Fue una comparecencia que va a dar más fuerza al ala izquierda del Partido Demócrata, que quiere lanzar un 'impeachment' -en la práctica, un voto de no confianza, pero con un valor simbólico- contra el presidente. La dirección del partido en la Cámara de Representantes, dirigida por Nancy Pelosi, se opone a ello, por dos razones. La primera es que una parte considerable de representantes demócratas logró su escaño en las elecciones de noviembre pasado en distritos que apoyaron a Trump en 2016. La segunda, que, si el 'impeachment' es aprobado, pasa directamente al Senado, donde se transforma en una moción para la destitución del presidente. Y allí no va a prosperar, como no lo hicieron procesos similares en 1868, contra Andrew Johnson, y en 1999, contra Bill Clinton.

Pero no está claro que el testimonio de Mueller vaya a mover la balanza suficientemente, o si solo va a recrudecer la guerra civil dentro del Partido Demócrata entre el ala centrista en el poder y los legisladores más jóvenes y de áreas urbanas que quieren una actitud más beligerante hacia Trump. Cierto: Mueller respondió con un simple "No" a la pregunta del representante Jerry Nadler, de si "ha exonerado usted totalmente al presidente". Y también dijo "No" cuando el mismo legislador le preguntó si el informe final de su investigación "dice que no hay obstrucción a la Justicia".

El fiscal especial, asimismo, declaró que "habría sido inconstitucional imputar al presidente por obstrucción a la Justicia". Lo cual plantea una cuestión: ¿va a ser Trump procesado cuando deje la Casa Blanca? Así lo insinuó la congresista demócrata Sheila Jackson Lee, que, además, le preguntó al fiscal especial si una sentencia de obstrucción a la Justicia podría acarrear a Trump "un periodo largo en la cárcel" una vez que deje la Presidencia. De nuevo, la respuesta de Mueller fue directa y escueta: "Sí".

Vuelta a la casilla de salida

Con todo ello, se vuelve al punto de salida. Trump tiene inmunidad. La plana mayor de su Gobierno se ha negado a ir al Congreso a prestar declaración sobre las diez ocasiones en las que el informe del fiscal especial encontró obstrucción a la Justicia por parte del presidente. Y el Partido Republicano, que controla el Senado, está unido como una piña alrededor de Trump porque sabe que, dada la tremenda popularidad del presidente entre las bases, cualquier movimiento que pueda ser percibido como un acto de deslealtad hacia el presidente puede acabar con la carrera política más sólida.

De los tres candidatos demócratas que lideran las encuestas para las primarias del año que viene, solo uno -la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren- ha defendido el 'impeachment'. Los otros dos -el centrista ex vicepresidente Joe Biden, y el socialista senador Bernie Sanders- han calificado esa posibilidad de "distracción".

Y a eso hay que sumar el hecho de que Mueller insistió en que "no encontramos evidencias suficientes para imputar a ningún miembro de la campaña [del presidente] de haber tomado parte en una conspiración ilegal", pese a que el informe final de su investigación identifica 126 contactos entre el equipo de Trump y ciudadanos rusos, en muchas ocasiones cercanos a Vladimir Putin, incluyendo al entonces embajador de ese país en EEU, Serguei Kislyak.

El fiscal especial también confirmó que Rusia quería que Trump ganara las elecciones, y, una vez más, no disimuló la amenaza que, en su opinión, supone la injerencia de Moscú en la política de EEUU cuando dijo: "he visto a lo largo de mi vida profesional muchas amenazas a nuestra democracia. El esfuerzo del Gobierno ruso para interferir en nuestras elecciones es uno de los más serios".

***PABLO PARDO, Corresponsal

    @PabloPardo1

    Washington