La carrera a la Casa Blanca pasa por los ‘suburbs’, el icónico extrarradio de las ciudades, más diversos y pobres que antaño.
Waukesha ofrece “la mezcla ideal de vida urbana y rural”
e incluye “algunos de los códigos postales más pudientes del área metropolitana
de Milwaukee” dice la publicidad de este condado de Wisconsin de 71.000
habitantes con casas y edificios bajos de ecos alemanes. Con un 93% de
población blanca, el enclave ofrece algo más: un viaje en el tiempo, a la época
en que los suburbs , ese espacio a caballo entre el campo y la ciudad, eran tan
blancos como las vallas que rodean sus casas.
Algo más de la mitad de los estadounidenses vive en
suburbs . Tradicionalmente fieles a los republicanos, han registrado una
constante fuga de votos hacia los demócratas. Los motivos más citados, su
creciente diversidad étnica, la caída del poder adquisitivo de sus habitantes y
la llegada de familias con alto nivel educativo.
En los años 60 y 70, las familias blancas abandonaron las
ciudades en respuesta a la integración escolar
Waukesha, sin embargo, se ha mantenido al margen de esos
cambios. Donald Trump confía en que su mensaje de “ley y orden”, aunque ha
pinchado a nivel nacional, cale en este y otros condados del Medio Oeste,
estados más blancos que la media, y en particular aquí, a las afueras de
Milwaukee, la ciudad más segregada por razas de EE.UU.
En casa de Tod Crean no tiene carteles de apoyo a Trump
en su jardín pero le votó en el 2016. No tiene quejas y sí mucho que decir
contra los demócratas. “Trump lo ha hecho todo bastante bien. Nunca votaría por
Joe Biden. Está loco de atar. Lleva 47 años en política y no ha -hecho nada”,
dice este comercial, descendiente de daneses. “La mitad de los líderes del
Partido Demó-crata deberían estar en la cárcel por avalar la violencia y los
saqueos”, afirma.
El discurso sobre el caos y la inseguridad que, según
Trump, impera en las ciudades gobernadas por los demócratas se hizo muy real
este verano para los habitantes de Wisconsin. El 23 de agosto un policía blanco
pegó varios tiros por la espalda a un negro en Kenosha, otro suburb de
Milwaukee, mucho más mestizo y empobrecido que los que rodean esta ciudad,esta
vez hacia el sur, en dirección a Chicago.
Las protestas pacíficas de día al grito de Black Lives
Matter (BLM, Las vidas de los negros importan) degeneraron en noches de fuego y
furia que probaron la paciencia de los vecinos ante la tardanza del gobernador,
demócrata, de llamar a la Guardia Nacional, que Trump puso rápidamente a su
disposición. El lugar es un buen retrato del peligroso momento que vive EE.UU.
En medio del caos, un joven de 17 años llegado de Illinois armado con un rifle,
mató a tiros a dos manifestantes.
Dos meses después, los comercios de Kenosha siguen
protegiendo sus ventanales con tablas de conglomerado. En algunos, como en el
centro de submarinismo que regenta Dan Vaccaro, a metros del lugar del tiroteo,
han pintado murales en apoyo de BLM. Vaccaro votó a Trump: “Hacía falta un
cambio, ninguno de los dos partidos estaba haciendo nada por la gente”. Pero
este año está indeciso. O en la valla , como, literalmente, dicen los anglófonos.
“Por un lado, le doy gracias al presidente por haber enviado a la Guardia
Nacional pero, a estas alturas, hay muchas otras cosas que ha dicho y hecho que
no me gustan”, dice, sumido en un mar de dudas.
El apoyo a BLM en el conjunto de Wisconsin ha vuelto a
los niveles previos a la muerte de George Floyd. La opinión pública vuelve a
estar partida en dos. En el 2016, Trump se impuso en Kenosha por 238 votos y en
el conjunto de Wisconsin, también por la mínima (22.748 votos, el 0,7% del
total).
El voto rural, la caída de la participación entre los
demócratas y la fuga de votos obreros compensaron su flojo resultado entre los
republicanos de este estado, que en las primarias apoyaron a Ted Cruz, no al
neoyorquino. Algunos votantes no se fiaban de él pero este año podrían hacerlo,
advierte Philip Rocco, profesor de Marquette University, por eso Trump ha
depositado sus esperanzas de volver a conquistar Wisconsin (y reunir así los
270 votos del colegio electoral que necesita para ser reelegido) en condados
conservadores como Waukesha. Sus votos le ayudarían a compensar el aumento de
la participación que se -espera en Milwaukee, demócrata.
Un cartel de apoyo a Joe Biden y Kamala Harris destaca
entre la fila de pancartas con el nombre del presidente. “Esta es una zona muy
republicana pero esta casa no”, afirma una mujer de unos 40 años llamada Emily
frente a la casa que perteneció a los abuelos de su marido, vecinos del lugar
antes de que en los años 60 y 70 la huida de familias blancas del centro de las
ciudades en respuesta al final de la segregación escolar –la llamada white
flight– hiciera explotar la población de este y otros suburb s en todo Estados
Unidos. “Creo que el país va absolutamente en la dirección equivocada, que las
vidas de los negros importan y no se debe alentar el supremacismo blanco”.
Unas casas más allá en la avenida de Buena Vista, su
vecino Tod Crean discrepa. “Todas las vidas importan”, puntualiza, como tantos
seguidores de Trump. “Para mí BLM ha perdido toda su credibilidad. Eso no es
protestar”, afirma. Un repartidor interrumpe brevemente la conversación. El
paquete procede de clubtac.com, una web que vende material militar y de
supervivencia. ¿Se está preparando para después de las elecciones? “Eh... No,
no tengo ni idea de qué hay dentro. Pero no soy ningún survivalist ni nada así”, asegura.