1. Después de las reñidas elecciones presidenciales mexicanas del 2 de julio pp., cuyo vencedor aún no ha sido proclamado oficialmente por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el candidato populista Andrés Manuel López Obrador está intentando ganar por las malas lo que no ha podido, hasta el momento, ganar por las buenas, mediante un chantaje político sobre las autoridades electorales de ese país.

El 6 de julio pp., el Instituto Federal Electoral (IFE), anunció que el candidato oficialista Felipe Calderón había obtenido 243.394 votos más que López Obrador, lo que significa una ventaja de 0,58%. El candidato populista presentó entonces ante el TEPJF numerosas denuncias de "fraude" y un pedido de recuento total de los votos.

2. A López Obrador lo asistía y lo asiste todo el derecho de apelar de acuerdo con lo dispuesto por las leyes electorales, tal como lo hizo. No obstante, no contento con ello, el candidato populista enardeció a sus seguidores, lanzándolos en una maniobra de "resistencia civil" que invadió e instaló "campamentos" en las principales avenidas de la Ciudad de México, la capital del país, provocando enormes trastornos e intentando de esa manera doblegar al Tribunal Electoral.

Sin embargo, el chantaje del candidato de izquierda parece estar transformándose en un "boomerang", porque tanto en el plano interno mexicano, cuanto en el plano internacional, se van confirmando las sospechas que muchos habían manifestado sobre las tendencias autoritarias, de inspiración "chavista", de dicha personalidad política, que intentaban esconderse detrás de una apariencia de simpatía y jovialidad.

3. El TEPJF, en sesión pública realizada el 5 de agosto pp., no cedió ante la presión de las huestes de izquierda, decidiendo que no procedía el recuento total de votos solicitado, y determinando el recuento parcial en un 9% de las mesas electorales cuyos resultados podían suscitar dudas. El 6 de septiembre es el plazo máximo que el alto tribunal tiene para decidir, de manera inapelable, sobre la validez de la elección y designar al nuevo presidente electo.

Inmediatamente después de haber sido anunciado el fallo del TEPJF, López Obrador, continuando con su política del "todo o nada", azuzó a sus partidarios a redoblar la "resistencia civil", lo que está creando una tensión que podría llevar a México a un peligroso enfrentamiento interno. De cualquier manera, como el efecto que ya se hace sentir es un aumento del desprestigio nacional e internacional de López Obrador, quien está inclusive comprometiendo su futuro político.

4. La desesperación de los populistas mexicanos y latinoamericanos por el hecho de que México se les esté escapando de las manos se explica, aún cuando, obviamente, no se justifique, entre otras razones por el hecho de que sucesivos triunfos electorales izquierdistas en América Latina fueron alimentando una especie de "mito" publicitario sobre la irreversibilidad de su avance en todo el continente.

Sin embargo, el traspié del candidato "chavista" Ollanta Humala, en Perú, fue una primera señal de alerta de que estaba produciéndose un distanciamiento entre el "mito" y la realidad. Ahora, un traspié del candidato de las izquierdas en México podrá desmentir más categóricamente aún ese mito publicitario sobre la irreversibilidad del avance populista. A dichos tropezones se les suman los serios casos de corrupción que están afectando a los gobiernos de Lula, en Brasil, y de Chávez, en Venezuela; y, sin lugar a dudas, también la incertidumbre sobre la supervivencia del régimen comunista cubano.