La disparidad que existe en el desarrollo de los países está dando lugar al fenómeno de las migraciones. El flujo proviene de los países en desarrollo y se dirige hacia el mundo industrializado, que ofrece, aparentemente, mejores condiciones de vida y de oportunidades. Los países de los inmigrantes, por lo general, están inmersos en la pobreza, el desempleo, la intolerancia política o en la carencia de perspectivas para el crecimiento personal y familiar.

Bolivia, en particular, está viviendo el drama del éxodo en proporciones crecientes —preocupación que ha sido manifestada en el último tiempo por este espacio—, a la vez que se la utiliza como trampolín para llegar a Estados Unidos y Europa, debido a que cuenta con el libre acceso a estos destinos. Aunque, en el primer caso, hay que satisfacer muchas exigencias, en el segundo la facilidad es casi absoluta, pues los bolivianos están exentos de presentar visas de ingreso.

La situación se agravó desde el 2004, pero el 2006 muy bien podría calificárselo como el año de la migración de bolivianos con destino a Europa —España, en particular—, así como a Estados Unidos, Argentina y Brasil. El reflejo de lo que ocurre son las filas en las oficinas del Servicio Nacional de Migración (Senamig) en La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y otras ciudades.

La cantidad de bolivianos que tramitan pasaportes fluctúa de acuerdo con las fuentes de información. En los últimos días, la Cainco (Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz), a tiempo de referir que en el país hay 500 mil personas sin empleo, por lo que la desocupación habría llegado al 11,8%, sostuvo también que 480 personas salen diariamente del país. A su vez, el canciller David Choquehuanca dijo que cada día parten de Bolivia 200 personas rumbo a Europa.

Empero, Bolivia no sólo tiene que hacer frente al éxodo, sino que tiene que lidiar con la corrupción, al ser utilizada como país de tránsito, por las razones ya anotadas. La ministra de Gobierno, Alicia Muñoz, reveló que existen redes de delincuentes que trafican con cédulas de identidad y pasaportes falsos y con el trámite irregular de nacionalizaciones, mediante matrimonios ficticios y otros recursos ilegales.

En lo que va del año se han cambiado cuatro directores del Senamig, por lo que la ministra optó por hacerse cargo ´personalmente´ de este organismo, que funciona bajo su dependencia. Las primeras acciones han estado dirigidas a despedir casi a una decena de funcionarios presuntamente comprometidos con las redes de traficantes. La reestructuración de Senasig, sin embargo, deberá continuar, para depurarlo completamente y desmantelar aquellas redes.

Ante el abuso en que se incurrió, 13 países europeos decidieron reponer las visas de ingreso para los bolivianos, medida que podría aplicarse desde octubre próximo. Con ello, lo que se consiguió es perjudicar a los ciudadanos del país que viajan a ese continente por turismo o por negocios.

Por otra parte, al haberse detectado cientos de resoluciones administrativas que otorgan la nacionalidad boliviana a extranjeros que contraen matrimonios fraguados, se elabora un decreto para que las nacionalizaciones sean concedidas por tres ministerios, con lo que se espera frenar esta otra vía de irregularidades.