En una carrera larga e impredecible, los candidatos republicanos se dedican a la aritmética. Resignados a no arrasar en sus victorias, los aspirantes se concentran, sobre todo a partir de ahora, en acumular delegados para llegar hasta la marca de los 1.144 necesarios para que uno sea coronado en la convención a finales de agosto en Florida. El próximo martes se juega el 40% de los que hacen falta para ganar.
En la decena de votaciones desde la primera del 3 de enero en Iowa se han repartido menos de 300 delegados. Mitt Romney lidera esta cuenta, aunque le pisa los talones Rick Santorum. Estos son los favoritos, aunque los otros dos no se rinden. Newt Gingrich ha perdido fuelle electoral desde su única victoria en Carolina del Sur, pero sigue teniendo el apoyo financiero del magnate de casinos Sheldon Adelson para continuar, y Ron Paul no ha ganado en ningún estado, pero promete seguir hasta el final para difundir su mensaje libertario.
Aún queda camino por delante, pero el 'supermartes', 6 de marzo, puede inclinar la balanza con más claridad. Se reparten 437 delegados en diez estados, entre ellos Ohio y Georgia, los que más delegados distribuyen (66 y 76 respectivamente) y poco favorables a Romney. Georgia es el estado natal de Gingrich, que espera tener ventaja en otros vecinos sureños.
También votan Tennessee (58 delegados), Oklahoma (43) y Virginia (49), aunque en este último estado ni Gingrich ni Santorum presentaron a tiempo las firmas y el dinero para ser incluidos en la papeleta. Ohio es la apuesta fuerte de Santorum, que con su imagen de hombre de familia e hijo de inmigrantes trabajadores llega más a los obreros republicanos que el millonario Romney, que habla de sus mansiones o de los Cadillac de su mujer.
En Alaska (27), Idaho (32) y Dakota del Norte (28) también podría tener ventaja Santorum. Y hay espacio para Ron Paul, porque en estos tres estados se celebran 'caucus', el formato asambleario más informal que suele favorecer al libertario con los seguidores más entusiastas.
Massachusetts (41) y Vermont (17) también votan entonces, y en este caso Romney tiene la victoria casi asegurada. Fue gobernador de Massachusetts, ganó este año las primarias en New Hampshire y en Maine y la región tiene inclinación por él o, en todo caso, por Paul.
Pero cualquier de estas victorias tiene detrás una cuenta más difícil. El partido republicano ha cambiado este año las reglas de sus primarias y en la mayoría de los estados no se asignan los delegados con la vieja regla del ganador se queda con todo. En algunos se hace de manera proporcional y en otros según un sistema mixto que incluye un premio de delegados extra para el ganador del voto popular. Algunos estados, como Arizona, han perdido la mitad de sus delegados por saltarse las reglas y seguir dando todos sus delegados al ganador.
“Cuanto más larga sea la carrera, con cuatro contrincantes, más difícil es que haya un líder para la convención”, explica Michael Traugott, profesor de la Universidad de Michigan y quien, como otros, predice que por primera vez desde los años 70 los republicanos se pueden enfrentar a una convención abierta, es decir a la que lleguen sin haber elegido a su candidato. En este contexto, el profesor no excluye que aparezca un nuevo candidato dispuesto a presentar una alternativa en la convención de Tampa a finales de agosto.
