La Policía italiana arrestó ayer a 16 personas presuntamente relacionadas con el grupo mafioso más potente del país, la ‘Ndrangheta calabresa. Entre los detenidos destacan dos conocidos abogados y una jueza, Patrizia Serena Pasquin, a los que se acusa de cohecho y de beneficiar conscientemente a una de las familias más conocidas de la organización criminal, el clan de los Mancuso. Según fuentes judiciales , en el dossier criminal hay otros 30 nombres, sobre los cuales podría caer en las próximas horas una orden de arresto.
   

Cada vez que la Mafia salta a las primeras páginas de los diarios la conciencia del país vuelve a convulsionarse con las cifras y horrores de la emergencia criminal más grave de Europa, se produce una oleada de nuevos arrestos, un empeño policial que las más de las veces se va diluyendo con el paso de los días. Como en ocasiones anteriores, la operación tuvo tintes cinematográficos: 150 policías se encargaron de la detención, trabajando coordinadamente en cuatro provincias.

 

Las acusaciones son tan graves («una consolidada, duradera y permanente relación corrupta con los clanes mafiosos») como antiguas. Y es que las comisiones parlamentarias no se cansan de aclarar que si el fenómeno existe es sólo gracias a sus contactos en la vida política y empresarial. De hecho, si éstos no se produjesen no se podría hablar de Mafia, sino simplemente de crimen organizado.
   

El clan de los Mancuso
   

El dato más alarmante de este último arresto es la demostración de que la asociación mafiosa tiene también contactos en la Justicia, uno de los pocos poderes tradicionalmente a salvo de los tentáculos de las «familias». Según las actas judiciales, la magistrada Patrizia Pasquin utilizaba el teléfono de su asistente doméstica para coordinarse con los grupos mafiosos, a los que ofrecía su apoyo, poniendo en práctica una «sistemática venta de su función pública» y actuando «de modo capilar» en beneficio del clan de los Mancuso. Y, cómo no, entre los arrestados se cuenta también un viejo político, ex asesor de la Región de Calabria. Se trata de Ernesto Funaro, de 66 años, ingeniero y militante del Partido Democristiano, acusado de corrupción y engaño público con intereses mafiosos.
   

El clan de los Mancuso, cuyas primeras noticias datan de los años 60, está considerada una de las más potentes familias de la ‘Ndrangheta, tanto por su musculatura criminal como por su capacidad para obtener contactos en la vida pública, que los ha llevado a cultivar amistades y controlar negocios en el norte del país, en varias naciones europeas e incluso en Suramérica. Los jueces destacan el poderío «militar» de la banda, dotada de armamento ultramoderno que en algunos capítulos cuenta con más recursos tecnológicos que el propio Ejército italiano. Los últimos informes de la Inteligencia transalpina hablan de una verdadera «multinacional» del tráfico de cocaína, que dirige el comercio a toneladas desde Sudamérica hasta Europa y que ha invadido «pacíficamente» el terreno de la siciliana Cosa Nostra, tradicional «reina» del tráfico de estupefacientes.

 

La reina de las mafias

La ‘Ndrangheta calabresa es actualmente la organización mafiosa más poderosa de Italia, tras arrebatar el «liderazgo» a la Cosa Nostra siciliana gracias a una asombrosa combinación de tradición y vanguardismo. Los expertos anti-mafia anotan sus dos puntos fuertes. Por una parte, su organización es estrictamente jerárquica y está basada en el sistema de «familias», que no sólo no luchan sino que están perfectamente coordinadas. Los clanes conservan normas y valores arcaicos, lo que dificulta las investigaciones policiales y de los servicios secretos.

 

Las relaciones de poder suelen estar basadas en orígenes familiares, de modo que es muy difícil infiltrar agentes, sobornar «chivatos», o encontrar «arrepentidos» dispuestos a declarar en un juicio. El segundo vector maestro de la ‘Ndrangheta es lo que los expertos definen como una «perfecta sintonía con la globalización». Los clanes actúan como auténticas multinacionales, que «invierten» en el extranjero, adquieren las últimas tecnologías y lanzan «operaciones comerciales» para hacerse con una mayor cuota de mercado. La Policía ha encontrado a varios miembros de la ‘Ndrangheta dirigiendo actividades del narcotráfico colombiano.