“Debemos detener el flujo constante de dólares hacia los señores de la guerra que actúan contra nuestros intereses y contribuyen a la corrupción, lo que provoca la falta de confianza del ciudadano afgano en el sistema”, destacó el senador Carl Levin, responsable de un informe que llega tres meses después de otra investigación similar. Esta última reveló que, cada semana, una media de “cuatro millones de dólares de los contribuyentes americanos” pueden acabar en manos de una insurgencia que, a cambio, no ataca los camiones que portan agua, gasolina o alimentos para las tropas. Entre estas compañías se encontraría una dirigida por dos primos del presidente Hamid Karzai.
Según el informe del Senado, Mister Pink y Mister White fueron contratados en 2007 para dar seguridad a la base aérea de Shindand, distrito de la provincia de Herat situado al suroeste de Afganistán y lugar de paso frecuente de, entre otras, aeronaves españolas.
Como si de los protagonistas de la película Reservoir Dogs se tratara, la empresa británica ArmorGroup, filial de G4S, contrató a los señores de la guerra locales Timor Sha y Nadir Khanrecomendados por el Ejército americano y les apodó en sus informes internos con los nombres del film de Quentin Tarantino.
Afganistán no es Hollywood
Pero Afganistán no es Hollywood y la realidad superó a la ficción, ya que estos dos señores de la guerra eran grandes enemigos. Timor Sha resultó ser un mando intermedio de los talibanes y murió en un enfrentamiento con su ex colega en materia de seguridad, Nadir Khan.
Entonces las fuerzas internacionales decidieron contratar al hermano de Khan, Reza (apodado como Mister White2), a cambio de 12.000 dólares al mes, pero en el verano de 2008 fue sorprendido en compañía de un líder talibán, mulá Sadeq, y murió también en una operación de contrainsurgencia en la que se descubrió un auténtico arsenal en su casa, preparado para atentar contra las fuerzas internacionales.