China lleva más de una década haciéndose calladamente con compañÃas europeas de sectores estratégicos como el tecnológico y el energético. Parece que no hay o que no se utilizan suficientemente sistemas eficaces de bloqueo de inversiones extranjeras por cuestiones relacionadas con la seguridad nacional.
China lleva más de una década haciéndose calladamente con
compañías europeas de sectores estratégicos como el tecnológico y el
energético. Pekín parece estar valiéndose de esos activos europeos para
satisfacer la ambición del Partido Comunista Chino (PCC) de convertirse en una
fuerza global tecnológicamente independiente de Occidente que pueda
eventualmente suplantar a EEUU como superpotencia económica, política y
militar.
China encubre sus adquisiciones europeas haciéndolas
pasar por inversiones comerciales. Esconde a las compañías estatales implicadas
bajo "capas superpuestas de propiedad, estructuras accionariales complejas
y acuerdos ejecutados por subsidiarias europeas", según Datenna. Al decir
de esta empresa holandesa que monitoriza las inversiones chinas en Europa, de
650 inversiones chinas realizadas en los años 2010-2020, un impresionante 40%
tenían "una moderada o elevada implicación de compañías estatales o controladas
por el Estado".
Cuando los chinos se hicieron con el fabricante de drones
italiano Alpi Aviation, la Fuerza Aérea transalpina ya había mostrado la
importancia estratégica de dicha compañía empleando sus aparatos en Afganistán.
En 2018, una empresa registrada en Hong Kong, Mars Technology, se hizo con el
75% de las acciones de Alpi. Las autoridades italianas no supieron nada de la
operación hasta 2021, entonces abrieron una investigación y comprobaron que
Mars Technology no era sino una empresa pantalla de dos compañías estatales del
gigante asiático. Una de ellas era China Railway Rolling Stock Corp, el mayor
suministrador mundial de material ferroviario. El propósito de la compra era la
apropiación por parte del Estado chino de la tecnología de Alpi, que, al poco
de completarse la venta, se empezó a transferir a China. "Es un caso de
manual", afirmó Jaap van Etten, director ejecutivo de Datenna. "Es la
estrategia del Estado chino, implementada por el Gobierno chino".
Más recientemente, los chinos tomaron Newport Wafer Fab,
el mayor productor británico de semiconductores o microchips, fundamentales
para la elaboración tanto de smartphones como de armamento sofisticado. En
julio de 2021, Nexperia, aparentemente una compañía holandesa, adquirió Newport
Wafer Fab. Pero resulta que Nexperia es propiedad de Wingtech Technology,
empresa china estrechamente ligada al Estado chino. Según Datenna, el 30% de
Wingtech Technology es propiedad de distintas entidades gubernamentales chinas.
Pese a ello, el Gobierno británico no pareció comprender la amenaza. Pese a las
protestas del secretario de Negocios británico, Kwasi Kwarteng, la venta salió
adelante. Cuando el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento
británico, Tom Tugendhat, escribió que la compra china del fabricante de
microchips británico provocaba "una notable preocupación económica y de
seguridad nacional", Kwarteng replicó que el acuerdo había sido
"minuciosamente analizado". Sólo después de ser sometido a una considerable
presión convino el primer ministro, Boris Johnson, en que la venta de Newport
se sometiera a revisión por razones de seguridad nacional.
El Tribunal de Cuentas europeo, institución que supervisa
las finanzas de la UE, ha constatado que es difícil hacerse una idea general de
las inversiones chinas en la Unión por la falta de datos globales; al parecer,
nadie está registrándolos.
Igualmente, parece que no hay o que no se utilizan
suficientemente sistemas de bloqueo de inversiones extranjeras por cuestiones
relacionadas con la seguridad nacional. Sólo 18 países europeos, entre ellos
Alemania, Francia y España, han adoptado o actualizado mecanismos nacionales de
supervisión de inversiones foráneas, pero al parecer no siempre se utilizan. Un
ejemplo: desde 2012, Italia sólo ha recurrido a los suyos en cuatro ocasiones,
dos de ellas en los últimos meses meses.
Según Datenna, el mecanismo de supervisión de España es
"uno de los más estrictos de Europa". Aun así, China se las ha
apañado para abrirse un notable hueco en los sectores españoles energético y
nuclear.
En 2020, dos compañías españolas, Empresarios Agrupados y
Ghesa, que diseñan y construyen plantas nucleares, cayeron en manos de China
Energy Construction Group Planning and Design, estrechamente vinculado, por
medio de su matriz, China Energy Engineering Group, a la Comisión de
Administración y Supervisión de Activos del Consejo de Estado (Casace), entidad
gubernamental china. La Casace posee prácticamente el 100% de las acciones de
China Energy Engineering Group. La adquisición de Empresarios Agrupados y Ghesa
fue una de las mayores operaciones chinas en el ámbito de las compañías
españolas de infraestructuras. Por otro lado, también en 2020, Reuters informó
de que el gigante estatal China Three Gorges, especializado en infraestructuras
y energía, había convenido en adquirir 13 plantas solares españolas.
Claramente, "los más estrictos marcos de
supervisión" no frenan a China.
Lo que parece que Europa necesita urgentemente es una
comprensión profunda de la amenaza que representa China, así como voluntad
política para hacer frente a esa amenaza. Se necesita tomar acciones
urgentemente para bloquear inversiones que sirvan en bandeja de plata activos
estratégicos europeos a compañías estatales chinas, que el PCC utilizará entonces
para avanzar en sus objetivos expansionistas.