En el año 2003, Alemania creó la figura de los «mini jobs» y redujo sus tasas de paro drásticamente.
En 2003,
Gerhard Schroeder, por entonces Canciller, encontró la fórmula mágica para
terminar con el mal del paro alemán. Si el problema era que había muchos
alemanes para pocos puestos de trabajo, la solución estaba muy clara: había que
trocear esos empleos y repartirlos.
Los
«mini jobs» eran trabajos a tiempo parcial por los que se percibían salarios
bajos, 400 euros como máximo. El empleado no pagaría impuestos y abonaría las
cotizaciones sociales de forma voluntaria.
La idea
provocó una lluvia de críticas. Algunos lo calificaron como «el mayor cambio en
el sistema de bienestar social desde la Segunda Guerra Mundial». La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) llegó más lejos, considerando la
política alemana de competitividad salarial, como la «causa estructural» de la
crisis en la zona euro.
Pero lo
cierto es que la medida obtuvo resultados. Y la prensa empezó a hacerse eco del
«milagro alemán». A partir de 2005, el desempleo comenzó a caer, acercándose a
niveles previos a la reunificación. Hoy, la tasa de desempleo alemana es una de
las más bajas de toda Europa.
Según un
informe que recoge «France Press», las reformas de Schroeder tuvieron como
efecto «reducir los ingresos más bajos, especialmente en los servicios, donde
aparecieron nuevos empleos de baja remuneración». Pero, al mismo tiempo, «se
hizo poco para mejorar la competitividad a través de una progresión de la
productividad».
Pero el
resultado es que uno de cada cinco empleos en Alemania es hoy un «mini job». Para
casi siete millones de trabajadores alemaneseste es su principal empleo y su
única fuente de ingresos. Mientras en España, la última Encuesta de Población
Activa (EPA), marcó un nuevo récord en la tasa de desempleo, con un 24,6% en el
segundo trimestre del año.
El BCE
ha propuesto a España la implantación de esta categoría laboral en muchas
ocasiones, pero el Gobierno se niega.
La
ministra de Empleo, Fátima Báñez, confesó en el programa «El Contrapunto» de
ABC Punto Radio, con Isabel San Sebastián, que «no está pensando en la
posibilidad» de implantar los llamados «mini jobs» porque entiende que «en este
momento no encajan con la realidad del mercado laboral español». Según dijo, el
Gobierno «prefiere apostar por otras figuras», como el contrato a tiempo
parcial, el teletrabajo o la formación dual (que una persona reciba formación
al mismo tiempo que trabaja).
En
respuesta, el comisario de Competencia de la Comisión Europea, Joaquín
Almunia,lanzaba una pregunta al aire: «¿Qué es mejor, tener un trabajo mediocre
o no tenerlo?». La misma pregunta podría lanzarse a los españoles en paro: ¿Qué
es mejor?
Las
personas bajo este régimen laboral tienen derecho a vacaciones pagadas, bajas
por maternidad y enfermedad y a los plazos de despido. Sin embargo, la pensión
que quedaría para un trabajador dentro de esta categoría, en el caso de cobrar
el máximo de 400, ascendería a menos de tres euros por año trabajado.
Millones
de mujeres alemanas (las más afectadas por la precariedad), están condenadas a
la pobreza cuando alcancen la edad de jubilación, según publicó el rotativo
«Süddeutsche Zeitung». Ahora en su país cuentan con un saludable 6,7% de paro;
el milagro alemán. Pero dentro de 45 años, cuando se jubilen,solo tendrán
derecho a una pensión básica de 140 euros. Al fin y al cabo, empleos a trozos,
por los que se reciben derechos a pedazos.