¿Por qué hay partidos en la cambiante historia de Bolivia, que han perdurado muchos años, aunque con altibajos vertiginosos y, en cambio, el MAS, apenas salido de la adolescencia, ya da señales de disolución?
Cuenta a su favor con un jefe carismático mundialmente reconocido por ser un indígena llegado a Presidente en elecciones libres. El partido dice estar apoyado por intelectuales (¡con qué facilidad se otorga este honroso título!) de quienes podría esperarse el respaldo de una doctrina clara y de un programa coherente con el curso de la historia. Y, por encima de todo, el MAS ganó unas elecciones por una mayoría que ya la quieren para sí muchos pretendientes. ¿A qué viene entonces el principio de descomposición que se percibe en este joven partido?
Sin pretender agotar un tema, yo subrayaría el aforismo esculpido por Lord Acton (si no me equivoco), de que “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Si esto es así, como la historia lo demuestra, en la medida en que el MAS tenga mayores parecidos al autoritarismo, por no decir absolutismo, en ese mismo grado tenderá a descomponerse, o si usted quiere, a corromperse.
Citaré unos pocos hechos recientes para no escribir en el agua. Los avales pagados para el reparto de cargos públicos entre correligionarios y parientes no honran a un partido que tanto criticó el favoritismo. Aunque prefiero creer la versión oficial de que los autores serán debidamente sancionados. Lo malo es que se van sucediendo casos más graves como el tratamiento irregular de los contratos petroleros. Me pregunto si hubo “engaño” (sic), como declaró ante el Senado el ex presidente de YPFB, Carlos Ortiz, o mero descuido. Aunque fuera descuido, no es admisible ni el hecho puede quedar impune, porque se ha puesto en duda la validez de algunos contratos, lo que daña, una vez más, la credibilidad de este Gobierno y de su partido (de la que andan más bien escasos), aparte de los daños económicos que puedan deducirse. El amiguismo, la camaradería partidista no eximen de la culpabilidad que se atribuye al “mero descuido”. El escándalo siguió su curso hasta que el Presidente decidió destituir al hasta el pasado viernes, al presidente de YPFB. En cualquier caso, ha sido un nuevo baldón para el partido.
El otro caso es un vodevil. Me refiero al “curso de capacitación” en cuestiones petroleras, de unos empleados eventuales de la manoseada estatal YPFB. Paso por alto las visitas nocturnas de estos señores a Tropicana y el bronceado en las playas de Varadero. “Peccata minuta” si se comparan con el hecho de enviarlos a un país sin experiencia petrolera. Tan chocante es este “viaje de estudios” que un amigo de ingenio agudo se preguntaba si no hubo una confusión: que en vez de haberlos mandado a Cuba, cuya única experiencia en hidrocarburos es recibir petróleo venezolano a precio casi de regalo no se los podía haber enviado a Kuwait país que sí cuenta con buenos conocimientos petroleros.
Y como final de esta cantinela, siguen los bloqueos de caminos que el MAS, experto en la materia, no ha desterrado, y que tienen hastiada a la gente por tanta inseguridad, frivolidad e ingobernabilidad. Por este camino, el MAS se está cavando su propia tumba.