Cuando la soluciones políticas no provienen de políticas de Estado concretas y bien asentadas y por el contrario emanan de improvisaciones a destiempo y oportunismos electoralistas, los problemas vuelven a presentarse.

Es lo que sucede con el colapso de la salud pública que viene arrastrando un déficit de años y es lo que sucede, entre otras cosas con la situación provocada por la instalación de fábricas de pasta de celulosa en Uruguay. La instalación de éstas no tiene marcha atrás, el problema que en el mensaje dado por Néstor Kirchner al abrir las sesiones del Congreso en Marzo del 2004 parecía “solucionado”, hoy está en el momento más denso.

El Gobierno fracasa, paradójicamente,  en su política no instrumentada. Lo que no se hizo en su debido momento ahora no arroja resultados y la buena voluntad no basta. Tampoco la diatriba en atriles desde el Salón Blanco de Balcarce 50. Es con política exterior como estos conflictos encuentran solución no con enunciados, fomento de cortes de ruta o discursos internos. Hoy por hoy, con Entre Ríos a meses de una nueva elección de gobernador no encuentra la salida ni la forma de frenar la ira social por lo que, en su momento, no se supo negociar. Las próximas elecciones en Entre Ríos aseguran que un tema de política exterior será tratado como un tema de incumbencia nacional y hasta social.

La plantación de árboles, el crédito por 170 millones de dólares que el Banco Mundial otorgó a la planta Botnia  y una garantía por 300 millones aplicable a nuevos préstamos pone al gobierno nacional en una situación embarazosa. Situación que, por otra parte, fomentó el Gobierno al no frenar las primeras oleadas de protesta en el puente que une Gualeguaychu con Fray Bentos.

De allí en más los errores se fueron sucediendo sin solución de continuidad. Ahora, Néstor Kirchner no puede despejar la ruta y tras la derrota de Misiones sabe con mayor certeza que no es este supuesto aval a las manifestaciones sociales como puede lograr adhesiones populares. El populismo entendido como guiño a que cualquiera haga lo que desea es una anatema. Qué un pueblo sea soberano no implica que gobierna o implementa la política exterior levantando la mano en una “asamblea”.

Hoy, el Gobierno no sabe cómo desalojar un puente y el terror a enfrentarse a la gente paraliza cualquier salida.

Un Presidente que dice que defiende los intereses de los argentinos debe hacerlo con la verdad y no ocultando hasta que se sabe por otros medios datos de envergadura como ser el fracaso ante el Tribunal de la Haya por el 99% de los votos y lo mismo en el Banco Mundial dónde de 15 miembros sólo uno (argentino) votó en contra. La eficiencia para defender los intereses de la Nación parece no ser tal y esto no es una deducción de la oposición sino un dato de la realidad.

Para mal de males..., la situación con el campo vuelve a tornarse tensa. El apriete que se hizo al sector frenando en su momento las exportaciones de carne vacuna y aumentando el “kilaje” de faena está limitando la oferta. Violar las leyes básicas del mercado antes o después va a traer consecuencias complejas. Si sumamos a esto la situación de hartazgo en los sindicatos por los vaivenes de las cúpulas y el menosprecio al trabajador los hechos tienden a agravarse. Las presiones por los aumentos salariales irán creciendo considerablemente, máxime teniendo en cuenta el año electoral en ciernes.

Esta puerta que se abre a nuevos reclamos está en todos los sectores productivos y se potencian aún más tras las últimas medidas conflictivas que permiten excepciones al pago de Impuesto a las Ganancias adoptadas para paliar el conflicto con los gremios petroleros. Estas decisiones suponen una vía de apertura de nuevos reclamos en diferentes flancos. En vez de realizar una lógica y necesaria reforma impositiva para lograr un eficaz sistema tributario en la Argentina, terminando con impuestos altamente distorsivos se está paliando crisis sectoriales con permisos que jaquearán no sólo a la recaudación estatal sino al sistema judicial cuando la avalancha de juicios llegue al Estado. Las salidas populistas generan una desigualdad ante la ley espeluznante. Veremos qué sucede cuando los diferentes gremios quieran lograr excepciones similares a las de los petroleros.

Pero es cierto que el largo o mediano plazo no le incumbe al Gobierno aún cuando le explote en las manos. Los nuevos almanaques que reemplazarán a los del 2006 en la Casa Rosada parecen terminar en Octubre del 2007. Perspectivas complicadas no sólo para un Gobierno que quiere ir más allá sino también para el pueblo que siempre queda detrás. Véase que pasaron 100 días y no créditos para inquilinos como se proclamó con bombos y platillos... Todo es anuncio, nada es efectivo.

 Asimismo habría que analizar en qué escenario se encuentra hoy la Argentina sin crédito internacional y sujeta como antes lo estaba del Fondo Monetario Internacional, ahora a Venezuela. Una Venezuela cuyo poder está menguando en la región entera. Más allá de que Hugo Chávez consiga fácilmente una reelección en su país, el poder del caudillo bolivariano en Latinoamérica hace agua.

En lo que respecta a la política interior, la suerte no es más auspiciosa. Néstor Kirchner planea para la provincia de Buenos Aires lanzar una decena de candidatos a probarse para evaluar luego encuestas de opinión. No parece alcanzar las desventajas que tuvieron éstas en Misiones. O el efecto Misiones ya pasó...

El Kirchner del cambio que se hablaba en días anteriores volvió a ser el que era (o nunca dejó de ser) Polemiza en tarimas, responde a la prensa desde ella y no da conferencias de prensa. El gobierno volvió a ser un círculo cerrado de funcionarios trabajando en pro de una reelección más allá de los rumores sobre el orden de las candidaturas.

No hay definiciones ni adentro y afuera de las fronteras. Todo es prueba y error pero no cómo método popperiano sino más bien como cadena inevitable de ensayos que fracasan ni bien empezaron.  Esto sucedió sin ir más lejos con la política de seguridad que por más mega-plan anunciado en su momento por Gustavo Béliz, al frente del Ministerio de Justicia y tras el caso de Axel Blumberg se volvió a foja cero y hoy estamos frente al caso Iannone con un silencio complejo. Si el mismo es abordado por la Inteligencia que no logra descifrar cómo aparecieron, supuestamente, un par de llaves en el jardín de Jorge Julio López... vamos mal.

Una situación similar se vive en lo que respecta a la crisis de la universidad de Buenos Aires. Por no frenar el descontrol inicial generado por una minoría de estudiantes alineados en la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) y desde el Ministerio del Interior dar la espalda a los pedidos de la autoridad, hoy una institución educativa que debería brillar por la excelencia carece de autoridades. Lo que no se arregla desde el comienzo después es muy difícil encausarse.

Y el país desde esta a la deriva desde hace ya algún tiempo. Por algo será que de pronto, el mundo político necesita curas y deportistas para encabezar sus listas... Nadie echó anclas en el lugar apropiado y en su justo momento. Ahora, a qué puerto se llegará es, como el resto de cosas, un dato incierto.

GABRIELA POUSA

(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE)