La noción de que el mundo es muy amplio es una certeza para los hombres más buscados del planeta. Un documento de los servicios secretos franceses que se conoció recientemente dice que el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, murió producto de una fiebre tifoidea, pero la verdad es que, a excepción de sus compinches terroristas, nadie sabe si está muerto, enfermo o dirigiendo desde algún lugar secreto su "guerra santa".

Su situación no es la única. Además del terrorista saudita, por el que el FBI ofrece US$ 25 millones de recompensa, existe una camarilla de sujetos que violaron los derechos humanos de manera sistemática y cuyo paradero se desconoce o es protegido por estados, pese a ser perseguidos a escala internacional, por otros países, ONG y familiares de víctimas.

Los mayores violadores de DD.HH. suelen cobijarse bajo los paraguas de gobiernos, organizaciones ilegales o simpatizantes de sus causas.

Impunidad

"Casi ningún tirano del siglo XX fue juzgado, lo que empezó a cambiar recién en los años noventa, pero aún hay un desequilibrio en el sistema sobre quiénes son llevados a la justicia. Pero al menos hoy se plantea la necesidad de hacerlo", dice desde Nueva York Reed Brody, investigador de Human Rights Watch y abogado que lidera la causa por crímenes contra el ex dictador de Chad, Hissene Habre (1982-1990).

Brody agrega que los mayores abusadores proliferan sobre todo en África, ya que "son países muy débiles y los sistemas democráticos todavía son muy frágiles". Y concluye: "El ciclo de tomar el poder, gobernar y ser derrocado por las armas está en una fase de cambio todavía no consolidado".

FUGITIVOS DE LA JUSTICIA

Ratko Mladic

El general que comandó las fuerzas serbio-bosnias durante gran parte de la ofensiva contra Bosnia entre 1992 y 1995 está acusado por el TPI para la ex Yugoslavia de cometer crímenes, especialmente la masacre de 1995 en Srebrenica. Hoy vive en Serbia bajo acoso de cerca, ya que la Unión Europea pidió como condición para integrar a Serbia la entrega del general, aunque aún tiene protectores en el gobierno.

Radovan Karadzic

El ex Presidente de la República Serbiobosnia está acusado por el TPI para la ex Yugoslavia de crímenes contra la humanidad y genocidio durante la guerra en Bosnia. Se cree que va y viene entre el este de Bosnia y Montenegro, donde tiene familiares, y su rastro parece hacerse cada vez más difuso, pese a que el territorio es pequeño y las casas de sus parientes son allanadas ocasionalmente. Lo buscan efectivos de ONU y OTAN.

Joseph Kony

El TPI lo busca por asesinatos, violaciones y secuestros cometidos por el Ejército de Resistencia del Señor (ERS) en el norte de Uganda, donde puede estar, al igual que en Sudán. Kony ha negociado con Uganda su entrega para que el ERS sea amnistiado, pero el TPI no ha cejado.

Sheik Musa Hilal

Jefe de una de las tribus árabes más grandes de Darfur, en Sudán, organizó las milicias janjaweed que asolan a la población de esa zona desde 2003. La ONU le congeló bienes y le prohibió viajar, y se espera que el Tribunal Penal Internacional (TPI) lo procese. Se cree que están en Jartum, pero es difícil que lo capturen. Cuenta con apoyos en el gobierno sudanés.

Jean Claude Duvalier

El ex dictador de Haití que fue apoyado por EE.UU. vive en Francia, cuya justicia se negó en 1999 a enjuiciarlo por crímenes contra la humanidad ya que sus actos fueron anteriores a 1994, lo que no tiene cobertura legal. Tras heredar la Presidencia de su padre en 1971, "Baby Doc" creó el cuerpo de los Leopardos, que mantuvo una represión brutal hasta que huyó a Francia en 1986.

Mengistu Haile Miriam

El militar etíope que en 1974 derrocó a la monarquía es requerido por genocidio en su país, pero Zimbabwe, donde huyó en 1991 tras dimitir, se niega a entregarlo. Mengistu quiso crear un estado comunista, para lo cual lanzó una campaña del terror, colectivizó la tierra y reubicó a poblaciones enteras.

Felicien Kabuga

Este rico empresario es buscado por el TPI para Ruanda por facilitar el genocidio de 1994 en el país africano al organizar programas de odio en diarios, radio y televisión locales. Hoy está en Kenia, acechado muy de cerca por la ONU y por el gobierno, que quiere congelar sus bienes.