Se propone impedir cualquier forma de influencia extranjera en su país a través de medios de comunicación, sistemas operativos y hasta enciclopedias globales.
En medio del escándalo de espionaje que estalló el jueves
entre Rusia y Serbia, aliado histórico de Moscú, a cuenta de un aparente acto
de soborno a militares del país balcánico por parte de agentes de la
inteligencia rusa, documentado mediante un vídeo publicado en Youtube, el
presidente, Vladímir Putin, se apresta a cerrar aún más las filas de su sistema
autoritario para cerrar precisamente cualquier vía de influencia extranjera en
su propio país.
La Duma, la Cámara Baja del Parlamento ruso, acaba de
aprobar en tercera y definitiva lectura un proyecto de ley sobre la
preinstalación obligatoria de aplicaciones y sistemas operativos creados
exclusivamente en Rusia para teléfonos móviles, ordenadores y tabletas. La
comercialización de dispositivos sin software ruso preinstalado incurrirá en
responsabilidad administrativa con multas de hasta 200.000 rublos (unos 2.800
euros).
La medida surge después de que el pasado 1 de noviembre
entrara en vigor la ley para crear un «internet soberano», aislado del resto
del mundo y sometido a un control férreo por parte del Estado, mientras
expertos han empezado ya a trabajar en una enciclopedia digital rusa que deberá
suplantar a Wikipedia. El máximo dirigente del Kremlin dijo recientemente que
la versión digital de la Gran Enciclopedia Rusa «tendrá información más fiable
y con una presentación más moderna» que Wikipedia, con la que coexistirá, al
menos en una primera etapa.
De mayor trascendencia, sin embargo, va a ser el proyecto
aprobado en la Duma, también el jueves, para convertir en «agente extranjero» a
cualquier particular que difunda en Rusia información u opiniones en Internet
con financiación foránea. Se trata de otra vuelta de tuerca más del Kremlin
para intentar detener o al menos limitar el enorme caudal de críticas que
recibe el poder a través de las redes sociales y que, a su juicio, se promueve
desde el extranjero «con la finalidad manifiesta de desestabilizar la
situación» política. El borrador deberá pasar la semana entrante por el Consejo
de la Federación (Cámara Alta) y ser firmado después por el presidente Vladímir
Putin.
De esta forma, no sólo periodistas, sino cualquier
persona cuyas opiniones o revelaciones resulten molestas para las autoridades y
reciban dinero desde otro país deberá registrarse ante el Ministerio de
Justicia ruso como «agente extranjero», denominación que implica la obligación
de declarar periódicamente las sumas que se reciben desde fuera y cómo se
gastan, con sus lógicas implicaciones fiscales. También a informar
detalladamente de la actividad que desarrolla.
De no inscribirse en la lista de «agentes extranjeros»
del Ministerio de Justicia, los infractores se arriesgarán a ser sancionados
con fuertes multas u otras medidas de carácter administrativo. Además lo que
divulguen será inmediatamente retirado de la red. Las organizaciones rusas de
defensa de los Derechos Humanos señalan que la nueva norma persigue lograr una
atmósfera intimidatoria para que la gente se lo piense dos veces antes de
expresar en internet lo que piensan.
Así, pasarán ahora a engrosar la lista de «agentes
extranjeros» no sólo los medios de comunicación, organizaciones o cualquier
persona jurídica financiada desde fuera, sino también las personas físicas (particulares)
que «difundan los materiales de esos medios de comunicación reconocidos como
agentes extranjeros o participan en su confección y reciban dinero desde otros
países, aunque sea por un concepto que nada tiene que ver con la actividad
informativa, o desde las entidades rusas financiadas por fuentes extranjeras»,
reza el borrador.
En la Duma sostienen que la acción de la ley no se
extenderá a las corresponsalías de medios extranjeros, como ABC en Moscú, por
ejemplo. Sin embargo, existen publicaciones digitales como «inopressa.ru» o
«inosmi.ru» que hacen resúmenes de artículos aparecidos en la prensa
extranjera, reproduciendo gran parte del texto tras ser traducido al ruso e
incluso a veces en su totalidad.
El abogado ruso Maxim Chernavin asegura que «cualquier
persona que distribuya materiales creados por medios extranjeros y reciba
fondos de ellos podrá ser reconocida como un agente extranjero (...) incluso si
su abuela que vive en Letonia le envió dinero para pagar los estudios». Human
Rights Watch (HRW), estima que la norma supone «un paso más hacia la
restricción de la independencia de los medios en Rusia» y afectará en primer
lugar a periodistas y blogueros.
El concepto de «agente extranjero», que se asocia en
Rusia ya desde la época soviética a enemigo o traidor a la Patria, apareció de
nuevo en la legislación rusa en 2012, aplicado a las ONGs, en particular a las
dedicadas a la promover la Sociedad Civil y la defensa de los Derechos Humanos,
con financiación externa. Pero, en 2017, la medida se extendió a los medios de
comunicación como respuesta a Estados Unidos por tachar de «agente extranjero»
al canal de televisión ruso Russia Today (RT) tras ser acusado de apoyar la
candidatura de Donald Trump durante la campaña electoral de 2016 y desplegar
una significativa labor de zapa contra la de Hillary Clinton.
Aquella modificación de la ley de «agentes extranjeros»
afectó sobre todo al canal internacional estadounidense CNN y a las emisoras
Radio Liberty y la Voz de América, también a la televisión alemana Deutsche
Welle. Es decir a todos aquellos medios de comunicación extranjeros con
difusión dentro de Rusia tanto de forma escrita como audiovisual, y que estén
financiados desde fuera del país. La actualización en curso de este norma
afectará ahora a periodistas, blogueros e incluso a cualquier particular. La
OSCE ha instado a Rusia repetidamente a desterrar el término de «agente
extranjero» y más aún a dejar de tipificarlo en su legislación.