La economía adolecía de un proceso inflacionario anual promedio del 30 por ciento ya a principios de esa década y que se convirtió en el 150 por ciento para fines de 1953. El sector externo se desmoronó en 1953 por la caída del precio del estaño y el comportamiento del PIB de ese año fue el peor que se tiene registrado históricamente.

Según Herbert Klein, una de las primeras medidas que tomó el gobierno revolucionario fue el incremento retroactivo de salarios en un 50 por ciento. Se podría justificar esta medida en el hecho de que el país vivía un proceso de inflación que exigía un reajuste salarial, pero significó un fuerte impulso del gasto público, incremento del déficit fiscal y su consiguiente financia- miento inflacionario por parte del Banco Central de Bolivia.

En los siguientes años, la primera administración de Paz Estenssoro se abocó a tratar de superar estos desequilibrios, sin lograrlo, y que se expresaron en una gran alza de precios anual de más del 100% en 1954 y 1955 para cerrar el año 1956 con casi el 180 por ciento.

Es en este escenario que nuevamente el año 1956 se presenta una misión del FMI a pedido del gobierno de Bolivia, encabezado por George Jackson Eder, quien diseña lo que se ha venido en conocer como el Programa Eder —el “21060” de ese tiempo— con el propósito de restablecer los equilibrios macroeconómicos en un contexto que siente las bases para el desarrollo de una economía de mercado.

La implementación de este primer paquete estabilizador, que tuvo el apoyo financiero internacional, enfrentó serias dificultades en su implementación, al extremo de que un tercio del presupuesto público de 1958 se financiaba con la ayuda americana. Como toda política ortodoxa, la primera medida que se decidió fue el control de los excesivos créditos que otorgaba el Banco Central de Bolivia al sector público, canal por el cual se creaba demasiado dinero para las necesidades de un buen funcionamiento de la economía, los mismos que se habían enervado con la radicalización del proceso estatista emergente de la revolución de 1952.

Para colmo el sector externo, luego de una parcial recuperación, nuevamente sufrió un fuerte shock el año 1958, sin embargo, ese año se logró recuperar la estabilidad de precios.

Pero es a partir del año 1960 que la economía recién ingresa a un verdadero periodo de estabilidad económica que dura hasta el año 1972, tiempo en el cual la inflación anual estuvo en el orden del 6 por ciento y el producto interno bruto creció a una tasa promedia del 5,6 por ciento, sólo superado por lo acaecido en los años siguientes, hasta 1978, en que la economía en promedio alcanzó la tasa de crecimiento más alta que se tenga memoria y con un 6 por ciento anual, pero con un costo dado por el resurgimiento de la inflación en 1973 y 1974 y, además, de un fuerte endeudamiento externo que es lo que permitió estabilizar los precios internos en los años siguientes.

*Armando Méndez  es economista.