Es la pesadilla de la todopoderosa inteligencia militar de EE UU. Se llama Julian Assange, tiene 39 años y una profesión: reventar a escala mundial los mayores secretos oficiales. El Pentágono ha desplegado un equipo de 120 personas para frenar sus filtraciones. Suecia, el país al que acudió a refugiarse, le ha negado el permiso de residencia. El hombre que destapa los documentos silenciados, el enemigo de las verdades oficiales, volvió a asestar ayer un nuevo golpe.
Julian
Assange vive en un universo de secretos. Secretos eran los 400.000
documentos sobre la guerra de Irak que liberó ayer. Secretos son los 30
envíos que cada día recibe el portal que dirige, inagotable fuente de denuncia
a escala planetaria. Secretas procuran ser sus comunicaciones, sus entradas y
salidas. Su organización también vive envuelta en el más absoluto de los
secretos.
Secreta
por tanto tenía que ser la cita con el hombre que se ha convertido en serio
enemigo del todopoderoso Pentágono. El hombre que fundó en diciembre de 2006 un
sitio web también es la pesadilla de grandes bancos, multinacionales y
gobiernos. Ciento veinte personas, pertenecientes al llamado gabinete de crisis
Wikileaks, trabajan en los alrededores del Pentágono para contrarrestar los
efectos de las filtraciones del combativo portal.
Pregunta. Leí
un titular que ponía en su boca la frase: "Soy un periodista
activista". ¿Lo es?
Respuesta. Yo
soy un editor. Y como editor, también dirijo, y soy portavoz de mi, nuestra,
publicación. He estado involucrado en periodismo desde que tenía 25 años,
cuando cofirmé el libroUnderground, y actualmente, dado el estado de
impotencia del periodismo, me parecería ofensivo que me llamaran periodista.
P. ¿Por
qué?
R. Por
los abusos del periodismo.
P. ¿A
qué abusos se refiere?
R. El
mayor abuso es la guerra contada por los periodistas. Periodistas que
participan en la creación de guerras a través de su falta de cuestionamiento,
su falta de integridad y su cobarde peloteo a las fuentes gubernamentales.
Assange
y los suyos publicaron ayer la que es considerada la mayor filtración de
documentos secretos en la historia del Ejército de EEUU, lospapeles de
Irak. En abril liberaron los papeles de Afganistán, 77.000
documentos desclasificados que destapaban la muerte de cerca de 20.000 afganos.
Denunciaron ejecuciones extrajudiciales en Kenia y se llevaron por ello un
premio de Amnistía Internacional. También pusieron en jaque al mayor banco
islandés, The New Kaupthing, destapando un documento oficial que evidenciaba la
irresponsable gestión de sus administradores, que meses después sufrieron penas
de cárcel. Y sacaron a la luz manuales secretos de la Iglesia de la
cienciología.
Secretos.
También está llena de secretos la investigación de la que está siendo objeto
Assange. Dos chicas le denunciaron en una misma semana de finales de agosto por
acoso sexual en Suecia. El lunes se conocía que el país escandinavo, al que
había acudido a protegerse dado su régimen garantista para la prensa, le ha
denegado el permiso de residencia. Assange nos dice que está pensando
instalarse en algún sitio de Sudamérica.
Cita
amarrada, hora concreta, lugar secreto. El lunes, en Londres, a las 12.00. Así
de escueta es la información del mensaje que nos entra en el móvil y que
anuncia que por fin podremos hablar con el hombre que ha estado y está en el
ojo del huracán informativo.
El
verano de Assange ha sido fino. Esta entrevista fue solicitada por primera vez
el 19 de julio pasado. El propio Assange respondía tres días más tarde, el 22,
emoticono incluido: "Sorry. no time for a few weeks" (lo siento, sin
tiempo por unas cuantas semanas); emoticono de pena.
La noche
previa al encuentro recibimos un mensaje con la dirección de un restaurante al
norte de Londres. Allí nos recibe a las 12.00 en punto la persona que le lleva
las relaciones con la prensa. Nos conduce a un callejón y nos sube a unas
oficinas. Un retrato de Nelson Mandela preside esta sala con largas mesas
rectangulares de trabajo y paredes en tonos verde claro.
Julian
Assange no está. No ha llegado. Se le espera. Preguntamos si hay algún otro
miembro de la organización con el que podamos hablar. Al poco, por la puerta
entra un hombre alto y fornido, chaqueta y pantalón negros, jersey gris de
cuello alto, ojos azules, pelo canoso. Es Kristinn Hrafnson, periodista
islandés que trabajó durante 20 años en la televisión estatal y que se ha
enrolado en el pelotón de Assange: "Tenía ganas de trabajar en historias
que crean grandes olas en el mundo", explica. Hrafnson participó durante cinco
meses en la elaboración de Collateral Murder -Asesinato colateral-, el
vídeo que dio la vuelta al mundo y que generó 3.000 titulares de prensa en 48
horas. Fue visto por más de cuatro millones de internautas en las 72 horas
posteriores a su publicación en YouTube.
Seguramente
recuerden ustedes las escalofriantes imágenes. Dieron la vuelta al mundo a
principios de abril. Un helicóptero Apache del Ejército de Estados Unidos
sobrevuela un suburbio de Bagdad. Se ve a varias personas andando por la calle,
una de ellas, fotógrafo de Reuters, lleva una cámara al hombro. Los militares
piensan que es un arma de fuego. Desde el Apache se dispara a todos los que por
allí pasan en ese momento. La secuencia es espeluznante. "Keep shooting
-sigue disparando-". Ráfaga. "Keep shooting". Ráfaga. "Keep
shooting".
Personas
que caen fulminadas al suelo. Otras que huyen de los disparos. Dos hombres que
intentan auxiliar al fotógrafo herido. El Apache dispara contra ellos. Y contra
la furgoneta, en cuyo interior hay dos niños.
Balance:
doce personas fulminadas. La frialdad de la guerra expuesta. Las risas del
soldado que acaba de disparar. La grosera conversación entre los soldados. El
insulto a los que yacen muertos. "Bastards". Y en el suelo, las
víctimas del tiro al bulto, eso que en estos tiempos modernos se ha dado en
llamar "daños colaterales".
Llega
Assange. El pelo aplastado y pegado a la cabeza; el casco de la moto bajo el
brazo. Entra en la sala y Hrafnson le comenta algo. Se disculpan y se retiran a
una sala contigua, asuntos urgentes, asuntos secretos. "Disculpe, esto
siempre es así", dice cariacontecido el solícito hombre de prensa.
Assange
se sienta por fin frente a la grabadora. Es un hombre muy alto, fuerte,
magnético. Su antaño pelo largo totalmente blanco, que este verano dio paso al
pelo corto castaño claro, es ahora una mezcla de esas dos fases. A sus 39 años,
desprende un carisma indiscutible. Dos personas que han trabajado con él y que
no quieren identificarse le describen como un hombre extremadamente inteligente.
¿Más calificativos?: Valiente; trabajador; divertido. El último héroe del
periodismo combativo elige sentarse en la mesa que le permite tener el retrato
de Mandela detrás de él: "Es importante tener bien guardadas las
espaldas", bromea.
P. Su
actividad en Wikileaks le está granjeando una creciente colección de enemigos.
¿Cuál es en estos momentos su peor enemigo?
R. En
términos de recursos dedicados a seguir nuestros pasos, el Ejército de Estados
Unidos. Dicho lo cual, tenemos buenos amigos allí, hay gente buena. Y también
mala. Hay un equipo, supuestamente, de 120 personas en el
llamado Wikileaks warroom -equipo de crisis/de combate- dedicado 24
horas al día a ocuparse de nosotros. Están dirigidos por un señor nombrado por
Gates -secretario de Defensa norteamericano-. Son, predominantemente, miembros
de la agencia de inteligencia militar y del FBI.
P. ¿Qué
otros enemigos tiene?
R. Bancos.
La mayor parte de los ataques legales que hemos recibido son de bancos. También
los ha habido procedentes de China poco después de liberar material crítico
sobre determinadas actividades del Gobierno. También hemos recibido ataques de
cultos, de sectas abusivas, como la Iglesia de la cienciología, los mormones...
P. Esos
enemigos que tiene ¿hacen que tema usted por su vida?
R. Alguna
gente, como Daniel Ellsberg -el hombre que desveló en 1971 los papeles del
Pentágono sobre la guerra de Vietnam-, ha sostenido que mi vida está en
peligro.
P. ¿Y
usted qué cree?
R. Creo
que hay un pequeño, pero no insignificante riesgo, sí. Lo que hay es un peligro
significativo de procesamiento y de detención. Están intentando crear un caso
de espionaje contra mí y otros miembros de la organización, y contra gente que
ha tenido relación con nosotros en Estados Unidos.
El
analista de inteligencia del Ejército de Estados Unidos Bradley Manning fue
detenido por la filtración del vídeo de la matanza de Bagdad. "El FBI ha
visitado a gente en Boston y otras ciudades americanas conectadas con Bradley
Manning o nosotros", explica Assange. "Según mis fuentes, el fiscal
general del Estado australiano aprobó permisos para interceptar las
comunicaciones de nuestra gente en Australia. El Gobierno de Suecia ha sido
presionado a nivel de inteligencia por Estados Unidos, según dicen mis fuentes
en inteligencia. El Gobierno de Islandia también ha sido presionado por Estados
Unidos, según mis fuentes en Islandia y en el Senado norteamericano; y al
embajador de Islandia llegaron a preguntarle si ya se habían dado pasos para
asegurarse de que Islandia no se convierta en un refugio para Julian
Assange".
Assange
habla de él en tercera persona. Es un hombre que mide las palabras como nadie.
No dice nada sin habérselo pensado cuatro veces. Habla despacio, con continuas
pausas que invitan al entrevistador a colar una pregunta que él nunca responde
porque sigue con su largamente articulada respuesta. Assange, no habla: dicta.
Le gusta tener el control.
El
adalid del periodismo combativo continúa relatando la persecución de la que ha
sido objeto la organización que, con pulso firme, dirige. Un miembro de
Wikileaks sufrió una emboscada en un parking de Luxemburgo en 2008.
Dos abogados defensores de los derechos humanos que trabajaron con Wikileaks en
Kenia fueron asesinados en marzo de 2009.
Y desde
el Pentágono no se andan con chiquitas. El pasado 3 de agosto, el portavoz de
Defensa estadounidense, Geoff Morrell, comparecía brevemente ante los medios.
Solicitaba a Wikileaks que devolviera los documentos filtrados. "Si hacer
lo correcto no es suficiente para ellos, entonces miraremos qué alternativas
tenemos para obligarles a hacer lo correcto", anunció Morell.
"Fue
extremadamente desagradable", dice Assange, "una manera
extremadamente extraña de pronunciarse. Hemos llegado a la conclusión de que
esa rueda de prensa fue diseñada para preparar posteriores ataques
legales".
Assange
sabe cultivar los silencios. Habla mirando al horizonte, sus ojos se mueven de
izquierda a derecha y de derecha a izquierda mientras busca la palabra precisa.
Su voz grave, levemente quebrada, y su querencia por el susurro, más propio de
la confidencia que de la entrevista, confiere aún mayor intensidad a sus
palabras. Habla tan bajo que conduce al interlocutor a un compromiso de escucha
insoslayable. O aguzas el oído, o no te enteras.
Cuenta
que la organización ha recibido cien "ataques legales". Dos de cada
cinco demandas/querellas acabaron en juicio. Asegura que salieron victoriosos
en todos los casos. También destaca los ataques que le han dirigido los medios
de comunicación. Se queja de que los medios replican las mentiras que otros
deslizan y se retroalimentan ad infinítum manchando su biografía. "Ha
habido 15 ataques contra nosotros completamente fabricados de arriba
abajo", asevera, "vendidos como filtraciones de gente de dentro de la
organización. Se ha llegado a decir que llevo una vida de lujo en Sudáfrica.
Nunca he estado en Sudáfrica".
P. ¿Piensa
usted que las acusaciones que contra usted pesan en Suecia por acoso sexual
están conectadas con todo esto?
R. No
lo sabemos. Prefiero hablar de esto en otro momento, no puedo hablar en mi
nombre y en nombre de la organización al mismo tiempo.
Assange
es un hombre acosado. Tiene que protegerse. El pasado 27 de septiembre su
equipaje fue requisado cuando abandonaba Estocolmo. La hipótesis de que alguien
esté intentando vigilar sus pasos o interferir en sus comunicaciones no resulta
descabellada. Todas las comunicaciones que realiza por teléfono
o mail están encriptadas, es un excelente criptógrafo, tiene un
pasado de hacker. Los protocolos de seguridad que debe seguir son
estrictos. En algunos lugares, confiesa, debe moverse con guardaespaldas.
Nunca se
sabe dónde está, dónde dormirá esta noche, o en qué anda. Su vida nada en los
secretos. Se mueve rápido y procura no dejar rastro.
La
existencia un tanto nómada no es algo que le resulte ajeno. "Nuestra
familia producía teatro profesional y televisión y como resultado, íbamos de
gira por el país muy a menudo", recuerda. Assange nació en 1971 en
Townsville, ciudad de la costa noroeste australiana. Cuando tenía ocho años,
sus padres se separaron. La madre inició una relación con un músico con el que
tuvo otro hijo. "Durante una parte de mi adolescencia tuve que lidiar con
este hombre del que se sospechaba estaba conectado con el culto de Anne
Hamilton-Byrne", cuenta. Una secta en la que algunos miembros convencían a
las madres para que ofrecieran a sus hijos recién nacidos a la líder del
movimiento. Niños que se convertían en hijos adoptivos de la suma sacerdotisa,
que ordenaba teñirles a todos el pelo de rubio y a los que se suministraban
todo tipo de drogas, incluidas ceremonias de iniciación al LSD cuando apenas
eran adolescentes.
Llegó un
momento en que no quedó otra salida que huir. Huir de las garras de aquel
hombre. Assange, su hermanastro y su madre estuvieron tres meses cambiando
constantemente de domicilio. Vivir a la fuga.
Secretos
y fugas. Dos conceptos que gobiernan la vida de Julian Assange. Leaks significa
fuga. Y también fuga de información, filtración.
Por
aquellos años difíciles nació su fascinación por los ordenadores. Su pericia,
sus dotes como programador, le convirtieron en un notable hacker. Su
nombre de guerra: Mendax. Allí comenzó su lucha: la información está para ser
compartida.
Como hacker, llegó
a penetrar en los sistemas de la compañía telefónica canadiense Nortel, motivo
por el cual llegó a ser encausado. El juez acabó sentenciando que detrás de su
intentona se escondía el simple placer de ser capaz de penetrar en sistemas
ajenos. Tuvo que pagar una pequeña multa. "Yo fui un activista",
asume. "La investigación de la que fui objeto se acabó cuando yo tenía 20
años; aunque el proceso durara seis años más, hasta 1997. Ahora hay muchos
intentos de llamarme hacker, basados en mis actividades como hacker de
hace veinte años, para devaluar mi trabajo como periodista. Con ello se
pretende además despojarme de las protecciones legales de cualquier periodista;
van contra mí personalmente, y contra esta organización. No obstante, es cierto
que he sido un activista de la información libre durante mucho tiempo. Esos
intereses de adolescente, aunque relativamente poco sofisticados, reflejan la
consistencia de mi carácter".
La
información libre. Los secretos destapados. La transparencia. Toda la
información secreta debe estar a disposición del ciudadano. Varios medios,
entre ellos, The New Yorker, le han acusado de venerar la
transparencia en todas partes menos en el seno de su organización.
El
presupuesto actual de Wikileaks es de un millón de dólares anuales (en torno a
712.000 euros). Desde enero, cuentan con un sistema de donaciones anónimas de
modo que no están influidos por los intereses de quienes donan, explica
Assange. Durante los cuatro primeros años, el portal se nutrió de las
aportaciones de Assange y algunos más. El número total de donantes actual es de
10.000 personas. Ninguna donación sobrepasa los 20.000 euros.
Assange
asegura durante la entrevista que ya son 12 personas fijas y que pronto serán
20. El número de colaboradores asciende a 800. Seguidores en Twitter: 150.000.
El
portal de Wikileaks se reabrió el viernes tras una larga temporada cerrado. En
la página alegaban motivos de mantenimiento para justificar el cierre. Assange
explica que se debió a la gran reorganización en la que están inmersos. Un
periodista que ha trabajado estrechamente con él sostiene que el portal ha
estado cerrado por la rebelión interna que ha sufrido la organización en los
últimos meses. Manifiesta que los métodos autoritarios de Assange han disuadido
a varios integrantes del equipo. Que algunos de los técnicos han llegado a
boicotear internamente la Red para evitar que Assange lo controle todo.
Hrafnson, el portavoz islandés, niega cualquier atisbo de rebelión interna.
Otro
periodista de una cabecera internacional, que también prefiere ocultar su
identidad, dice que, efectivamente, Assange es un tanto autoritario. Pero
sostiene que en una organización como Wikileaks, sometida a tanta presión, es
normal que haya debate y tensión. Y es lógico, por tanto, que haya un momento
en que alguien tenga que tomar una decisión que no guste a todo el mundo.
"Hay unos que son más partidarios de la acción que otros", describe.
P. Daniel
Domscheit-Berg, su ex portavoz en Alemania, que ha abandonado la organización,
dijo a Der Spiegel que usted actuó con él como fiscal, juez y
verdugo. Sostiene que usted no tolera las críticas.
R. Daniel
Domscheit-Berg fue suspendido de esta organización por un número de razones
serias. Como muchas personas que son suspendidas, elige criticar las decisiones
del que les emplea. Creemos que la confianza, la confidencia y actuar con
integridad son componentes esenciales de nuestro trabajo. Por ese motivo decidí
no criticar a Domscheit-Berg, a pesar de que sus declaraciones no nos han
ayudado nada en estos momentos de dificultades.
Daniel
Domscheit-Berg coge el teléfono en Berlín. Al oír lo que Assange ha dicho sobre
su salida a este periódico, se revuelve, indignado. "En primer lugar, yo
no soy su empleado. En esta organización no se paga a nadie. En mi caso, además,
yo puse dinero en el proyecto", exclama, notablemente irritado.
El ex
portavoz se declara estupefacto por su despido, que se produjo en septiembre.
Asegura que al menos cinco personas han abandonado Wikileaks por estar en
desacuerdo con los modos de Assange. "La gente no quiere que un dictador
esté al frente de una organización tan poderosa, que maneje una información tan
sensible. Julian se está comportando como un dictador y yo no trabajo para
dictadores, yo lucho contra los dictadores".
El
activista alemán, de 32 años, afirma que sus palabras no son fruto de
una "vendettapersonal". Y señala que Wikileaks ha ido perdiendo
algunas de sus señas de identidad. "Yo no sé si el Pentágono estará o no
en estos momentos detrás de Julian. Pero el hecho de que pueda estarlo
demuestra que se ha cometido el mayor de los errores: Wikileaks nació como una
organización en la que estaba involucrada mucha gente de modo que nunca
pudieran ir a por una sola persona. La gente debería ser intercambiable, lo
importante es el proyecto, es un movimiento. ¿Qué es Wikileaks ahora, una
organización o el show de Julian Assange?".
El
controvertido fundador de Wikileaks no deja indiferente a nadie. Fascina a
unos, irrita a otros. Para unos es el último héroe del periodismo, un hombre
que desafía la lógica de un mundo cínico en busca de la máxima transparencia.
Para otros, un idealista naif que cree que todo se puede contar, cuando hay
cosas que el sentido común indica es mejor no publicar. Por ejemplo, aquellas
que pongan en peligro la vida de las personas. De eso le acusan desde varios
frentes. De haber revelado la identidad de informantes afganos que ahora son
blanco fácil para los talibanes.
P. Su
decisión de publicar los nombres de informantes afganos al hacer
públicos los papeles de Afganistán levantó polvareda. Bill Keller,
director de The New York Times,dijo: "Su decisión de hacer públicos
los datos tuvieron consecuencias potenciales que, creo, cualquiera, sea cual
sea su visión de la guerra, encontraría lamentables". ¿Considera que
cometió algún error, que puso en peligro alguna vida?
R. Al
publicar 76.000 de 90.000 documentos clasificados, hay muchas cosas de las que
hablar. Esos documentos revelaron la hora, fecha, lugar y circunstancias de la
muerte de cerca de 20.000 personas. Y punto. En los dos meses desde que el
material fue publicado, hasta donde se puede determinar hoy, ningún civil
afgano ha sido dañado por la publicación de los papeles. Eso no quita para que
estos sean temas muy serios e interesantes, y por ese motivo retiramos uno de
cada cinco documentos. El hecho de que Bill Keller tenga necesidad de dedicar
su tiempo a hablar de este tema, que no está asociado a la muerte de nadie,
comparado con los temas que han llevado a la muerte de cerca de 20.000
personas, y la muerte de cientos en los últimos dos meses, es un reflejo de la
dificultad que tiene The New York Times para criticar al Ejército en
Estados Unidos.
P. Alan
Rusbridger, director de The Guardian, nos decía hace unos días con ironía
que los medios tradicionales han abandonado el periodismo de investigación
porque es caro y no muy sexy. ¿Está de acuerdo?
R. Sí,
lo han abandonado casi por completo, es cierto. El peaje que pagas es caro: te
crea enemigos, genera gastos en prevenir ataques judiciales, y se producen
ofensivas contra los intereses de los editores. Yo creo que los lectores sí
demandan periodismo de investigación, pero el coste por palabra en relación con
otras formas de periodismo es alto, especialmente, el
periodismo subvencionado por intereses especiales.
P. ¿Pero
cree que la mayor parte de los grandes medios de comunicación occidentales
están subvencionados por intereses especiales?
R. Eso
no es exactamente lo que yo quería decir. Ese también es un factor. Yo me
refería a los miles de millones de dólares que el Ejército de EE UU gasta al
año en su comunicación de asuntos oficiales para producir contenido tutelado
como vídeos, fotos y notas de prensa que al final son historias gratis para que
los periodistas les pongan la firma. Y similares contenidos tutelados
producidos por empresas y Gobiernos. En ese sentido, los periódicos y las
televisiones se convierten en seleccionadores de contenidos tutelados.
P. ¿Cree
usted que esto va a cambiar? ¿Cree que la revolución digital e iniciativas como
Wikileaks traerán periodismo independiente?
R. Podemos
ir en las dos direcciones. Puede que lleguemos a un sistema en que haya una
mayor fiscalización y acuerdos internacionales para suprimir la libertad de
prensa o puede que vayamos a un nuevo estándar en que la gente espere y demande
material que exponga más a los poderes; y un entorno comercial en que este tipo
de exposición sea rentable; y un entorno legal en que esto esté protegido.
P. ¿Es
usted optimista al respecto?
R. Estamos
en el cruce de caminos entre esos dos futuros. Por eso es tan importante y tan
interesante estar involucrado en esto. Con nuestras acciones de ahora
determinamos el destino del entorno mediático internacional de los próximos
años.
Assange
se muestra como un entrevistado rebelde. Resulta muy difícil conseguir colar
una pregunta en medio de sus pausados discursos. Eso sí, muchas de las cosas
que dice son sustanciosas. Si no, véase su reflexión sobre lo que le ha
supuesto su experiencia en Wikileaks:
"Cada
persona tiene una trayectoria única en la vida, pero, en los últimos tres años
y medio, yo he tenido una experiencia realmente única. He leído más documentos
filtrados, posiblemente, que ninguna otra persona en la tierra. De muy distintos
temas. Igual hay gente que ha leído muchos, pero tal vez no de tantas y tan
distintas organizaciones a lo largo de mundo. He obtenido más filtraciones
internas que ninguna otra persona y he dirigido una organización que ha
recibido muchos ataques de organizaciones poderosas, de secretos y neuróticos
cultos. Antes de estar metido en esto, creí que sabía bastante de cómo funciona
el mundo, he hecho cosas significativas e importantes antes que esto. Pero nada
me preparó para la realidad con la que me he encontrado. Mi perspectiva ha
cambiado mucho".
P. ¿Y
qué ha visto?
R. No
sé si es posible comunicar lo que he aprendido. Hay dos cosas que me vienen a
la mente. La primera, la muerte a escala mundial de la sociedad civil. Rápidos
flujos financieros, por transferencias electrónicas de fondos que se mueven más
rápido que la sanción política o moral, destrozando la sociedad civil a lo
ancho del mundo. El poder económico permite a oportunistas en cualquier
sociedad conectada al sistema financiero global extraer riqueza robada con un
comportamiento inmoral para llevarla a destinos lejanos o a oscuros y opacos
vehículos financieros difíciles de atrapar. En este sentido, la sociedad civil
está muerta, ya no existe, y hay una amplia clase de gente que lo sabe y está aprovechando
que saben que está muerta para acumular riqueza y poder.
P. ¿Cómo...?
R. Y
la segunda cosa que he visto, que opera en combinación y en oposición a esta,
es que hay un enorme y creciente Estado de seguridad oculto que se está
extendiendo por el mundo, principalmente basado en Estados Unidos. Cualquier
Estado, si quiere sobrevivir, tiene que inscribirse con uno de los tres
proveedores de inteligencia y sistemas armados. Los proveedores son el Imperio
occidental, Rusia, antiguo Imperio soviético, y China, que aún no es un
imperio, pero empieza a moverse en esa dirección. El Estado de seguridad oculto
que se está extendiendo por el Imperio occidental tiene su centro de gravedad
en Estados Unidos, pero es una red de tutelaje que existe en todos los países
occidentales y conecta a todos los países occidentales. En EE UU, a pesar del
colapso financiero, su poder económico ha crecido: su porción de recursos
económicos ha crecido entre 250% y 300% desde los noventa. Para dar un ejemplo
concreto, y en este caso cito a Dana Priest -dos veces ganadora del Pulitzer-,
de The Washington Post, hay 817.000 personas trabajando en labores de
seguridad top secret.
P. ¿Y
esas estructuras velan fundamentalmente por salvar al capitalismo?
R. Las
grandes corporaciones han penetrado tanto ese Estado de seguridad opaco y el
sistema político que se están llevando todo el valor añadido por los
contribuyentes.
Assange
afirma que en Estados Unidos hay ahora una tensión entre el sistema nacional de
seguridad paralelo y lo que denomina anarcocapitalismo, es decir, las grandes
empresas. Compara el Estado de seguridad paralelo norteamericano con el que
construyó Putin para dominar a los oligarcas.
Para
terminar, Assange, que no deja títere sin cabeza, reserva su traca final para
los complacientes medios de comunicación. "Los medios de comunicación
internacionales son un desastre. Estamos en una buena posición para verlo
porque nos llega material política e históricamente significativo, lo
liberamos, y vemos cuántos medios se hacen eco y con qué rigor. Podemos ver
también los esfuerzos para suprimir la información que damos. Mi conclusión es
que el entorno de los medios internacionales es tan malo y tan distorsionador
que nos iría mejor si no hubiera ningún medio, ninguno".
Se acaba
la entrevista. Assange se levanta y muta. Se convierte en otra persona. Se
desprende de un plumazo de toda su intensidad y gravedad. Se vuelve ligero,
encantador, sonríe. Rejuvenece. Lo último que dice, una vez apagada la
grabadora. "No creas a nadie. No creas a nadie. No creas a nadie. Te
estarán mintiendo.
Las
tripas de Wikileaks
» WikiLeaks
es un sitio web para la publicación anónima de documentos secretos o
delicados. Una conexión cifrada permite a cualquier usuario subir vídeos,
documentos o audios confidenciales sin dejar rastro.
» Se
ha convertido en la gran plataforma de las filtraciones -leaks, en
inglés-, en el lugar en el que se cuestionan las grandes verdades oficiales.
» Julian
Assange, australiano de 39 años, teme que los Estados Unidos le abran una causa
por espionaje por la filtración de los 'papeles de Afganistán'. En Suecia, que
le acaba de negar el permiso de residencia, tiene abierta una investigación por
presunto acoso sexual.
Cinco
episodios clave
El de
ayer fue el golpe más impactante en la carrera de Wikileaks como plataforma de
filtración de contenidos secretos. Desde su fundación en diciembre de 2006, el
portal dirigido por Julian Assange ha levantado papeles en distintos
puntos cardinales del planeta, aunque los que más ruido han hecho han sido sin
duda los relacionados con el Ejército norteamericano.
Las
ejecuciones extrajudiciales en Kenia, el escándalo del banco islandés The New
Khaupting y los 'papeles de Afganistán' son tres de sus más duros golpes.
Pero
también han recibido críticas por no editar suficientemente el material que les
llega y publicar datos de carácter privado. Ocurrió con el episodio de las
últimas conversaciones de las víctimas del 11-S y con la publicación de nombres
y direcciones de miembros del Partido Nacional Británico.
EJECUCIONES
EN KENIA. Noviembre de 2008. Wikileaks filtra un documento silenciado
hasta la fecha en el que la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia
denuncia la ejecución extrajudicial de 500 jóvenes opositores al régimen.
VERTIDOS
TÓXICOS. Murieron seis personas. 85 necesitaron cuidados. Wikileaks
publicó que la empresa Trafigura había pagado a una empresa local de Costa de
Marfil para que se deshiciera de 40.000 toneladas de gasolina de baja calidad.
LA
INTRAHISTORIA DEL 11-S. Noviembre de 2009. Wikileaks publica llamadas,
mensajes SMS y correos electrónicos enviados hacia y desde las Torres Gemelas
el 11-S. La publicación desata la polémica sobre el respeto a la intimidad.
NOMBRES
Y RAZA. Octubre de 2009. Wikileaks da a conocer un listado con los
nombres, apellidos, direcciones y teléfonos de miles de personas pertenecientes
al Partido Nacional Británico, de corte racista. Más críticas sobre los límites
de la publicación de datos.
MATANZA
EN BAGDAD. Abril de 2010. Wikileaks libera un vídeo que refleja la
matanza de 12 civiles en Bagdad. Entre ellos, dos niños. Un helicóptero Apache
dispara a un fotógrafo de Reuters (pensando que lleva un arma) y a todos los
que por allí andan en ese momento.