Para la nueva administración estadunidense, el tema prioritario será el energético, mientras para los mexicanos será la seguridad.
Para los estadounidenses, el tema sobresaliente en la relación de su próximo gobierno con México será la energía, pero para los mexicanos es y será la seguridad.
En términos reales, la agenda general coincide: energía, seguridad y comercio, pero el énfasis es distinto, de acuerdo con conversaciones en Washington con fuentes de ambas naciones.
Existe además la impresión de que puede haber una importante coincidencia en términos de América Latina, especialmente en lo que se refiere a la situación económica y de seguridad en América Central. En ese sentido, “la visita de (Enrique) Peña Nieto a Guatemala fue muy importante”, aseguró un informante.
Para los estadunidenses, la energía es esencial. Tanto el presidente Barack Obama como el candidato republicano Mitt Romney han subrayado su interés en que Estados Unidos, y en general el Continente Americano, sean autosuficientes.
Obama ha hecho hincapié en el desarrollo de energías renovables. Romney ha afirmado que México y Canadá son “socios clave” para que Estados Unidos alcance la independencia energética.
Pero en parte, la relación sobre energía depende en gran medida también de cuáles sean las reformas que México haga en su sector petrolero, en especial en cuanto a la explotación de “shale gas”.
El comercio es un tema importante, sobre todo para dos vecinos que el año pasado intercambiaron bienes y servicios por 460 mil millones de dólares, que significan 80 por ciento del comercio exterior mexicano y 13 por ciento del estadounidense.
Pero desacuerdos en temas que podrían llevar a limitaciones políticas para las exportaciones mexicanas de tomate y papa a Estados Unidos podrían introducir elementos de conflicto importantes.
La Alianza Transpacífica (TPP) puede ser el foco de la nueva cooperación.
La seguridad es el gran tema para los mexicanos y los estadounidenses afirman que mantendrán la colaboración en la “guerra contra las drogas”, aunque esperan que el gobierno de Enrique Peña Nieto haga ajustes y cambios en las tácticas.
La Iniciativa Mérida, que canaliza recursos estadounidenses para equipo y entrenamiento de fuerzas mexicanas, tiene lo que una fuente definió como “vida propia” y hay una rara coincidencia legislativa en llevarla adelante al menos dos o tres años más, a un costo aproximado de 250 millones de dólares anuales.