Incluso hoy, Hezbolá continúa en su camino terrorista. El verano pasado, el mundo contemplaba mientras estallaba la violencia en Oriente Medio después de que la incursión de Hezbolá en Israel acabase en el secuestro de dos soldados israelíes y el asesinato de otros ocho. Mientras tanto, la organización ha afinado sus técnicas de financiación de sus asesinatos con ingresos procedentes de una amplia gama de actividades ilícitas.

Hezbolá, "el Partido de Dios", comenzaba como organización musulmana radical chiíta en 1982 en respuesta a la primera guerra libanesa-israelí. Sus objetivos declarados eran y siguen siendo borrar del mapa a Israel y establecer un estado chiíta en el Líbano. Su principal patrocinador es la República Islámica de Irán, la cual proporciona considerable apoyo financiero así como armamento y formación paramilitar. Siria, el vecino del Líbano, también aporta apoyo sustancial.

Los dos líderes principales de Hezbolá son su secretario general, el jefe Sayyed Hassán Nasrala, y el líder espiritual de la organización, el jeque Mohamed Husayn Fadlalah, ambos "terroristas globales designados especialmente" según el gobierno norteamericano. El gobierno acusa a Fadlalah de ser quien decretó la fatwa autorizando el atentado de 1983 contra los cuarteles de los Marines de los Estados Unidos que mató a 241 americanos.

El "Partido de Dios" ha evolucionado de los tiempos de guerrilla y fuerza terrorista, estableciéndose como partido político "legítimo" en el gobierno libanés y actuando como representante de la enorme población chiíta del Líbano. Habiendo logrado un alto perfil político, Hezbolá sigue manteniendo su milicia armada y sus bases de entrenamiento terrorista.

Los logros de Hezbolá como organización terrorista multinacional aquí mismo en los Estados Unidos ofrecen un ejemplo de cómo funciona el grupo. Las porosas fronteras de la nación con México y Canadá prestan fácil acceso a los operativos de Hezbolá para llevar a cabo operaciones de recaudación de fondos y reclutamiento. Agentes de Hezbolá de alto nivel han construido complejas empresas criminales interestatales, recaudando millones de dólares y permitiendo a la organización la compra de armamento avanzado y materiales a ser enviados a los cuarteles generales libaneses del grupo. Estas redes manifiestan claros vínculos de mando e implicación en un amplio abanico de actividades, incluyendo el contrabando de tabaco, el tráfico de seres humanos, el tráfico de drogas, la falsificación y "labores de caridad".

El complot de recaudación de fondos de Hezbolá en los Estados Unidos más difundido quizá sea el que implicaba a la banda de contrabando de tabaco de Charlotte, N.C. Los operativos adquirían cigarrillos en Carolina del Norte y los vendían de nuevo en Michigan sin pagar los elevados impuestos de Michigan. Mohamed Youssef Hammoud, el cabecilla del grupo, era condenado en el 2002 por diversos cargos: conspiración para lavar dinero y tráfico en contrabando de cigarrillos, diversas violaciones de las leyes de inmigración, e intento de soborno. Las pruebas presentadas en el juicio revelaban vínculos entre el líder del grupo y el jeque Nasralah, incluyendo la fotografía en la que aparecían los dos juntos. El caso puso en evidencia la facilidad con la que inmigrantes ilegales se aprovechan del sistema norteamericano y recaudan dinero procedente de actividades ilícitas para financiar tanto a una célula americana de Hezbolá como la jefatura del grupo en el Líbano.

El caso de mayor calado de un guerrillero entrenado de Hezbolá en suelo norteamericano implicaba a Mahmoud Youssef Kourani. En marzo de 2005, Kourani se declaraba culpable de conspiración para proporcionar apoyo material a una organización terrorista extranjera, y en junio de 2005 era condenado a 54 meses de prisión. La declaración del FBI en el caso alegaba que Kourani había enviado 40.000 dólares a su hermano Haidar, el jefe de seguridad militar de Hezbolá en el sur del Líbano. Un confidente informaba al FBI de que Mahmoud Kourani afirmaba haber sido entrenado en Irán en representación de Hezbolá y ser miembro de la unidad de Hezbolá responsable del secuestro y asesinato del coronel Marine William Higgins en el Líbano en 1988. Según los documentos del gobierno, "Aproximadamente el 4 de febrero de 2001, Kourani entraba ilegalmente en los Estados Unidos atravesando furtivamente la frontera Estados Unidos-México en la baca de un coche. Llegaba a México mediante sobornos... un funcionario del consulado mexicano de Beirut le extendió un visado mexicano”.

Además del tráfico de seres humanos, los financieros de Hezbolá están implicados en las operaciones de drogas a gran escala en Norteamérica. Una condena federal de enero de 2002 acusaba a 36 individuos en toda la nación, incluyendo a Mohammad Shabib residente en Ohio. Los detectives están seguros de que desde los primeros años 90, Shabib lograba depositar alrededor de 8 millones de dólares obtenidos a través de la venta de drogas en cuentas bancarias de Chicago. Se cree que parte del botín ha ido a beneficio de las actividades de Hezbolá.

Los operativos de Hezbolá buscan con frecuencia miembros con simpatías afines entre la diáspora libanesa para asistirles, diversos de los cuales han gestionado o poseído restaurantes libaneses. Salim Boughader Mucharrafille, el propietario del Café La Libanesa de Tijuana, México, era detenido en diciembre de 2002 por encabezar un grupo delictivo que presuntamente había introducido a 200 compatriotas libaneses en los Estados Unidos de manera ilegal, incluyendo a un empleado de Al Manar, la cadena de televisión de Hezbolá. Aunque nunca se confirmó oficialmente, se sospechaba que Boughader había ayudado a Kourani a cruzar la frontera. El pasado mayo, un juez mexicano condenaba a Boughader a 14 años de cárcel por contrabando de seres humanos y crimen organizado.

El caso de Rady Zaiter, alias David Assi Álvarez, es un ejemplo de actividad delictiva relacionada con drogas diseñada para lucrar a Hezbolá utilizando como fachada un restaurante. En junio de 2005, la policía ecuatoriana desmantelaba una banda internacional de tráfico de drogas encabezada por los propietarios del restaurante El Turco: Zaiter y su socio, Maher Hamajo. El restaurante, en Quito, servía como centro logístico para las actividades de la banda. Los que portaban la droga transportaban la cocaína en maletines con doble fondo con destino a otros países de Sudamérica, así como Europa y Oriente Medio. Según las autoridades de la investigación, Hezbolá percibía al menos el 70% de los ingresos de la droga. Adicionalmente, los funcionarios confiscaban más de 150.000 dólares y 2000 euros. Se hicieron detenciones adicionales en Brasil, Siria y las Antillas Holandesas, incrementando la cifra total de implicados hasta 19 personas. El Turco, al igual que el restaurante La Shish, vinculado recientemente en la zona de Detroit a Hezbolá, era un restaurante popular y apreciado por los locales.