Las recientes elecciones primarias en Santa Fe para definir las candidaturas partidarias a cargos públicos provinciales y municipales, reflejaron la importancia de este mecanismo para mejorar la representatividad política.
Aunque sin boleta única, el mismo sistema de Primarias Abiertas Simultáneas y
Obligatorias (PASO) está previsto también para la designación de los candidatos
a nivel nacional: presidente y vicepresidente, diputados y senadores, a
realizarse el 14 de agosto.
Esta disposición establece un mecanismo democrático más competitivo y el
ejemplo santafesino lo demuestra, dejando claros ganadores y perdedores, a
través de las preferencias iniciales de la ciudadanía.
Y si bien la "Ley de la democratización de la representación política, la
transparencia y la equidad electoral", que incluyó el mecanismo PASO, tuvo un
trámite legislativo demasiado rápido y no representa una reforma política
integral, pues no modificó el sistema electoral proporcional de lista cerrada,
no incorporó la boleta única o el voto electrónico, de todos modos, es un avance
para terminar con el "dedo divino" que utilizan los principales referentes
mediáticos de las agrupaciones partidarias o sus oligárquicas "mesas
chicas".
El ejemplo más reciente al respecto ha sido la selección de los candidatos
para las elecciones a realizarse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en todas
las agrupaciones políticas, lo cual no resulta ser una sorpresa en algunas que
tienen fuertes liderazgos personalistas, aunque sí en otros con una tradición
más republicana.
Más allá de la supuesta "nueva política" que dice representar el PRO o el
temperamento similar que adoptó la UCR, la Coalición Cívica o la fuerza de
Ricardo López Murphy, llamó mucho la atención que la propia presidenta de la
Nación haya designado a los candidatos kirchneristas a través de su "dedo
divino", en lugar de haber promovido una interna abierta para que la ciudadanía
porteña pudiera participar voluntariamente.
Fue notorio el giro presidencial, porque al fundamentar la Ley de reforma
política a nivel nacional, la misma CFK expresaba que la norma "aborda una de
las principales críticas de nuestro sistema de partidos por parte de la
ciudadanía", en referencia a la expresión: "todo se resuelve dentro de un cuarto
y que todo se decide con el dedo de uno, de dos o de tres".
Y si bien no existe un mecanismo PASO en la CABA, nada impedía que la
Presidenta promoviera una interna abierta dentro del FPV capitalino, actuando en
coherencia con su crítica a la "dedocracia".
Es cierto que para el 14 de agosto, las PASO llevarán en muchos casos un
único candidato presidencial por parte de la mayoría de los partidos y alianzas
que competirán en las elecciones generales del 23 de octubre, por lo cual
algunos las consideran innecesarias.
Pero para diputados y senadores nacionales, seguramente habrá una competencia
interesante en más de una agrupación o alianza política. Es que Presidente puede
ser uno solo, pero en total se renuevan 130 cargos de diputados nacionales y 24
senadores nacionales, donde muchos de los que cumplen su mandato quieren
mantenerse en el mismo, otros quieren tener su primera oportunidad y alguno que
otro volver a ocupar una banca.
En cuanto a estrategia electoral, cuanto más animada sea la competencia
dentro de una agrupación o alianza política, probablemente más electores atraiga
y termine sumando una cantidad total de votos que lo fortalezca para la elección
general.
Y en el caso de la oposición, de cumplirse los pronósticos de muchos
analistas sobre un triunfo K en primera vuelta, su número de representantes en
el Congreso será fundamental para limitar a un gobierno con eventuales prácticas
contrarias a las formas republicanas y con posibilidades de avanzar en su
radicalización política.
Por lo tanto, la oposición debería convertir a las PASO en una oportunidad de
participación importante de la ciudadanía en la selección de sus candidatos a
legisladores nacionales, mediante una competencia interna de la cual surjan
postulantes de peso para el 23 de octubre, que en dicha ocasión reciban tanto el
respaldo de sus propios simpatizantes como de aquellos que voten al candidato
presidencial oficial y corten boleta a legisladores para evitar esos
excesos.
De esta manera, paso a paso, como ya sucedió en la provincia de Santa Fe, las
primarias se podrían ir convirtiendo en un mecanismo que mejore la
representación política, fortalezca a los partidos y ponga fin al elitista y
antidemocrático “dedazo”.
GABRIEL C. SALVIA es director general del Centro para la
Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).