Además, de acuerdo con este centro de estudios especializado en programas de seguridad global -antes conocido como Senlis Council, y famoso por su campaña a favor de destinar la producción de opio en Afganistán a la medicina-, el estado del resto del país tampoco es nada halagüeño ya que en el 17% del territorio la presencia talibán sería «sustancial». Lo que significaría que, de facto, los insurgentes se encontrarían esparcidos por todo el país.

«Este cambio tan dramático en tan pocos meses se debe al deterioro de la situación en el norte de Afganistán, que hasta ahora era una de las zonas más estables del país», argumenta Alexander Jackson, analista político de ICOS. Como ejemplo, cita las provincias de Balkh y Kunduz, ambas con tropas alemanas destacadas. Kunduz, además, fue el lugar donde hace escasos días ocurrió el fatal bombardeo de la OTAN donde perecieron decenas de civiles.

Para realizar sus estudios, ICOS se basa en el número de ataques insurgentes registrados y la percepción de la población local sobre el dominio talibán. Así, para este centro de estudios, que en una zona haya una presencia permanente talibán significa que los insurgentes protagonizan una media de uno o más ataques a la semana en ese territorio. En cambio, una presencia sustancial supone que los talibán llevan a cabo un mínimo de un ataque al mes y que la población afgana considera que los insurgentes son localmente activos.

En cuanto a los comicios presidenciales, se mantiene una situación de alerta ante la posibilidad de disturbios por los resultados electorales. Además, uno de los principales señores de la guerra del país y actual gobernador de la norteña provincia de Balkh, Atta Mohamad Nur, echó leña al fuego en ese sentido.

En una entrevista en la televisión pública de Afganistán, defendió «el derecho de la gente» a protagonizar «manifestaciones, reuniones, huelgas y protestas» en contra del fraude electoral y a favor de unas elecciones justas. Y no sólo eso: «Está forzando a la gente a mantener silencio», dijo en referencia al ministro de Interior, Hanif Atmar, después de que esta semana oficiales del Ministerio amenazaran con romper los dientes a aquéllos que se atrevan a salir a la calle a protestar.

Mohamad Nur es uno de los únicos gobernadores provinciales del país que se ha desmarcado de Hamid Karzai y se ha alineado con su principal rival electoral, Abdulá Abdulá, a pesar de que los gobernadores son escogidos a dedo por el propio presidente. La elección de Mohamad Nur, no obstante, no es trivial. Fue compañero de armas de Abdulá en los 90, y conserva una guerrilla propia. Su poder en la zona, pues, está garantizado.