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07/06/2013 | ''Hemos roto el tabú. Ya podemos hablar de la política de drogas''

Pablo Ximenez de Sandoval

El ministro guatemalteco celebra el logro de una nueva estrategia continental contra el problema.

 

El ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala recibe a EL PAÍS con visibles signos de cansancio después de dos días de actividad frenética como anfitrión de la 43ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Antigua, la capital turística de su país. En el momento de producirse la entrevista, el miércoles por la tarde, Carrera consideraba cerrado ya el principal consenso que va a salir de esta reunión, que todo el continente acepte, al menos, sentarse a revisar qué es lo que no funciona en la estrategia contra las drogas. El documento final recogerá, por primera vez, la necesidad de abrir un debate continental que revise las políticas de drogas “desde un punto de vista científico, no ideológico”.

“Lo importante es que hemos roto el tabú del debate sobre la política de drogas. Hoy los Gobiernos ya podemos hablar de fracasos, de triunfos, de evaluación, de evidencias científicas, investigación sobre el tema”. Carrera se esfuerza en transmitir el carácter histórico de esta cuestión. “Antes, todos los años nos repetíamos que todo estaba bien, que estábamos haciendo las cosas bien, y las drogas seguían creciendo, el comercio se expande, el negocio es enorme y la muerte por el trafico de drogas se acumulan en el mundo, pero había que decir que todo estaba bien. Hemos salido de esa situación de prohibición extraña del debate sobre las drogas. Todos los días debatimos la política de salud, la política de educación, la política municipal, monetaria, y no debatíamos la política de drogas”.

La propuesta de Guatemala, aunque en un principio fue confundida con la despenalización, se basaba en que “la política de drogas no está funcionando”. “Hay que discutirlo sobre una base científica, no ideológica, de consensos internacionales y no respuestas unilaterales, sobre la base de ver las drogas como un problema de salud y económico, no sobre la base de seguridad y justicia”.

Guatemala lleva más de un año tratando de involucrar a todo el continente en la discusión. En este tiempo, se ha logrado sentar a la mesa también a Estados Unidos, a pesar de la sensibilidad política del tema. “Estados Unidos partió de una posición relativamente pragmática el año pasado. Hay que entender también el proceso histórico. Han ido creando algunos espacios dentro de Estados Unidos para reflexionar sobre formas distintas para responder al problema de las drogas. No son pocos los grupos norteamericanos que abogan por una política diferente y no son pocos los oficiales del Gobierno que individualmente piensan que hay que hacer cambios. Al crearse este espacio de debate a nivel continental, estas fuerzas internas de Estados Unidos han ganado fuerza y espacio”.

Carrera destaca especialmente en ese proceso las votaciones el año pasado en los Estados de Washington y Colorado para despenalizar el uso recreativo de la marihuana. “Como decía alguien en esta Asamblea, una persona que necesita media libra de marihuana va en Los Ángeles a un médico, consigue una receta y la compra. Un muchacho en América Latina de 16 años al que agarramos con media libra de marihuana lo metemos 20 años en la cárcel. No puede ser que tengamos dos reglas. Estados Unidos ha ido procesando poco a poco un clima de mayor tolerancia y de mayor madurez”.

Carrera rechaza que el consenso logrado en Antigua, en términos genéricos, casi de declaración de intenciones, esté lejos de lo que pretendía Guatemala con este debate. “Nuestras mayores ambiciones eran que algún día dentro de 20 años íbamos a sacar una declaración como esta. Todo lo contrario. Estamos increíblemente optimistas. Hace un año no esperábamos nada similar en al menos tres o cuatro años. El movimiento internacional es muy largo. A nivel municipal las cosas cambian en semanas, a nivel nacional en meses, pero los tiempos internacionales son otros”.

El objetivo final de este muy incipiente debate es que llegue rodado a la conferencia internacional sobre drogas convocada por la ONU para 2016. “Debe culminar en una estrategia hemisférica occidental, y por supuesto producir información para que estos países en la conferencia de la ONU tengan un efecto”.

El optimismo de Carrera no ve muchos espacios para el fracaso de este proceso en los próximos años. “Hay muchas maneras. Siempre hay espacios para bloquear procesos. Pero no veo quién va a ser el país. En la medida en que nos movamos dentro del respeto a las posiciones diversas y entendamos que, si bien hoy hay un consenso de que queremos cambiar cosas, todavía no estamos seguros de qué queremos cambiar o a qué ritmo queremos cambiar”.

El Pais (Es) (España)

 


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