Es cierto que aunque la población de Irán es principalmente iranio-afgana, tiene importantes minorías turcas, armenias, kurdas, baluchíes, mongólicas y árabes.
“Irán es un país artificial, en el que los persas son una minoría. Irán debería ser destruido y reemplazado por los siguientes estados: Persia, Kurdistán, Baluchistán, Azerbaiyán (a fusionarse con el presente Azerbaiyán), Arabistán y Turkmenistán”. En estos términos se expresó un furibundo lector identificado únicamente como “kurdo”, al comentar en el diario israelí Haaretz la nota sobre la última “perla” del presidente iraní.
Efectivamente, en una conferencia de prensa celebrada con gran pompa en Teherán con la participación de corresponsales extranjeros, Mahmud Ahmadineyad insistió ayer clara y terminantemente en la necesidad de hacer desaparecer Israel, ese “régimen impostor” a su modo de pensar, creado por obra y gracia del antisemitismo europeo.
Es cierto que aunque la población de Irán es principalmente iranio-afgana, tiene importantes minorías turcas, armenias, kurdas, baluchíes, mongólicas y árabes. De todas ellas la única que no tiene respaldo nacional, son los kurdos. Siete de los 30 millones de kurdos viven en Irán. Desde luego nosotros, los israelíes no nos metemos en camisa de once varas, y nada tenemos que decir al respecto. Pero sí habría de hablar en forma clara y terminante para que el descarriado gobernante iraní entre en razón de una vez por todas. El hecho que se nos aparece como un mentecato que formula disparates, no le exime de la obligación que tiene, como jefe del ejecutivo de su país, de considerar los hechos tal y cual son.
No vamos a exponer nuestros argumentos en contra de sus descabelladas aseveraciones; no necesitamos hacerlo. Todo el mundo reconoce nuestro derecho a contar con nuestro propio Estado. Y todo el mundo progresista descarta sus declaraciones, aunque como bien lo dijo ayer el Presidente Moshé Katzav en la ceremonia del Día de la Shoá, las naciones no parecen tener plena conciencia de la gravedad de esas amenazas, de un país que está desafiando a todo el orbe en su empeño de obtener armamento nuclear, tal vez para ponerlas en práctica.
Esta es nuestra tierra desde la época bíblica y seguirá siendo la nuestra. Ahora bien, teniendo en cuenta la existencia de una minoría árabe que, en su mayor parte llegó a este país como inmigrantes de tierras circundantes, consideramos que aunque por derecho divino, político y jurídico nos pertenece todo este solar patrio, éste podría ser dividido en dos estados. Esto es, por lo menos, mi opinión personal que, considero, es compartida por una pluralidad de los israelíes. Otros piensan que no se debe ceder ni un palmo a los árabes. Estimo que si bien en teoría tienen razón, en la práctica las circunstancias nos exigen renunciar a parte del patrimonio nacional, si es que tenemos la esperanza algún día de poder vivir en paz con los vecinos que el destino nos ha impuesto.
Sea como fuera, es simbólico el hecho que un personaje que pretende imitar la locura hitleriana, se exprese en forma tan irrazonable precisamente en la víspera de una fecha tan significativa como es el Día del Holocausto. Me atrevería a decir que sus palabras han de ser un toque de alerta para todo el mundo progresista. No olviden, señores, que la vez pasada, cuando nuestros hermanos eran inmolados sin piedad, todas esas naciones ignoraron todas nuestras advertencias, y nada hicieron que evitar ese genocidio. No comentan otra vez semejante error fatal.
El autor es traductor y periodista