En el segundo trimestre, tanto la norteamericana Exxon Mobil Corp., como la anglo-holandesa Royal Dutch Shell Plc y la británica BP Plc registraron descensos en su producción a pesar de que han planificado unas inversiones totales en bienes de capital de 61.000 millones de dólares (44.600 millones de euros al cambio) entre los tres para el año en curso, lo que supone un incremento del 5,5% respecto al 2006.

"Estamos en un periodo de transición para los super grandes del petróleo que están gastando muchísimo dinero para revigorizar sus carteras de activos" explica Jason Kenney, analista europeo del sector en la entidad financiera ING en Edimburgo. "Tomará su tiempo", añade. La caída en su oferta refleja una producción en declive de los campos petrolíferos más maduros, en regiones como el mar del Norte, las rebeliones en Nigeria que han reducido la producción de varias compañías, así como un acceso muy lento a grandes fuentes de nuevas reservas.

Las compañías petroleras obtienen parte de su producción de países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) aunque el primer exportador mundial, Arabia Saudí, mantiene sus yacimientos lejos del acceso de las compañías privadas occidentales.

Los países miembros de la OPEP, cuyas industrias petroleras están dirigidas por compañías nacionales energéticas, están sentados encima de las tres cuartas partes de las reservas mundiales de petróleo probadas y 10 de los 12 integrantes del cartel petrolífero limitan su producción para garantizarse así precios elevados.

Al margen de los disturbios en Nigeria, que han reducido sensiblemente la producción de Shell y otras compañías, Venezuela y Rusia están ingresando más dinero en efectivo que nunca lo que les permite un mayor control sobre las empresas que explotan sus yacimientos de petróleo y de gas.

De forma creciente, los recursos están localizados donde la extracción es técnicamente más difícil, como en mares que se congelan en invierno como la isla rusa de Sajalin o en regiones políticamente volátiles como Oriente Medio. "Un acceso fácil al petróleo o al gas es difícil. Cada vez son menos accesibles y quedan menos de esos hidrocarburos por ahí" explicó el principal ejecutivo de Shell, Jeroen van der Veer, cuando divulgó los resultados de la compañía la semana pasada. "Los nuevos suministros provendrán de proyectos más complejos - muy lejos, muy fríos, con regímenes políticos diferentes.

Se trata normalmente de proyectos a gran escala, con riesgos", añadió.

La pasada semana, Shell, anunció una reducción del 2% de su producción de petróleo y gas, hasta 3,178 millones de barriles equivalentes a petróleo, en el segundo trimestre del año. Exxon, la única de las tres grandes petroleras privadas que consiguió aumentar su producción el año pasado, registró en el segundo trimestre una reducción de un 1% de su nivel de extracción, hasta 4,12 millones de barriles. Por su parte, BP registró un descenso de su producción del 5%, hasta 3,8 millones de barriles.

Exxon explicó que su producción declinó debido al menor rendimiento de los yacimientos maduros, los recortes de producción aprobados por la OPEP y una menor demanda de gas desde Europa. Shell redujo sus previsiones sobre su producción anual, situándola en la parte baja de su horquilla de 3,3 a 3,5 millones de barriles. BP espera que su producción anual bajará. El nuevo responsable ejecutivo, Tony Hayward, se ha propuesto cambiar la compañía porque sus resultados operativos no son "lo suficientemente buenos". En líneas generales, las empresas están aumentando sus inversiones después de que años de baja inversión y una demanda creciente contribuyeran al alza continuada de los precios del barril. Y con ellos los costes de los yacimientos, del acero y de los salarios de los trabajadores.