En Hamburgo, Der Spiegel titula: «Advertencia de una nueva ola de terror». A juicio del Spiegel «Zapatero está presionado por todas partes; pero, sobre todo, en el País Vasco, donde los terroristas de ETA han amenazado con nuevos atentados si sus simpatizantes no están presentes en las próximas elecciones municipales». El Spiegel subraya la brutalidad del chantaje del dúo ETA-Batasuna: o estamos en las municipales o la situación volverá a ser tan catastrófica como hace años. Chantaje del derramamiento de sangre que pudiera «traducirse» por un «ponga un terrorista en su mesa, o disparo».

Titubeante y sin rumbo conocido, ante el chantaje etarra, el Gobierno se pasea por los conciliábulos europeos haciendo gestos de «firmeza». En París, Le Monde afirma que el dúo Zapatero-Moratinos ha adoptado una posición «maximalista» ante el debate continental sobre el futuro de las instituciones. Le Monde afirma que los presidentes de la Comisión y el Parlamento Europeo, así como Angela Merkel y el dúo Blair-Brown son partidarios de apoyar el proyecto de Sarkozy: un Tratado o acuerdo «mínimo», para salvar lo esencial. Cuando París, Berlín, Bruselas y Londres avanzan en esa dirección, Le Monde afirma que Madrid aspira al liderazgo de los «maximalistas», que sería la mejor manera de prolongar indefinidamente la crisis institucional.

En otro plano, las nuevas oleadas de inmigrantes alimentan la inquietud. En París, International Herald Tribune estima que España «forcejea» con un problema que tiene muchos flecos incontrolados y dramáticos. En Lyon, Euro News se expresa en esa misma línea.

Hay otros crespones negros. Le Monde Diplomatique publica un artículo de José Manuel Fajardo titulado: «Una España todavía enferma de su pasado». En Suiza, RSC estima que España está en la «vanguardia» del consumo europeo de cocaína.