes pero también diferencias llamativas entre los resultados a
uno y otro lado del Atlántico. Allí, en los test de estrés, que se hicieron en
el 2009 cuando la Administración tenía margen presupuestario, se desveló que
diez bancos sobre 19 necesitaban captar 55.600 millones de euros para
enderezarse. Acá, con unos gobiernos europeos con graves problemas en sus
cuentas públicas, las seis entidades suspendidas de las 91 examinadas tan sólo
necesitan 3.500 millones de euros, según el dictamen. En el caso español, con
2.000 millones de euros - el 2% del PIB-la cosa, se piensa, está arreglada.
Una
cifra que expertos estiman llamativamente baja toda vez que la anterior crisis
bancaria, la de los 80, costó el 10% del PIB.
Los
buenos resultados y el bajo coste de la operación han llevado a los mercados a
una cierta complacencia mientras Jean-Claude Trichet se felicita de los
resultados del ejercicio, al igual que los gobiernos nacionales, principalmente
España, que ha quedado como ejemplo de transparencia.
En el
caso del BCE se entiende la satisfacción mostrada a la vista de los relativos
fracasos cosechados en sus anteriores iniciativas para estabilizar los
mercados.
Desde su
sede en Frankfurt, la autoridad monetaria hizo dos movimientos para calmar los
nervios en los mercados en mayo: por un lado, ofrecer liquidez ilimitada a un
tipo fijo y comprar deuda para garantizar la liquidez de los bancos y, por
otro, apoyar la iniciativa del Ecofin de crear un plan de rescate de 750.000
millones de euros, cuya financiación no se definió con claridad.
Los
últimos datos de junio revelaron que, si bien esta estrategia había evitado lo
peor, ofrecía un sesgo peligroso: el 40% sus préstamos iban a parar a los
países periféricos. No se podía prolongar esa situación indefinidamente por el
peligro de las protestas que podía generar.
Para el
BCE, la necesidad de un pacto con los países afectados se hizo evidente. Una
solución pasaba por practicar un test muy suave que permitiera al conjunto de
la banca pasarlo con facilidad, lo que permitía reducir el grado de implicación
en la financiación de los bancos. Así, cinco días después de la presentación de
los resultados de los test, el BCE pudo anunciar un endurecimiento de su línea
crediticia, practicando mayores descuentos sobre el valor de los títulos
entregados por los bancos como garantía - colaterales-de los préstamos.
Con todo
ello, la cuestión es que los test sólo han dado lugar a una tranquilidad relativa,
los spreads de la deuda han bajado, pero el mercado interbancario, que es el
sistema circulatorio de la banca, sigue sin relajarse.
Observen
la razón de esta situación con este ejemplo, que es un análisis de UBS de la
banca española tras aprobar los test de estrés: "La cantidad total de
capital que debe ser aumentado es menos de 2.000 millones de euros (el 0,1% de
los activos del sistema crediticio), muy por debajo de las expectativas de
mercado... nosotros no vemos que los test de estrés hayan cambiado las
preocupaciones sobre los bancos españoles". No sólo es el caso español el
que se ve así, es general. El mercado lo ve como un arreglo.
Luego
está lo más importante, la financiación de la economía. Durante todo este
tiempo, con una tasa de desempleo inferior al 20%, la banca española ha cortado
el grifo a muchas empresas. Sin embargo, en los test de estrés ha superado un
escenario en que el paro sube al 25%. Bien, pero cabe preguntar: en ese caso,
¿adónde llegaría la no financiación de la economía española? Y si no hay
financiación, no hay crecimiento, ni beneficios bancarios para pagar la deuda
pendiente y dar dinero a las empresas. Eso pinta un escenario muy a la
japonesa. En EE. UU., a los bancos que no dan dinero les llaman zombis: se
aguantan en pie pero no tocan tierra.
El
Euribor en el punto más alto del año
Los
resultados de los test de estréshan tenido un reflejo muy limitado en los
mercados monetarios, tal como muestra la evolución de los tipos de interésen
sus distintos plazos.
A un día,
en el eonia, ha habido una mejora evidente ya que el tipo ha bajado desde
0,528% el 21 de julio (víspera de que se hicieran públicoslos resultados) a
0,453% el 29 de julio.
Ahora
bien, el Euribor a un mes ha pasado del 0,628% (21 julio) hasta el 0,643%. Y en
el Euribor a un año (sobre el que calculan las hipotecas) es peor ya que ha
pasado de 1,398% al 1,419%, el nivel más alto del año.
Esta
evolución se debe, segúnlos expertos, a que, por un lado, el BCE está retirando
papel y reduciendo las facilidades de créditoa los bancos y, por otro, a que al
irse hacia un escenario de menor necesidad de capital, los tipos suben. Los
bancos van a tener que pagar más caro el dinero que pidan.
En el
mercado de deuda, ha habido algunas emisiones, como la del BBVA de 400
millones, y la similar de Bankinter, pero en general no se ha producido una
afluencia masiva al mercado en busca de recursos.