El presidente de Ecuador, Rafael Correa, descartó hoy que en este país sudamericano se vaya a reeditar un golpe de Estado como el que ocurrió en Honduras contra Manuel Zelaya, en junio de 2009.
“Nunca más otra Honduras”, afirmó el gobernante en su informe semanal al país, la mayor parte del cual estuvo dedicado a reseñar las incidencias de la insubordinación de la tropa policial del pasado jueves.
Agregó que “no permitiremos nunca que un grupo de bandidos atente contra los sueños de un pueblo”, tras lo cual reiteró que los graves hechos ocurridos esta semana serán investigados “hasta las últimas consecuencias”.
Puntualizó que los sublevados eran sólo un grupo minoritario de policías, a los que llamó “criminales”, y aseguró que en el movimiento policial había infiltración política, lo cual comprobó con la exhibición de un video grabado el pasado jueves.
En las imágenes se observa el ex coronel del Ejército, Fidel Araujo, alto dirigente de la opositora Sociedad Patriótica del ex presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005).
Dijo que mientras se dirigía a los sublevados desde un balcón del Regimiento Quito Nº 1, entre la multitud escuchó gritos a favor de Gutiérrez y exhortaciones a que lo llevaran a tirarlo en Nono, población cercana a Quito donde suelen aparecer cadáveres.
“Se quería asesinar al presidente y desestabilizar al gobierno”, aseguró Correa, quien añadió que durante todo el día los sublevados no lo dejaron salir del hospital policial, al que fue llevado tras ser atacado con gases lacrimógenos en el regimiento.
Admitió que “cayó en una trampa” al haber acudido al regimiento insurrecto, pero agregó que lo hizo porque su estilo de gestión es afrontar los problemas de manera directa.
El mandatario reiteró que en un momento, antes del operativo militar-policial de rescate, se le invitó a salir del hospital, pero rehusó hacerlo porque en la puerta se habían colocado oficiales de policía.
Añadió que si accedía a pasar por entre ellos podía haberse dado algún episodio en el que él hubiese muerto y se habría argumentado que falleció en medio de fuego cruzado.
La crisis ecuatoriana se desató luego que policías del Regimiento Quito Nº 1 se sublevaron en protesta contra una ley que limita sus ingresos, medida que fue seguida por policías en otros puntos de Ecuador.
El presidente Correa acudió a dialogar con los insubordinados, pero fue atacado con bombas lacrimógenas, por lo que fue internado en un hospital, donde estuvo retenido por 10 horas y debió ser rescatado por fuerzas especiales de la Policía y el Ejército.
La rebelión, que finalizó la noche del jueves, dejó 193 heridos y cinco muertos, uno de ellos un uniformado que salió del hospital protegiendo el vehículo donde viajaba Correa.
