Estas empresas se están convirtiendo en una quinta columna no intencional para la autonomía económica del Kurdistán. El 31 de julio, la francesa Total se convirtió en la tercera Big Oil en romper con Bagdad y firmar un acuerdo petroleros con Kurdistán. Bagdad intenta el dominio total sobre los ingresos de todo el petróleo de la nación, prohibiendo a las compañías petroleras trata directamente con el Kurdistán y obligándolos en cambio a pujar por los proyectos a través del Ministerio de Petróleo y enviar su petróleo a través de las tuberías controladas por Bagdad. Sin embargo, Exxon Mobil, Chevron y Total han burlado los deseos de Bagdad, dejando sus negocios petroleros en el sur de Irak con riesgos en el proceso. Su cálculo es que a pesar de la inferioridad relativa de las reservas de petróleo del Kurdistán, el potencial upside no es mayor que la amenaza de baja posibilidad de perder el acceso adecuado a Irak, según los ejecutivos de las compañías petroleras.

“A diferencia de los contratos de Exxon, el contrato de Chevron no se encuentra en un territorio en disputa, por lo que no es tan malo desde la perspectiva de Bagdad”, dijo Joost Hiltermann, analista sobre Irak de International Crisis Group. “Pero ellos no quieren que los kurdos firmen contratos por su cuenta”.

La presión ahora estará en Bagdad para frenar de alguna manera lo que está buscando como una rebelión de las compañías petroleras. Este es otro desafío para el gobierno iraquí, que ya está luchando con el crecimiento de la violencia y bajando los ingresos petroleros debido a la caída del precio global.

La historia ha visto numerosos estados apropiados por las empresas -una, por ejemplo, las actividades del United Fruit Company en Latinoamerica. Pero si esta tendencia continuará en el Kurdistán, marcaría, en la medida que lo recuerdo, la primera vez que las compañías petroleras han sido los actores principales en una nación cada vez efectivamente autónoma. Por supuesto, le corresponderá al Gobierno Regional del Kurdistán (KRG por sus siglas en inglés) asegurarse que no ha sido devorada por las empresas, como ocurrió en algunos países del Centro y Sudamérica en el siglo XIX y XX.

En la superficie, la decisión de las empresas a despreciar a Bagdad parece una tontería. Irak es un premio enorme par el negocio petrolero, con unos 148 billones de barriles de reservas probadas -las segundas del mundo en volumen  convencional. En comparación, el KRG afirma tener otros 45 mil millones de barriles de petróleo bajo el suelo.

Después del derrocamiento de Saddam Hussein en 2003, las compañías petroleras de todo el mundo se precipitaron por el derecho a reelaborar tanto la antigüedad y debilidad de los campos, y perforar otros nuevos. Sin embargo, Bagdad propuso términos tacaños, firmando sólo contratos de servicios con bajos pagos que efectivamente se vuelven de alto riesgo, los wildcatters de altos retornos en meros jornaleros.

Una licitación de la cuarta ronda por propiedades petroleras en mayo mostró que Bagdad no parece tener la intención de una mayor generosidad -y las empresas están hartas de eso. Sólo tres de los 12 bloques ofertados encontraron takers con éxito. En octubre, normalmente el ultraconservador Exxon inusualmente marcó la primera señal de agitación mediante la firma de un acuerdo de exploración con el Kurdistán a pesar de tener un acuerdo para producir petróleo en Irak en el campo West Qurna. Eso pareció un gamble: West Qurna, después de todo, tiene unos 8,7 mil millones de barriles de petróleo, y había una clara posibilidad de que Bagdad revocara el acuerdo como un castigo a la apertura de Exxon a los kurdos. Ahora, la decisión de Total -la compra de la participación del 35% en dos bloques de exploración en el Kurdistán se parece más a una huida hacia adelante.

El castigo ha sido impuesto por el desafío de las empresas: Exxon fue excluido de las últimas licitaciones, y Chevron, que no tiene contrato actual en el sur, ha entrado oficialmente en la lista negra de los contratos futuros. Sin embargo, las empresas no parecen inmutarse en lo más mínimo. "Entendemos completamente que si entramos en un contrato en el norte, probablemente vamos a ser vetados en el sur", dijo un funcionario de las empresas. "Así que la pregunta es: Hemos agotado todas las opciones para conseguir un acuerdo en el sur en términos que se considerarían aceptables?".

"Creo que está empezando a confirmarse como una gran cantidad de empresas están buscando renegociar sus términos", dijo. "Las condiciones en el norte son mucho mejores. El gobierno recibe una participación, pero cuanto mejor lo hagas, más se recibe, y las condiciones son atractivas", dijo. Además de las condiciones generales son "night and day better" en el Kurdistán que en Bagdad, dijo. "Usted vuela en un muy moderno, eficiente de los aeropuertos. Hay buenos hoteles, buena infraestructura".

En el Kurdistán los contratos de profit-sharing, las compañías ganarán a 3 a 5 dólares por barril, en comparación con menos de un dólar por barril en los negocios del sur. Sin embargo, hacer negocios en el Kurdistán todavía tiene un riesgo considerable. Cuando se combina con las autoridades kurdas, los planes ya existentes para construir unas tuberías independientes de exportación de gas y petróleo de Kurdistán, que evite por completo las regiones árabes de Irak, los acuerdos petroleros parecen cada vez más sólidos. Algunos pueden llamarlo otra pieza importante del rompecabezas para la creación de un estado propio, uno de los sueños kurdos desde hace mucho tiempo. Robert Milss, un geólogo que trabajó en Shell y autor de The Myth of the Oil Crisis, hace consultoría privada en Irak, dijo que la noticia es un “gran golpe" para Bagdad. En cuanto a Total, la empresa parecía estar tomando campos en Kurdistán, "no es una joya de la corona a cambios de los riesgos que están tomando en Bagdad", pero "tal vez Total no encuentra ningún riesgo con Bagdad".

¿Puede el asediado gobierno central iraquí poner a las rebeldes compañías petroleras en línea? Patrick Osgood, director adjunto de Oil & Gas Middle East magazine, sugirió que Bagdad podría responder haciendo "una venta de fue rápido de (los campos de Total) a Petrochina", el brazo que cotiza en bolsa de la estatal China National Petroleum Company. Pero incluso eso no puede resolver el problema básico de Bagdad: "No se puede ver inteligente que Bagdad sea tan dependiente de Shell, BP, los rusos y los chinos", dijo Mills.