La prima marca nuevos máximos.
Algunos medios creen que la ayuda a la banca sólo permite ganar tiempo. Otros expertos ven posible un rescate total de España si la prima no baja. El Gobierno remarcó ante sus socios que el país es demasiado grande.
El
ministro de Economía, Luis de Guindos, afirmó este jueves que la situación era
de "máxima tensión y volatilidad" y que los niveles que ha alcanzado
la deuda española no son sostenibles. Sus palabras llegaban tras reunirse con
el presidente del Gobierno y la vicepresidenta en un gabinete de crisis a raíz
de la subida imparable de los intereses de los bonos del país y la prima de
riesgo.
El bono
español ha llegado a alcanzar esta semana el 7%, el nivel al que otros países
fueron rescatados, pese al plan europeo aprobado el pasado fin de semana para
la banca. Mientras, varios medios extranjeros, como el 'New York Times' o
'Time' hablan ya de la necesidad de un segundo rescate, esta vez 'soberano', es
decir, del Estado español y no de la banca.
¿En qué
consiste la ayuda a la banca?
La ayuda
de 100.000 millones de euros aprobada el pasado fin de semana se destinará a
los bancos españoles para cubrir las pérdidas derivadas de su exposición al
'ladrillo' y que el Estado español no iba a poder cubrir por sí solo debido a
que los mercados le exigen intereses muy altos para financiarse.
La
cantidad parece más que suficiente -se habla de un tope de unos 70.000
millones- pero aún faltan por saber muchos detalles -el tipo de interés que
habrá que pagar y el plazo de devolución por ejemplo-, algo que los expertos
consideran que está penalizando a la prima de riesgo española.
Aunque
la ayuda será para los bancos, no se inyectará directamente en ellos sino que
pasará antes por el Frob, una entidad pública creada en 2009 para ayudar a las
entidades con problemas. Esto significa que los 100.000 millones computarán
como deuda pública -que subirá 10 puntos- y que los intereses a pagar
aumentarán el déficit del Estado, por lo que sí tendrá un coste para los
contribuyentes, junto a la incertidumbre del resultado electoral en Grecia.
Pese a
que el Gobierno afirmó que la Unión Europea no pedirá contraprestaciones al
Estado a cambio de la ayuda, sino sólo a la banca -como cierre de oficinas o el
recorte de empleados-, es lógico pensar que el aumento de la deuda pública y
del déficit del Estado exigirá más recortes para cumplir lo pactado con
Bruselas. De hecho, esta misma semana, el Fondo Monetario Internacional pidió
que España suba ya el IVA y baje el sueldo a los funcionarios.
¿Puede
haber un segundo rescate?
En esta
situación, medios internacionales como 'The Economist' consideran que el
rescate bancario lo único que consigue es ganar tiempo y que un segundo plan de
ayuda será prácticamente inevitable.
Ese
segundo plan de ayuda sería esta vez para el Reino de España, tal y como ha
sucedido en otros países, como Grecia y Portugal, ante la incapacidad que
tendría el Estado para financiarse a precios sostenibles en los mercados para
poder hacer frente a sus pagos. De este modo, con la ayuda se recibiría dinero
exterior aportado por otros miembros del euro a intereses más bajos.
Sin
embargo, muchos consideran que un hipotético rescate 'soberano' para España
significaría el fin del euro debido a su enorme peso en la unión monetaria -es
la cuarta mayor economía- y la reacción en cadena que tendría para otros
países, como Italia.
De
hecho, esa habría sido la baza esgrimida por el Gobierno español en la
negociación de la ayuda bancaria del pasado fin de semana para evitar el
rescate total. "Si ustedes quieren forzar el rescate de España, vayan
preparando 500.000 millones de euros y otros 700.000 para Italia, que tendrá
que ser rescatada después que nosotros", afirmó el ministro de Economía,
Luis de Guindos, según publicó EL MUNDO el pasado lunes.
Algunos
expertos creen que la subida de la rentabilidad de la deuda a 10 años en los
últimos días "nos acerca a una situación más propensa a la intervención
más directa", en palabras de Mariña Martínez, de Saxo Bank.
"Si
el Banco Central Europeo no interviene, anunciando la compra inmediata, masiva
e ilimitada de bonos españoles, y a ser posible también italianos, el rescate
total a España pasará de ser muy probable a ser una realidad", alerta el
consejero delegado de Profim, Víctor Alvargonzález.
Sin
embargo, otros explican que hay factores que nos diferencian de otros países
rescatados. "El perfil de la deuda española no tiene nada que ver con el
perfil de la deuda griega, ni portuguesa, ni irlandesa. Cuando esos países
fueron rescatados, su porcentaje de deuda sobre el PIB superaba prácticamente
el 100%. Aquí, en estos momentos estamos en el 79%", afirma Daniel
Pingarrón, de IG Markets.
Los
expertos apuntan también como un dato positivo el que los intereses medios de
la deuda española aún se mantengan en el entorno del 4%, con lo que España está
bien posicionada para afrontar las actuales turbulencias en los mercados.
Además, el Tesoro aprovechó los primeros meses del año, en los que la presión
fue menor, para colocar más deuda de la prevista y puso en el mercado hasta
abril más de la mitad de lo previsto para todo el año.
¿Qué
exigiría la UE con un segundo rescate?
Las
medidas que tendrá que realizar el Gobierno si se produce un segundo rescate
serían similares a las que han tenido que afrontar los otros países rescatados.
España ya se encuentra inmersa en un proceso de ajustes y recortes, con lo que
hay altas probabilidades de que algunas medidas se lleven a cabo con o sin
rescate soberano y más aun después de aprobarse la ayuda a la banca.
En
cualquier caso, estarían en línea con las sugerencias que ha realizado la
Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Entre ellas estarían
adelantar la subida del IVA -ya anunciada por el Gobierno, por otro lado- y de
los impuestos especiales, la eliminación de la deducción por vivienda habitual
-que el Gobierno del PP recuperó- y el adelanto del retraso en la edad de jubilación.
Asimismo,
se produciría un adelgazamiento del tamaño de las administraciones públicas,
con una reducción de funcionarios y personal laboral y una rebaja de sus
salarios.
En el
ámbito laboral, se podría exigir la rebaja de las prestaciones por desempleo,
reducir más el coste del despido e intentar avanzar hacia un menor número de
contratos para reducir las diferencias entre temporales e indefinidos.