Sin embargo, las autoridades estadounidenses, como consecuencia del 11-S, han reforzado considerablemente la vigilancia a lo largo del paralelo 49, la línea demarcatoria con Canadá. Si frente a México la muralla es aparatosa, ante Canadá la protección es más discreta, virtual, basada en la alta tecnología y redes de información locales. A norteamericanos y canadienses se les exigirá pronto pasaporte para pasar la frontera terrestre, una incomodidad a la que no estaban acostumbrados.

"Nuestra prioridad ha cambiado desde el 11-S; ahora se trata de evitar la entrada en el país de terroristas y de armas terroristas", explica Robert Kohlman, supervisor de la Border Patrol - patrulla fronteriza- en Blaine, al norte de Seattle y a un paso de Vancouver. Kohlman habla en una zona ajardinada, el parque de la Paz, donde se levanta un arco con la inscripción "Hijos de una madre común". Todos aquí hablan con afecto de los canadienses. Pero la frontera es la frontera.

Decenas de camiones de gran tonelaje hacen cola para pasar los controles, que incluyen sensores de radiación y, en algunos casos, un escaneado completo de rayos X para detectar formas sospechosas en los contenedores. La peor pesadilla es que uno de ellos contenga una bomba sucia o un artilugio nuclear destinado a provocar una hecatombe.

En algunos segmentos, la frontera es una simple carretera o los patios traseros de las casas. Pero el ojo vigilante está allí. Desde siempre se ha luchado contra el contrabando, el tráfico de drogas y de armas. Ahora el combate antiterrorista está en primer plano. En la sede de la Border Patrol, dos funcionarios se turnan frente a un panel con 40 monitores de televisión que, día y noche, registran todos los movimientos captados por cámaras en puntos estratégicos.

También están instalados sensores sísmicos, magnéticos y otros dispositivos. Donde no llega la tecnología llega la simple observación humana. La Border Patrol tiene buenos informantes entre los vecinos, que avisan de cualquier hecho infrecuente. También colaboran las policías locales y los guardias forestales. La inmigración ilegal aún no es un problema grave, pero podría serlo si se fortifica al extremo el frente sur. Los mexicanos con recursos podrían volar a Canadá y desde allí entrar clandestinamente en Estados Unidos.

De vez en cuando se detiene a extranjeros sin papeles - coreanos, chinos- que pretenden cruzar la frontera. En la mayoría de los casos se trata de personas que utilizan Canadá como país de paso, con pretextos falsos. "Aquí no es tan fácil encontrar a ilegales escondidos en un tráiler, pero sí vigilamos que no se presenten documentos falsificados", indica el guardia Christopher DeMello. Trabajó en la frontera sur y conoce las diferencias.

"El reto en el sur es el volumen (de inmigrantes ilegales) - añade DeMello-. Aquí el reto es descubrir quiénes lo son o quiénes vienen con intenciones hostiles. La frontera norte puede ser engañosa. Aquí es más arduo encontrar a malhechores". La Border Patrol no puede descuidarse. Hace dos años, por primera vez, se descubrió en esta zona un túnel a la mexicana,construido por narcotraficantes de Vancouver que llegaron a comprar la casa en el lado estadounidense donde desembocaba la perforación.

"Es una ironía que cuando estoy en Europa pueda cruzar la frontera sin darme cuenta entre Francia y Alemania, que estaban en guerra hace 60 o 70 años, y que cuando voy a Canadá, con el que hemos estado en paz desde hace más de un siglo, suponga tal engorro", se queja Sam Kaplan, vicepresidente de la Alianza para el Desarrollo Comercial del gran Seattle.

"Ciertamente tiene consecuencias económicas negativas, sobre todo para el turismo - añade Kaplan-. Es lógico que pongamos énfasis en la seguridad, debido a los atentados que ha habido, pero no creo que la respuesta sea convertirnos en una fortaleza. EE. UU. se basó en dar la bienvenida al mundo. Somos una nación de inmigrantes. Comerciamos con todo el planeta. Enviamos un mensaje equivocado cuando alguien llega a nuestro país, sea por turismo, negocios o inmigración, y ve esa mentalidad de fortaleza. Debemos corregirlo o dañará más nuestra reputación".