La campaña presidencial en Estados Unidos apenas acaba de empezar y ya está encaminada a ser la más cara de la historia por el cambio de reglas de financiación privada y los ocho meses de carrera por delante. Al favorito republicano, Mitt Romney, ya se le ha disparado la factura por cada voto.
En las
primeras 23 citas electorales de las primarias republicanas, la campaña del ex
gobernador de Massachusetts se ha gastado 55 millones de dólares (42 millones
de euros), según los últimos datos, y ha conseguido el respaldo de unos 3,2
millones de personas. Es decir que cada uno de esos votos le ha costado algo
más de 17 dólares (13 euros).
Pero
Romney tiene un competidor aún menos eficaz, al menos en los resultados
electorales. El libertario Ron Paul va el último en la carrera, no ha logrado
ganar la mayoría de los votos en ningún estado hasta ahora y promete seguir por
su causa venza o pierda. Su campaña ha gastado 29 millones de dólares (22
millones de euros) por menos de un millón de votos, con lo que su inversión por
cada apoyo ha sido de más de 31 dólares (24 euros).
El que
más partido le ha sacado al dinero utilizado en publicidad, transporte o pago
de su personal es Rick Santorum. El más conservador entre los aspirantes
republicanos es el que ahora tiene más posibilidades de disputarle el puesto a
Romney por dos dólares y medio (menos de dos euros) el voto. A Newt Gingrich
sus 1,8 millones de votantes le han costado nueve dólares (unos siete euros)
cada uno, según los cálculos de 'The Washington Post' y 'Time'.
Fuentes
de recaudación
Las
cuentas de Romney son las más realistas en el contexto actual en que los grupos
de apoyo privado no tienen límite de gasto en las campañas y las primarias
tienden a ser largas y dolorosas. En 2008, Barack Obama se gastó en su carrera
presidencial 10,7 dólares (8,1 euros) por cada uno de los más de 69 millones de
votos que logró en noviembre. Y este año, con su popularidad por debajo del
50%, tendrá que invertir más por cada papeleta de apoyo.
Los
republicanos, además, llevan la delantera en los grupos sin límites de
recaudación llamados 'super PAC' (por las siglas en inglés de 'Political Action
Committee'). Estos amigos de las campañas, pero sin relación directa y oficial
con ellas se han movilizado más para la oposición que para el presidente, que
hasta ahora renegaba públicamente de su uso.
El mayor
grupo republicano de este tipo, American Crossroads, recaudó 51 millones de
dólares (39 millones de euros) en 2011 y calcula que llegará a los 240 (183 de
euros), una cifra similar a la de otros grandes que apoyarán al rival de Obama.
Los dos mayores demócratas lograron poco más de seis millones de dólares
(cuatro y medio de euros) en 2011, aunque han cogido ritmo desde que el
presidente anunció que quería su dinero y renunciaba a su rechazo como
principio. En febrero, Priorities USA Action, el principal, consiguió dos
millones de dólares (uno y medio de euros).