El apetito de Nicolas Sarkozy por atraerse a las grandes figuras de la izquierda parece insaciable. Apertura política o erosión premeditada del adversario - cada cual lo juzga según el papel representado en el guión-,la inclinación del presidente francés a pescar en las aguas del socialismo está lejos de haber terminado.

Un mes después de haber designado al ex ministro socialista Jack Lang emisario especial para relanzar el diálogo y la cooperación con Cuba, Nicolas Sarkozy se ha sacado un nuevo as de la manga: el fichaje del ex primer ministro Michel Rocard, jefe de Gobierno entre 1988 y 1991 y primer secretario del PS entre 1993 y 1994, como nuevo embajador para las negociaciones internacionales sobre los polos Árticoy Antártico.

Del mismo modo que Lang, que antes de ser enviado a Cuba había sido previamente captado para participar en la comisión sobre la reforma de las instituciones,

Rocard había participado asimismo en otra comisión gubernamental sobre el papel de los enseñantes. Tras ese primer compromiso pasajero, Sarkozy ha esperado a que Rocard dejara su escaño en el Parlamento Europeo - el pasado enero-para ficharlo.

El nombramiento de Rocard como embajador es políticamente muy significativo, por más que el interesado pretenda restarle trascendencia: "Es una misión perfectamente delimitada, técnica, sin ninguna implicación política", afirmó contra toda evidencia en una conferencia de prensa en el Quai d´Orsay junto al ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, otro ex socialista.

La imagen de Rocard y Kouchner, uno al lado del otro ante sendos atriles, retrotraía a finales de los años ochenta, cuando el primero era jefe de Gobierno de François Mitterrand y el segundo, secretario de Estado en el mismo Gabinete. Ayer, Kouchner estaba colocado a la derecha - signo de rango preeminente-y ambos tenían menos cabello y más canas.

Por lo demás, la complicidad parecía ser la misma. "Es un verdadero placer presentarles hoy a Michel Rocard y estar a su lado", subrayó Kouchner, que reprochó más tarde a un periodista haber utilizado la expresión "buena presa" para designar el calibre del nuevo fichaje hecho por Sarkozy.

Michel Rocard, en cualquier caso, justificó su designación presentándose como "el único político francés que se ha ocupado del asunto (de los polos)" y recordó que él fue coartífice, cuando era primer ministro, del protocolo de Madrid de 1991, que declaró la Antártida reserva natural.

No es la Antártida sin embargo - pese a la creciente presión turística sobre el continente-lo que más preocupa a Francia y su nuevo embajador, sino el Ártico,donde el cambio climático yel deshielo abren la puerta a nuevas actividades económicas y despiertan "codicias feroces". Sobre todo entre sus cinco países ribereños: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca (Groenlandia) y Noruega. "El calentamiento de la Tierra va a permitir la apertura de nuevas vías de navegación, la extensión de la pesca y la explotación de nuevas reservas de gas y petróleo", recordó Rocard, quien remarcó que el objetivo final de las negociaciones internacionales que van a empezar a abrirse es salvaguardar el medio ambiente.

En este proceso, Francia quiere hacer oír su voz y modular, de algún modo, la voz de la UE.