El nuevo presidente del FPÖ trata de marcar distancia con cualquier perfil problemático, como el de su predecesor, Heinz-Christian Strache, como estrategia electoral.
A pocas jornadas de las elecciones en Austria, el partido
de extrema derecha FPÖ ha abierto expediente de expulsión a su anterior
presidente y número dos del gobierno saliente, Heinz Christian Strache, además
de confirmar la expulsión de otro de sus destacados miembros, el presidente de
la formación en Baja Austria Martin Huber. Hace cinco años, el 20 de abril de
2014, Huber felicitó a través de Facebook a «todos los que hoy tengan
cumpleaños», en velada referencia al aniversario de Adolf Hitler, una ocurrencia
muy celebrada por sus seguidores en la red social. En el caso de Strache,
protagonista del «vídeo de Ibiza», el escándalo que obligó a dimitir al
anterior gobierno de conservadores y extrema derecha y a repetir elecciones, su
figura sigue en el centro de la gran polémica generada en el correspondiente
juicio.
En la noche del pasado lunes fue detenido para su
interrogatorio el chófer y guardaespaldas de Strache, que ha añadido datos
sobre las prebendas y corruptelas de las que disfrutaba su jefe a la información
proporcionada anteriormente por uno de sus asesores. Entre otros detalles, el
partido le pagaba el alquiler y las flores frescas en casa semanalmente.
Strache se declara «víctima de una campaña sucia» en su contra, pero su
sucesor, Norbert Hofer, ha dado orden al resto de la directiva de poner
distancia con cualquier perfil problemático como estrategia de campaña.
En cuanto al Partido Popular Austríaco (VÖP), que sigue
encabezando las encuestas con el del 35% de los votos, en comparación con el 31,5%
de las elecciones de 2017, ha optado por una campaña en la que ha predomina la
defensa del sistema de bienestar, la transparencia política y el tema de la
seguridad en las fronteras exteriores de la UE. En los actos de campaña por
todo el país, su líder y excanciller, Sebastian Kurz, repite que la inmigración
ha cambiado la sociedad austriaca «masivamente» y que la identidad austriaca
«debe ser preservada», al tiempo que augura nuevas olas de refugiados
procedentes de los conflictos armados y de los efectos del calentamiento
climático.
Las encuestas sugieren que los socialdemócratas caerán
desde el 27% de 2017 hasta el 22%. Su nueva presidenta, Pamela Rendi-Wagner,
promete bajar los impuestos, los costes de alquilar y un salario mínimo. Las
matemáticas permitirían a Kurz apoyarse el en SPÖ para formar gobierno, después
de que hubiera de romper la anterior coalición por una problema de «pérdida de
confianza», pero los programas políticos de ambos partidos distan mucho de
converger. El FPÖ, por su parte, tras elegir a Norbert Hofer como nuevo líder y
decantarse así por una línea más dura de la que se está viendo en la campaña
electoral, obtiene en las encuestas un 19%, frente al 26% que consiguió en
2017. Asimismo, se espera el regreso de Los Verdes con el 11%, al mismo tiempo
que NEOS, que se formó en octubre de 2012, también está ganando terreno con un
9%, frente al 5,1% en 2017. Verdes y Neos podrían por tanto formar también
coalición con Kurz y tendrían suficiente apoyo para hacerse con el parlamento.