Las fuerzas sirias intentaron este sábado dispersar con gases lacrimógenos a los participantes de un funeral en Damasco que se convirtió en un acto masivo contra el régimen, en una jornada marcada por una explosión en Alepo (norte) y bombardeos que causaron otros 15 muertos.
La
violencia, que el viernes causó 29 muertos más, prosigue a dos días de unas
elecciones legislativas que la oposición tacha de "mascarada", por la
violación continua del alto el fuego instaurado el 12 de abril según el plan
del emisario Kofi Annan.
"No
cederemos", gritaban este sábado miles de participantes en los funerales
de nueve manifestantes muertos el viernes en Damasco por disparos de las
fuerzas de seguridad, según podía verse en videos de activistas.
Las
fuerzas del régimen intentaron dispersar a la muchedumbre reunida en el barrio
de Kfar Susé con gases lacrimógenos, pero la gente se quedó, según el opositor
Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El
Consejo Nacional Sirio (CNS), principal fuerza de oposición, pidió a los
observadores de la ONU desplegados en el país desde el 16 de abril que
acudieran a los dos barrios en que se celebraron los funerales.
"Las
ceremonias mostrarán al régimen que Damasco no es una ciudad neutra, como
quiere hacer creer", dijeron portavoces del CNS.
También
este sábado, en la periferia de Alepo, la segunda ciudad del país, cinco
civiles murieron al estallar una bomba situada en una estación de lavado de
vehículos al paso de un autobús, según el OSDH.
Otros
cinco civiles murieron en bombardeos sobre la Helmutz, en la provincia de Homs
(centro) y un civil más en ataques aéreos en esa misma región, según la misma
fuente.
En la
provincia de Idleb (noroeste), un civil y dos disidentes murieron en una
emboscada y un soldado del régimen falleció en combate en Alepo.
Cerca de
Damasco, tres soldados resultaron heridos al explotar una bomba al paso de un
autobús militar. Una segunda bomba colocada bajo un vehículo militar en una
avenida muy frecuentada, As Saura, estalló sin causar víctimas.
Según el
OSDH, las tropas del régimen efectuaron arrestos y dispararon en el barrio de
Barze, en la capital, causando heridos.
Por otro
lado, las autoridades liberaron a 265 personas detenidas en el marco de la
insurrección que "no tenían sangre en las manos", según la agencia
oficial Sana.
Desde la
entrada en vigor de la tregua el pasado 12 de abril, unas 600 personas, la
mayoría civiles, habrían perdido la vida violentamente en el país, según el
OSDH. Y en total, desde el inicio de la revuelta contra el régimen hace 13 meses,
habrían muerto más de 11.100.
Según
Abu Omar, un militante antirrégimen de la zona de Damasco, las fuerzas de
seguridad no están nada intimidadas por la presencia de los observadores.
"Parecen muy tranquilas, es como si tuvieran luz verde para proseguir la
represión", dijo.
Ante
esta violencia incesante, Estados Unidos y Francia manifestaron sus dudas de
que el presidente sirio Bashar al Asad quiera respetar el alto el fuego
contemplado en el plan del emisario internacional Kofi Annan.
Una duda
a la que respondió un portavoz de Annan en Ginebra asegurando que el plan está
"encarrilado".
La ONU
sólo cuenta de momento con unos treinta observadores en Siria, pero en unas
semanas habrá más de cien. Más adelante se prevé que haya 300.
*AFP