Se prepara o, tal vez, se preparaba para suceder a Jacques Chirac en la Presidencia de la República francesa. Había cuidado todos los pasos de su carrera política; sin embargo, Nicolás Sarkozy, actual ministro francés del Interior, resbaló cuando quiso que su vida privada sirviera a su función pública.

La licencia que otorgó a los medios de comunicación para registrar su intimidad se volvió en su contra en el momento en que la prensa evidenció las dificultades conyugales con su esposa Cecilia, madre de su hijo Louis, de nueve años.

Para Nicolás, ella no sólo era su compañera sentimental, sino su pareja política. Desde 2002, la señora Sarkozy, sin remuneración de por medio, ayudaba en la toma de decisiones y organizaba la logística, los encuentros y la comunicación tanto en Plaza Beauvau (era la única autorizada para entrar sin tocar en la oficina del ministro), como en la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el grupo de partidos políticos que preside Nicolás y con los que busca alcanzar la Presidencia de su país en 2007.

Siempre pendiente del más mínimo detalle, nunca se separaba de su esposo ni siquiera en los actos oficiales. En las conferencias de prensa, en los eventos sociales y en las vacaciones sonreían amorosos y amables frente a las cámaras, pero en mayo de 2004 Cecilia se cansó de seguirle el juego a su marido en su carrera adelantada por el palacio del Eliseo.

Rumores ciertos

En pleno referéndum para la aprobación de la constitución europea, por primera vez desde 2002, Sarkozy aparecía solo. Su esposa no estaba más a su lado. La ausencia provocó tal desconcierto que hasta los diarios internacionales como Le Matin de Suiza y La Libre de Bélgica rumoraban que la causa era un nuevo romance de la señora Sarkozy.

Cuando Nicolás intentó iniciar una demanda por difamación en contra de las publicaciones, con tal de frenar los rumores, era demasiado tarde. En la edición del 25 de agosto de 2005 del semanario Paris Match, Cecilia aparecía fotografiada al lado de Richard Attias, el publicista que se encargaba de coordinar todos los eventos públicos que encabezaba su marido desde que asumió la presidencia de la UMP en noviembre de 2004.

La publicación también afirmaba que ambos mantenían un idilio y que ahora ella repartía su tiempo entre Nueva York, lugar en que Attias también tiene importantes negocios y donde se recuperaba económicamente luego de perder el contrato millonario que tenía con la Unión, y París ciudad en que su hijo terminaba el curso escolar.

En tanto, el ministro vivía en carne propia lo que Cecilia había hecho años antes con el presentador de televisión Jacques Martin, padre de sus dos hijas y a quien abandonó en 1989 luego de cinco años de matrimonio para irse a vivir con Sarkozy, con quien se casó siete años más tarde.

Demasiado tarde

A partir de que estalló el escándalo y de que su esposa abandonó todas las funciones que realizaba a su lado, el ministro francés buscó poner un "candado" en su vida privada, pero a finales de septiembre a él también se le descubrió una nueva compañera sentimental: Anne Fudla, la reportera que cubre la fuente de Presidencia para el diario Le Figaro.

Un mes más tarde, la nueva pareja del señor Sarkozy pasó a segundo término. El 16 de noviembre de 2005 el periódico Le Canard Enchaîné publicó que Nicolás Sarkozy personalmente había obligado al presidente de la editorial First, Vincent Barbare, a cancelar el lanzamiento de una biografía de su esposa, la cual escribió la periodista Valérie Domain, del semanario Gala. El libro programado para publicarse ese mismo mes llevaba por título Cecilia Sarkozy, entre el corazón y la razón.

Semanas después se supo que fue la propia Cecilia quien llamó a su marido para pedirle que interviniera porque quería evitar que su vida privada fuera mediatizada, quizá en agradecimiento a ese favor, el 9 de enero de este año, la señora Sarkozy volvió al hogar conyugal, el revuelo fue tal que los medios franceses, incluidos aquellos que sólo tratan asuntos políticos como Libération y Le Monde, anunciaron el regreso. El tema no se ha vuelto a tocar.

No es mera coincidencia

Ahora Cecilia, quien siempre dijo que en el futuro prefería salir a pasear todos los días en el Central Park de Nueva York que convertirse en primera dama de Francia, tendrá que seguir soportando la ambición presidencial de Nicolás Sarkozy que reclama un compromiso total y dejar escapar a Richard Attias, un hombre de mundo, quien se encarga de organizar los eventos políticos y económicos más reconocidos del orbe como las ceremonias para el lanzamiento del euro, el tratado de paz en Jordania y el foro económico mundial en Davos, Suiza.

Porque incluso para el presidente de Publicis Events Worldwide, su historia de amor con la esposa del primer ministro francés ya quedó en el olvido.

Finalmente, lo que se escapó del control de los Sarkozy fue la publicación, bajo el sello Fayard, de 40 mil ejemplares de la novela Entre el corazón y la razón de la periodista Valérie Domain, en la que cualquier parecido con un personaje de la vida real no es mera coincidencia.