Aunque mi madre sí estuvo en Vietnam, el diálogo es ficticio pero sirve para mostrar que esta zona de Asia es quizás más "capitalista" que lo que hubiera sido de haber triunfado Washington. Así de inútil fue de la guerra de Vietnam que, como toda agresión, coacción, sanción o represión, además de ser salvajemente homicida, consigue el efecto contrario. 

Ahora, con la excusa de que "interesa impedir que Irán se haga con un arma atómica... la posibilidad de un arma nuclear en manos terroristas" (Obama dixit durante la reunión con Netanyahu), aunque Washington insiste en la diplomacia, parece no oponerse a una guerra "preventiva" iniciada por Israel, aun cuando Netanyahu aseguró que de momento no hay decisión (israelí) de atacar a Irán. Es cierto que la victoria de Jamenei no evita que el programa nuclear de Teherán sea una gran preocupación. Según la OIEA no existe "seguridad de que el programa nuclear iraní sea pacífico", ya que Irán ha instalado más de 2.400 centrifugadoras. En las recientes elecciones legislativas iraníes, asombrosamente, votaron 31 millones de personas sobre 48 millones habilitados. Los seguidores de Jamenei obtuvieron 75% de los escaños, mientras que los de Ahmadineyad arañaban 10 escaños. 

Por su lado, la brutal represión del dictador ha provocado en Homs, la tercera ciudad más grande de Siria de un millón de habitantes, en once meses más de 7.500 muertes y, según sus respectivos gobiernos, más de 10.000 refugiados en Líbano, más de 11.000 en Turquía y en Jordania unos 80.000. Los rebeldes piden ayuda de la OTAN como la brindada a Libia, mientras que el senador estadounidense John McCain dijo que los ataques aéreos eran una obligación "moral", moral maquiavélica que, por cierto, es falsa porque defender la vida no justifica el homicidio que implica la guerra y no lo justifica, precisamente, porque solo empeoraría las cosas. En Libia, esta moral maquiavélica, ha instalado un gobierno rebelde casi tan sanguinario como el anterior y a un costo impagable. 

¿Cuál es la solución para estos conflictos? Hace 40 años, la China Roja (que alentaba terroristas y guerras sangrientas) era el demonio, el mal. Insólitamente, en lugar de guerras, sanciones, represiones o amenazas, Richard Nixon emprendió su histórico viaje a Pekín. Cuenta el profesor Minxin Pei que de inmediato la URSS quedó a la defensiva. A largo plazo, posibilitó la reforma de Deng Xiaoping, de apertura al mundo que ha convertido al dragón rojo en el mayor exportador global, en volumen, y la segunda mayor economía. Ya no se discute el comunismo (como sistema económico) sino que China continúa favoreciendo el capitalismo de Estado por lo que, sus grandes empresas, son gigantes estatales ineficientes que existen gracias a sus monopolios y subsidios estatales, y carece de empresas privadas que compitan con las grandes multinacionales a excepción de Huawei, Lenovo y tal vez Haier (que, teóricamente, es de propiedad colectiva). China se limita a procesamiento y montaje, mientras que lo más rentable de la cadena de valor (investigación, desarrollo, etc.) sigue en manos occidentales. 

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California