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26/01/2007 | Negociación con ETA. Explicación fallida

Oscar Elía Mañú

Lo cierto es que ambas van en el mismo conjunto, y en ningún momento Batasuna o ETA han anunciado que con una de ellas sería suficiente. La mesa política reivindicada en noviembre de 2004 no es ni de diálogo ni de discusión, como afirma El País, sino de autodeterminación y de territorialidad, y su futuro va unido al de la mesa técnica.

 

Aizpeolea o “ETA nos ha engañado”  

El periodista Luís R. Aizpeolea, en su excelente artículo del 21 de enero en El País, establece tres periodos bien definidos dentro del proceso de paz.

En primer lugar, las reuniones previas a la declaración del alto el fuego, en Oslo y Ginebra. Según la versión defendida por El País, ETA se habría puesto en contacto con el Gobierno de Zapatero por carta en agosto de 2004, y a partir de ahí se habrían gestado los contactos en Noruega y Suiza, donde ETA asumió que la mesa política, su calendario, su composición y sus contenidos eran competencia exclusiva de los partidos vascos. La banda asumía delegar en Batasuna los asuntos políticos.

El segundo paso, según la narración del periodista, se produce con la declaración del alto el fuego de ETA en marzo de 2006. Según Aizpeolea, ETA, no había reivindicado ni el derecho a la autodeterminación ni Navarra. Se limitó a señalar que "la decisión que los ciudadanos vascos adoptemos en el futuro debe ser respetada".

Todo se ajustaba a las bases del proceso que los interlocutores acordaron antes del alto el fuego. Ese sería el sentido de la intervención del Presidente el 29 de junio de 2006.  

En la filtración al diario El País tras la declaración de marzo, el mismo periodista esclarecía: compartieron la idea de que el Ejecutivo y la banda terrorista limitarían su diálogo al futuro de los presos o a lo que Batasuna denomina la "desmilitarización del conflicto". La negociación política correspondería exclusivamente a los partidos.(El País, 26 de marzo de 2006)

El comunicado etarra de marzo y la declaración de Rodríguez Zapatero en el Congreso se habrían realizado según las reuniones de Oslo, Ginebra y la declaración de alto el fuego de marzo. ETA estaba dispuesta a negociar la rendición, y no haría ninguna reivindicación política, que quedaría en manos de Batasuna.

En tercer lugar, el punto de inflexión es situado en la primera reunión oficial en julio de 2006; según Aizpeolea, entonces es cuando ETA cambia de opinión, incumple su palabra y adopta posiciones inaceptables: se alteraron las previsiones del Gobierno de aprovechar el verano para avanzar con ETA en el fin de la violencia a cambio de medidas penitenciarias favorables para sus presos. ETA decidió postergarlas y primar la constitución de la mesa política. Según la narración del periodista, entonces es cuando ETA reivindica la autodeterminación y la territorialidad, algo de lo que no se había hablado anteriormente.

Para Aizpeolea, los planes del Gobierno se ven alterados en su reunión de julio con ETA, que rechaza iniciar conversaciones para acercar presos y avanzar en el fin de la violencia, temas sobre los que existía un plan preciso. A partir de ese momento, la situación se va deteriorando por momentos. Pasa el verano, aumenta la kale borroka, los comunicados de ETA se hacen más duros, etc. En la reunión de noviembre, ETA ha asumido una posición maximalista: las conversaciones encallan en noviembre. Batasuna pretende cerrar un acuerdo previo a la constitución de la mesa sobre el derecho a decidir y Navarra. En este caso quiere aprobar un órgano común de Navarra y Euskadi, con capacidad legislativa. Por fin, en la reunión de diciembre, el diálogo está definitivamente roto.

El Frente de la Paz sitúa en esta lógica el doble crimen del 30 de diciembre. Cita Aizpeolea el comunicado de enero: En lugar de acordar las bases de un nuevo marco político que traiga la superación del conflicto y que reconozca los derechos de Euskal Herria, [el Gobierno] ha establecido como tope del proceso los límites de la Constitución española y de la legalidad. El comunicado demostraba así lo asegurado por los defensores de la negociación con ETA: la bomba de la T4 dejaría claro que el Gobierno nada había pactado con los terroristas, que habrían vuelto al crimen cuando constataron que el Gobierno no cedería. 

Por fin, Aizpeolea resume las causas del fracaso del proceso de negociación, tomando como referencia la reunión de julio de 2006: el hecho es que desde julio apostó por un proceso de avance en la soberanía mientras el Gobierno quiso un proceso de fin de la violencia, en el que la izquierda abertzale, con su presencia política, sustituyese a ETA. Fueron dos visiones distintas del mismo proceso.

Las declaraciones del optimismo

Aizpeolea interpreta así el comunicado etarra de marzo: ETA, tres meses antes, en su anuncio de alto el fuego permanente, no había reivindicado ni el derecho a la autodeterminación ni Navarra. Se limitó a señalar que "la decisión que los ciudadanos vascos adoptemos en el futuro debe ser respetada". Todo se ajustaba a las bases del proceso que los interlocutores acordaron antes del alto el fuego. Para el periodista, el comunicado etarra dejaba de lado las cuestiones políticas, despachadas con una referencia banal y abstracta. Esa actitud de ETA –cercana a la rendición- habría motivado el inicio de conversaciones por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

¿Implica esto una renuncia a la autodeterminación y a Navarra? ¿Supone, como afirma ahora la galaxia mediática gubernamental, que ETA, Batasuna y Otegi no sabían que el Gobierno y el PSE en su conjunto estaban dispuestos a hablar, hablar y hablar, pero no a llegar a ese "mínimo" que el propio Otegi considera inexcusable, como afirma Soledad Gallego Díaz (14-01-06)?. Según la versión gubernamental del diario El País, Estos planteamientos los recogió Otegi tanto en la Asamblea de Anoeta de noviembre de 2004 como en la carta enviada al presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, que hizo pública en enero de 2005 (Aizpeolea).

¿Qué es la Asamblea de Anoeta? En noviembre de 2004, Batasuna hace balance de los años de democracia, análisis de la situación política en España y propuestas para el futuro. Se trata de un documento importante, de calado estratégico importante. Lo hizo apelando a la legitimidad de la paz; una prioridad política para el presente inmediato: la construcción de un proceso de paz que supere definitivamente el escenario de enfrentamiento político y armado en nuestro pueblo.  

En su documento Batasuna hace en primer lugar balance; entre 1977 y 2004, define la historia como la continuación del franquismo y de la opresión vasca. Las fuerzas franquistas habrían sobrevivido a la transición y habrían obstaculizado la verdadera democracia, dividiendo Euskadi y oprimiéndola.  En clave progresista, afirma cómo hoy es ya posible abordar el cambio que entonces no fue posible. Idéntico análisis hace ETA en la entrevista en Gara en mayo de 2006.

En segundo lugar, hace el Análisis de la situación actual, que parte con la afirmación del agotamiento de los regímenes políticos español y francés. En lo referente al futuro vasco, afirma; no sólo el Estado sino el conjunto de fuerzas políticas son conscientes de la inevitabilidad del cambio en el estatus político, asistimos a una especie de subasta de marcos y propuestas para superar el actual marco político. Batasuna considera 2004 el año del cambio; a partir de ese momento, queda patente el agotamiento de los Estados, y como muestra señala el cambio de actitud del Partido Socialista al respecto; ya ni siquiera el PSOE es capaz de defender el actual estatus tal y como esta diseñado en la actualidad.

En tercer lugar, en relación con la solución al conflicto, Batasuna realiza la alusión al diálogo que entusiasma a los pactistas en La Moncloa y El País. Habla de un nuevo estatus fundamentado en el acuerdo y el reconocimiento de todos los derechos traerá el cambio político y la paz consigo; El acuerdo basado en el diálogo entre todos los agentes traerá un nuevo estatus político. Para que dicho acuerdo sea eficaz es inevitable consultar a la ciudadanía vasca.

¿Son estas últimas afirmaciones coherentes con la ideología que Rodríguez Zapatero gusta de trasladar? Sin duda. Rodríguez Zapatero proyectaba en 2001 su proyecto; el reencuentro, la reconciliación en Euskadi, la refundación del espíritu de concordia, el que el futuro pese más que el pasado. La alusión etarra al diálogo, la apología del cambio y de la paz definitiva, la consulta a la ciudadanía son referencias tan abstractas como repetidas por el Presidente del Gobierno. ¿Pudieron llamar la atención del Presidente del diálogo y del progresismo? Sin duda. ¿Alentó las esperanzas de Zapatero y los pactistas? Pudo ser.

La conciencia de que España asistía a un cambio de régimen y de modelo de Estado que la derecha entorpeció en la transición, la llamada al diálogo, al acuerdo, a la paz definitiva se ajustaban tanto al ideario criminal etarra como al progresismo de Rodríguez Zapatero. En clave progresista, Rodríguez Zapatero afirmaba algo semejante en 2001 cuando afirmaba que ahora estamos en condiciones de hacer esa vindicación sin que se entienda como un ánimo revanchista (Rodríguez Zapatero, 22-07-2001). Desde este punto de vista, el optimismo quedaba servido; ETA concebía que su lucha ya no tenía sentido, pues el proceso abierto por el Gobierno de Zapatero recogía parte de sus aspiraciones. Así las cosas, la rendición etarra, la negociación sólo de presos, sería la salida más racional para los etarras. El Gobierno se dispondría a negociar, únicamente, de presos: El Gobierno contaba con que las negociaciones del verano servirían para iniciar acercamientos de presos de ETA a las cárceles vascas y aumentar el compromiso de la banda con el fin de la violencia (Aizpeolea)

¿Estuvo motivado el optimismo que Aizpeolea descubre en el Gobierno y en sí mismo? Apela de nuevo al comunicado de ETA en marzo de 2006. Ignoramos si fue pactado o hasta donde fue pactado, pero el optimismo residiría en las dos ideas. La primera, la supuesta conversión etarra a la democracia; hacemos un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas vascas para que se impliquen en este proceso y luchen por los derechos que como Pueblo nos corresponden. En segundo lugar, el advenimiento de la paz perpetua: ETA muestra su deseo y voluntad de que el proceso abierto llegue hasta el final, y así conseguir una verdadera situación democrática para Euskal Herria, superando el conflicto de largos años y construyendo una paz basada en la justicia. Aizpeolea saca la siguiente conclusión; puesto que ETA no habló ni de autodeterminación ni de territorialidad, no había motivo para hablar de su rendición.

¿Diálogo o independencia? Diálogo e independencia

El contenido de la carta que ETA manda a Rodríguez Zapatero nos es, pese a todo lo que de ella se ha hablado, desconocido: sabemos que llegó a manos del Presidente mediante un político francés, y que supuestamente en ella ETA afirmaba su disposición a rendirse a cambio de mejoras penitenciarias. El contenido de esta carta, unido a la Declaración de Anoeta y al propio comunicado etarra de marzo de 2006 son los documentos que Aizpeolea presenta como las pruebas de la disposición, sincera o fingida, de ETA a rendirse.

La pregunta, por lo tanto se nos impone; ¿existían, según las noticias que nos transmite el diario El País, motivos para pensar que ETA había renunciado a su programa político? ¿Están la declaración de Anoeta y el comunicado etarra de marzo de 2006 libres de toda alusión al totalitario proyecto etarra? ¿Existían motivos reales para ser optimistas respecto a las intenciones etarras, como afirma el periodista?

La frase a la que Aizpeolea quita importancia en el comunicado de 2004, la decisión que los ciudadanos vascos adoptemos en el futuro debe ser respetada, no es única en el texto. Textualmente, el comunicado de ETA de marzo de 2006 afirma lo siguiente; El objetivo de esta decisión es impulsar un proceso democrático en Euskal Herria para construir un nuevo marco en el que sean reconocidos los derechos que como Pueblo nos corresponden y asegurando de cara al futuro la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas.

¿Proceso democrático o nuevo marco político? Para el Gobierno, según Aizpeolea, ambas realidades se encontraban entonces separadas; ETA aceptaba el proceso de fin de la violencia renunciando a los objetivos políticos. Rara afirmación, habida cuenta del historial criminal y político de ETA; ¿existe esa renuncia en los documentos que alega Aizpeolea? De ninguna manera. En el comunicado etarra, el proceso democrático que Rodríguez Zapatero afirma es un fin en sí mismo, se convierte en un medio para la finalidad última; que sean reconocidos los derechos que como Pueblo nos corresponden. Lo cierto es que el atento lector encontrará en el comunicado etarra los dos conceptos que Aizpeolea niega que se encuentren; la autodeterminación, desde el momento en que la finalidad última es el reconocimiento de los derechos como Pueblo. ¿Qué pueblo? En ningún momento en decenios de vida, ETA ha olvidado recordar la diferencia existente entre Comunidad Autónoma Vasca y Euskal Herria, Navarra incluida. En el comunicado de marzo, Euskal Herría aparece como realidad indiscutible e indiscutida y evidente. Esa es la territorialidad que Aizpeolea dice no encontrar por ningún lado.

En segundo lugar, ¿cuál es la parte de Anoeta a la que los optimistas quitan todo valor? Aizpeolea y el Frente de la Paz recuerdan que en la declaración se abordó la necesidad de profundizar en la lucha política para lograr la paz. ¿Existe tal afirmación en la declaración de noviembre de 2004? Sin duda, cuando afirman, BATASUNA quiere mostrar su plena disposición a participar en dicho proceso, entendiendo que como tal proceso de negociación y dialogo, exigirá por parte de todos la flexibilidad suficiente para hacer las concesiones necesarias para alcanzar un acuerdo satisfactorio

Pero también sin duda alguna, conviene atender el texto en su totalidad, especialmente cuando los batasunos relacionan el proceso dialoguista y pacifista que entusiasma a Rodríguez Zapatero con el proyecto totalitario del que surge la violencia etarra y la cobertura batasuna. ¿Qué olvidan mencionar los partidarios de la negociación cuando hablan de la Declaración de Anoeta en términos pacifistas? Las siguientes líneas: El objetivo final de este proceso de superación del conflicto político y armado debe ser la construcción y puesta en marcha, de manera acordada, de un escenario que posibilite el transito hacia un nuevo marco político donde se garanticen todos los derechos al conjunto del pueblo vasco. Aizpeolea cita habitualmente Anoeta como caída del caballo de la izquierda abertzale; lo cierto es que sólo lo es como prueba de que sin independencia y anexión no hay diálogo.

Dos ideas que Aizpeolea no encuentra en el texto: garantizar todos los derechos al pueblo vasco y garantizarlos al conjunto del pueblo vasco. En esta declaración, que supuestamente se alejaba del uso de la violencia, se continúa; todas las partes deberán garantizar que los resultados de la consulta serán respetadas. (…)Los Estados español y francés deben reconocer los resultados de dicho proceso democrático, sin ningún tipo de limitaciones. Reconocimiento que es precisamente la causa de la violencia, afirman ETA y Batasuna. Traducción para despistados; habrá diálogo si y sólo sí España cambia de actitud respecto al pueblo vasco. Actitud política y jurídica, naturalmente.

En este contexto aparece el juego de las dos mesas; Aizpeolea considera que la aceptación de dos mesas distintas en noviembre de 2004 implica ya la renuncia a los objetivos político; puesto que ETA afirma que son dos mesas distintas, ETA se desentiende de la segunda. Lo cierto es que ambas van en el mismo conjunto, y en ningún momento Batasuna o ETA han anunciado que con una de ellas sería suficiente. La mesa política reivindicada en noviembre de 2004 no es ni de diálogo ni de discusión, como afirma El País, sino de autodeterminación y de territorialidad, y su futuro va unido al de la mesa técnica.: Deben acordar, partiendo de nuestra actual realidad, el tránsito político hacia un nuevo escenario en el que el pueblo vasco pueda, en condiciones democráticas, decidir cualquier estatus político o institucional para nuestro pueblo.

Lo cierto es que en la Declaración de Anoeta de 2004 y en el comunicado etarra de marzo de 2006, las ideas de autodeterminación o independencia y la territorialidad o Anschluss navarro estaban tan presentes como en la Alternativa KAS de 1976, 1978 o la Alternativa Democrática de 1995. En 2004 con la reivindicación de un proceso que acabara reconociendo los derechos de Euskadi como pueblo (autodeterminación) y de Euskadi en su totalidad (territorialidad).

¿Cabe engañarse? Los documentos gráficos de la reunión, antes de que los periodistas fuesen expulsados, muestran la parafernalia independentista y anexionista habitual. En 2006, el comunicado etarra, pactado con Rodríguez Zapatero o no, pocas novedades ideológicas aportaba, más allá de una deliberada abstracción y vaguedad dialoguista; a Aizpeolea le parece suficiente, pero todo depende del grado de profundidad con que se lea; lo cierto es que por debajo de la cháchara pacifista del comunicado, los viejos principios etarras asomaban sin disimulo en forma de frases hechas, adjetivos, adverbios o proposiciones; derechos como Pueblo, ningún tipo de limitaciones, lucha por los derechos que como Pueblo, verdadera situación democrática para Euskal Herria apuntan directamente a lo que siempre ha defendido la banda terrorista, y no al discurso light que defiende el periodista.

Ingenuidad u oscurantismo

Aizpeolea afirma que el comunicado en el que ETA reivindica el atentado de la T4 muestra el desarrollo del proceso. El comunicado reivindicativo del atentado, en el que dice que no pretendía causar víctimas, aclara lo sucedido en la reunión de diciembre, es decir, el cambio de actitud de ETA hacia posiciones maximalistas. Entonces, Aizpeolea resume los acontecimientos; Aunque el proceso terminó el 30 de diciembre, su deterioro se inició en julio, con el cambio del calendario por ETA. ¿Por qué ETA lo alteró? ¿Por qué no asumió su compromiso de ceder la política a Batasuna, acordado en las conversaciones previas?

¿Alteró ETA su calendario como afirma el periodista? Ni de la Declaración de Anoeta ni del comunicado de marzo de 2006 se desprende que ETA había renunciado a la independencia y la anexión de Navarra. Las alusiones a la vía política, al diálogo y a la negociación pertenecen al lenguaje de ETA desde hace décadas, y ya se ha visto cómo aparecen también en ambos documentos. ETA afirma que la causa de la violencia es la negación del diálogo por parte de España, y la negociación la única solución posible, siempre y cuando vaya acompañada del reconocimiento de los derechos vascos. ETA no pudo alterar el calendario, porque jamás había anunciado que lo seguiría. En el comunicado que siguió el día 23 al del anuncio de marzo, y que casi nadie parece recordar ya, ETA se reafirmaba precisamente en lo que el Gobierno dice haber olvidado: ETA muestra su deseo y voluntad de que el proceso abierto llegue hasta el final, y así conseguir una verdadera situación democrática para Euskal Herria, superando el conflicto de largos años y construyendo una paz basada en la justicia. Nos reafirmamos en el compromiso de seguir dando pasos en el futuro acordes a esa voluntad y de seguir luchando hasta lograr los derechos de Euskal Herria.

La explicación que el diario El País ofrece al fracaso de Rodríguez Zapatero parte así de una base más que discutible; la afirmación de que en noviembre de 2004, en el verano de 2005 y en marzo de 2006, ETA había aparcado la discusión política para tratar el tema técnico; ella se encargaría de la mesa técnica, y Batasuna de la política. Afirma Aizpeolea: Las bases del alto el fuego, fijadas entre enviados del PSE y de ETA en las reuniones de Ginebra (Suiza) y Oslo (Noruega), en julio y noviembre de 2005 respectivamente, contemplaban las dos mesas, pero sólo desarrollaron la técnica.      

Aizpeolea pone el énfasis en el hecho de que ETA pareció desarrollar sólo la mesa técnica; contemplaban las dos mesas, pero sólo desarrollaron la técnica. Optimista o despistado, el periodista y La Moncloa se fijan en la segunda parte, el desarrollo de la mesa técnica, y a partir de ahí construyen o reconstruyen el proceso. Pero resulta evidente que éste sólo es posible en la medida en que se contemplaban las dos mesas. ¿Podría aceptar ETA en 2004, 2005 o 2006 encargarse sólo de una mesa y dejar la otra a Otegi? Sin duda. ¿Aceptaría, en algún momento, poner en marcha la mesa técnica sin observar avances en la política? En ningún caso. De ninguno de los documentos a los que alude el Gobierno se desprende la renuncia a la política.      

Idénticas ideas a las expresadas en marzo de 2006 y noviembre de 2004; ¿dónde observa Aizpeolea la diferencia? Donde ETA habla de negociación y vía política habla también de derechos innegociables, ahora y hace meses. ¿Es posible leer donde ETA dice diálogo para la autodeterminación y la territorialidad sólo diálogo? Sólo desde una ligereza intelectual inaceptable en el periodista y en el gobernante. Lo cierto es que los documentos de ETA son claros en el fondo, aunque la forma almibarada de algunos de ellos pueda llevar a engaño. ¿Pudo engañarse La Moncloa acerca de ello? Un grado tal de ingenuidad sólo es creíble desde un grado de ingenuidad mucho mayor. No existe ni un solo comunicado etarra que lleve a la esperanza que defiende Aizpeolea, al menos no si se leen en su totalidad. En el comunicado del 23 de marzo, los terroristas dejan a las claras para qué quieren el proceso de diálogo, y lo hacen con subrayados; El objetivo de esta decisión es impulsar un proceso democrático en Euskal Herria para que mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, el Pueblo Vasco pueda realizar el cambio político que necesita (la negrita es de ETA).      

En su excelente artículo, Aizpeolea trata de dar una explicación a la actitud de ETA y del Gobierno durante toda la negociación. Y lo hace aludiendo a varias declaraciones y documentos, para concluir que el Gobierno se sentó a hablar con los terroristas porque estos habían manifestado que no se hablaría de política. La lectura de estos textos muestra que esta afirmación es falsa; ni en 2004 ni en 2006 Batasuna y ETA habían desligado la mesa técnica de la territorialidad y la independencia. No sólo es que no lo dijeran, es que lo dijeron, y explícitamente. Y lo hicieron antes del momento en que según El País se rompió el proceso, entre julio y diciembre. Y es que en la entrevista en Gara de mayo, ETA une indisolublemente la mesa técnica con la mesa política: Para nosotros no es una cuestión técnica, es más, no es, sin más, una cuestión que ataña a ETA. Los presos son militantes políticos, militantes políticos que están en prisión por luchar por Euskal Herria y, por lo tanto, respondiendo a la razón que les ha llevado a la cárcel se dará respuesta asimismo a la cuestión de los presos políticos”      

Este párrafo, publicado antes del momento en el que según Aizpeolea ETA comienza a cambiar de opinión, pone de manifiesto el objetivo de la negociación. ¿Desconocían el periodista y sus fuentes en La Moncloa el contenido? Absurda conclusión. ¿Por qué el reportaje de El País no cita el documento en el que los terroristas, a dos meses del alto el fuego, contradicen las explicaciones gubernamentales? Lo cierto es que de los documentos a los que tenemos acceso y que según Aizpeolea demuestran la renuncia de ETA se desprende explícitamente lo contrario. La alternativa entonces es evidente; o el Gobierno negoció con ETA a sabiendas de que ésta no renunciaba a sus objetivos, o entre ETA y el Gobierno existe un acuerdo secreto que Aizpeolea y El País se niegan a publicar y que contradice las afirmaciones públicas etarras.      

Tras el fallido intento del diario El País, a los partidarios de la negociación aún les queda la alusión a las conversaciones secretas de verano de 2005 y a la carta enviada a Rodríguez Zapatero el año anterior, así como a la bacanal de encuentros entre el PSE y Batasuna. El volantazo etarra, si en estas conversaciones se muestra contraria a lo que dice en público, sería escandaloso, y difícilmente creíble. ¿Conoce Aizpeolea su contenido? Si es así, evitó su publicación, alimentando así la sospecha de despotismo, oscurantismo y desinformación que han acompañado al proceso. Lo cierto es que con la explicación que nos ofrece El País, queda manifiestamente claro que los partidarios de la negociación fueron extremadamente ingenuos o extremadamente cínicos.

Analista  del GEES en el Área de Pensamiento Político.

Grupo de Estudios Estratégicos (España)

 


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