Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Inteligencia y Seguridad  
 
29/11/2018 | Khashoggi, crimen sin castigo

Francisco Carrión

"Díselo a tu jefe. La misión está hecha" "Traedme la cabeza del perro" "¡Soltad mi brazo! ¿Qué creéis que estáis haciendo?". "Traidor, ahora lo vas a pagar" "Me estoy asfixiando. Quitadme esta bolsa de la cabeza. Tengo claustrofobia" "Silenciad a Yamal Khashoggi"."Haced esto fuera [de la embajada] Me vais a meter en problemas", pide el cónsul "Cállate si quieres estar vivo cuando regreses a Arabia Saudí", le contesta alguien del comando."Es espeluznante llevar puesta la ropa de un hombre al que matamos hace 20 minutos".

 

Las grabaciones del crimen de Yamal Khashoggi, en poder de los principales servicios secretos del mundo, apuntan hacia el príncipe heredero Mohamed bin Salman, que, aferrado al poder, intenta salvar a toda costa su ascenso al trono. En la semana en la que Donald Trump ha rebajado las pesquisas que le señalan como el señor X, Crónica reconstruye las 21 horas del premeditado asesinato del periodista por el que la fiscalía saudí pide pena capital para cinco personas cuyos nombres no ha trascendido.

«Fue Bin Salman quien ordenó su muerte. Ha seguido todos los detalles del caso», nos dice una garganta profunda del régimen saudí. El periodista turco Abdülkadir Selvi también lo cree y cita una grabación de la CIA que registra una conversación entre el heredero y su hermano Jaled, embajador saudí en EEUU. En mitad de la discusión, el futuro rey ordena: «Silenciad a Khashoggi lo antes posible».

HORA 1. A las 3:28 de la mañana el HZSK2, un avión privado usado por el Gobierno saudí y procedente de Riad, aterriza en el aeropuerto Atatürk de Estambul. A bordo viajan nueve de los 15 miembros del comando encargado de liquidar a Khashoggi, escogidos entre la guardia del príncipe heredero y los altos cargos de las fuerzas de seguridad por su probada lealtad.

Entre ellos, figuran las piezas clave de la operación: Maher Abdelaziz Mutreb, un destacado miembro de la inteligencia saudí que trabajó como diplomático en la embajada de Londres hace una década y que se ha convertido en sombra del príncipe heredero, acompañándolo en viajes oficiales como el que Bin Salman efectuó a Madrid en abril; Salah Mohamed al Tubaigy, jefe de la unidad forense del departamento de seguridad general del Ministerio de Interior, y Mustafa al Madani, un ingeniero de 57 años que guarda cierto parecido con Khashoggi y que será utilizado como su doble.

HORA 3. El comando se reparte en dos hoteles de la urbe, el Mövenpick y el Wyndham, a un tiro de piedra del consulado saudí, ubicado en el barrio de Levent, emplazado en la parte europea de Estambul. El principal grupo, capitaneado por Mutreb, se aloja en el Mövenpick. A las 5:05 las cámaras les captan cumpliendo con el registro de rigor. Tienen un breve descanso por delante.

HORA 4. Totalmente ajeno al plan urdido para segar su vida, Khashoggi llega a primera hora del martes a Estambul acompañado por su prometida turca Hatice Cengiz. Regresa de Londres, donde ha pasado el fin de semana y ha impartido la que será su última conferencia. «Un amigo común estuvo con él aquel lunes en Londres. Hablaron de sus trámites en el consulado. Yamal le contó que en su primera visita, el 28 de septiembre, los funcionarios se sorprendieron al verle llegar y le trataron con amabilidad. Le pidieron que regresara el 2 de octubre para recoger el papel que necesitaba», relata Amr Derag, ex ministro egipcio exiliado en Estambul y allegado del columnista.

HORA 7. El primero en ponerse en marcha es Mutreb. Trajeado, abandona el hotel a las 9:40 de la mañana. Quince minutos después, el grueso del equipo sigue sus pasos. El más rezagado deja el establecimiento a las 10:50. A bordo de vehículos diplomáticos, ponen rumbo hacia el consulado.

HORA 8. En las horas previas a la cita, fijada por Khashoggi para la una de la tarde, el comando va alcanzando el consulado, un edificio de cuatro pisos plantado en el distrito financiero y de rascacielos de Estambul. El primero en llegar es, de nuevo, Mutreb. Le siguen, a las 11:03, Al Tubaigy y Al Madani. Las cámaras de vigilancia exterior les captan accediendo por una puerta de forja, decorada con el emblema del reino -la palmera y las dos espadas cruzadas- por la que también desfilará poco después Khashoggi.

HORA 9. La cuadrilla aguarda paciente en el interior del consulado la llegada del periodista. A las 12:18 una furgoneta Mercedes negra aparece en escena y se interna en el recinto de la misión diplomática. Según los investigadores turcos, el vehículo será empleado luego para extraer los restos del disidente.

Las instantáneas captadas por varias cámaras registran su salida del apartamento que acaba de comprar y amueblar en la ciudad. Le acompaña Cengiz. La mujer, de 36 años, ha decidido no acudir a las clases del doctorado en el que está matriculada. Ya en la calle, caminan entrelazados de la mano hasta tomar un taxi. En el trayecto, hablan de su futuro juntos tras un fugaz noviazgo que comenzó en mayo cuando Cengiz le lanzó una pregunta en una conferencia en la que Khashoggi intervenía. Aquella interpelación inició una amistad que se convirtió pronto en relación.

En septiembre, el reportero -que se había casado y divorciado en tres ocasiones anteriores- había pedido la mano de la joven a su padre, quien, tras los titubeos iniciales, aceptó. El único escollo entonces era lograr el certificado de las autoridades saudíes que confirmara su divorcio. En el camino, la pareja también habla de los planes para cenar juntos y Khashoggi envía un mensaje a uno de sus amigos más cercanos en Estambul, el opositor egipcio Ayman Nur. «Me escribió por WhatsApp y me dijo que pasaría a verme más tarde, tras salir del consultado», comenta el político, que está en contacto con los investigadores turcos.

HORA 10. Vestido con americana y vaqueros, Khashoggi entra en el edificio. Segundos antes, un miembro de la seguridad exterior del consulado le ha inspeccionado. Ha dejado a su prometida al otro lado de las vallas colocadas por la Policía turca en las inmediaciones del inmueble. Cengiz le dice que le esperará en ese mismo lugar. «Vale, querida», le replica. Su imagen accediendo al edificio es su última prueba con vida. A partir de entonces, las filtraciones de la investigación turca a la prensa local ayudan a reconstruir los minutos que conducen a su asesinato.

Khashoggi es recibido por un funcionario que le lleva hasta el despacho del cónsul general Mohamed al Otaibi, ubicado en la segunda planta. El diplomático le ha llamado y se ha encargado personalmente del trámite, en un gesto que el periodista entiende como una deferencia a quien fue durante décadas -antes de abrazar el exilio en el estío de 2017- un asesor muy próximo a la corte, que había trabajado para los embajadores saudíes en Londres y Washington y un jefe de los servicios secretos. Sin embargo, el encuentro está a punto de torcerse. En un hecho poco usual, los empleados turcos del consulado han sido premiados con la tarde libre alegando que una importante delegación está en camino para celebrar un encuentro en el edificio.

En la estancia contigua a donde se encuentra Khashoggi, se halla preparado el comando. Unos minutos después, dos miembros del equipo irrumpen en la habitación del cónsul y se llevan a la fuerza al periodista. «¡Soltad mi brazo! ¿Qué creéis que estáis haciendo?», exclama la víctima mientras es arrastrado hacia una segunda dependencia, donde se consuma el crimen, según revelaciones del diario turco Haberturk.

El cónsul, que abandona Estambul poco después del homicidio y no ha regresado aún, protesta incómodo por su implicación. «Haced esto fuera. Me vais a meter en problemas», exige. Una petición que alguien del operativo acalla sin compasión: «Cállate si quieres estar vivo cuando regreses a Arabia Saudí». En siete minutos, según los funcionarios turcos que han tenido acceso a las grabaciones, el reportero es torturado, mutilado, sedado y finalmente asesinado.

«Me estoy asfixiando. Quitadme esta bolsa de la cabeza. Tengo claustrofobia», suplica Khashoggi en el forcejeo con sus verdugos. Aún con vida, Mutreb le lanza: «Traidor, ahora lo vas a pagar». Un supuesto ajuste de cuentas en el que sus subalternos se afanan, despachando brutalidad. El columnista del Washington Post recibe una tunda de golpes, perceptibles en un audio que también registra cómo el equipo le amputa los dedos.

El último acto de su agónica muerte corresponde a Al Tubaigy, un forense de rango militar que hace cuatro años se jactaba ante la prensa de disponer de una unidad móvil capaz de diseccionar el cuerpo de los fallecidos durante su peregrinaje a La Meca y determinar la causa de su muerte en el lapso de siete minutos. En esta ocasión, el experto -formado en Australia- tiene la misión de descuartizar el cuerpo mutilado de Khashoggi en una tercera sala.

Antes de iniciar la carnicería, decapitándolo, recomienda a los secuaces que le rodean: «Cuando hago este trabajo, escucho música. Vosotros deberíais hacerlo también». Les explica que se trata de un ritual que le ayuda a mitigar la tensión y, luego, se coloca los auriculares, pulsa el play y empuña una sierra para cortar huesos.

HORA 11. Mientras su equipo se vuelca en el despiece, Mutreb se dedica a la labor de oficina. Realiza hasta 19 llamadas telefónicas desde la zona del consultado donde se encuentra la oficina del cónsul. Al menos cuatro de las conversaciones son con Saud al Qahtani, el más fiel asesor del príncipe heredero destituido después de que el escándalo se hiciera público. Según la investigación turca, Al Qahtani supervisa la operación desde la oficina de Bin Salman. «Díselo a tu jefe. La misión está hecha», se escucha en una de las grabaciones que están en poder de la CIA, según el New York Times.

En una comunicación vía Skype, el consejero había pedido: «Traedme la cabeza del perro». En otro confín del consulado, la siguiente fase del plan es encubrir el crimen. Al Madani, reclutado por su parecido físico al muerto, se enfunda la camisa, la americana y el vaquero del periodista y, tras intentar calzarse sin éxito sus zapatos, pide que le permitan usar sus zapatillas de deporte. «Es espeluznante llevar puesta la ropa de un hombre al que matamos hace 20 minutos», admite.

HORA 12. A las 15:07 dos vehículos con matrícula diplomática, entre ellos la furgoneta Mercedes negra, dejan la legación y se dirigen hacia la residencia del cónsul, a unos dos kilómetros de distancia. La investigación turca sostiene que al menos, en parte, la furgoneta que accede al inmueble transporta unos restos de Khashoggi que aún no han sido hallados y que habrían hecho desaparecer con ácido o enviados a Riad.

En esos precisos instantes, Al Madani deja el consulado por una segunda puerta, situada en el lado opuesto por el que accedió el periodista. Pertrechado con su ropa, se deja ver por los alrededores y luego se sube a un taxi para dar vueltas por la ciudad. Una cámara de seguridad lo localiza entrando a la mezquita Azul, en el barrio de Sultanahmet, el corazón de Estambul. El detalle de las zapatillas desmonta rápidamente la treta.

HORA 13. A las 16:00 Cengiz se percata de que el consulado ha cerrado media hora antes y se impacienta. Llama a una amiga y, a las 17:50, denuncia ante la Policía turca el secuestro de Khashoggi. Se abre la investigación. Permanecerá frente al inmueble hasta medianoche. Desde entonces, ha hablado con la prensa en contadas ocasiones y, según allegados contactados por este suplemento, prepara un libro para narrar su calvario.

HORA 14. A las 17:15 el HZSK1, un segundo avión privado contratado por Riad, aterriza en Estambul con otros tres miembros del equipo que permanecen en la ciudad menos de cinco horas. En esos instantes, Mutreb y el resto del comando que había llegado la víspera abandonan sus hoteles. Seis de ellos se marchan de Estambul a las 18:20. El otro aparato, con siete personas a bordo, despega a las 22:50. Ni la maleta que transportaba Mutreb ni los aviones son examinados por las fuerzas de seguridad. También regresa a Riad Ahmed Abdalá al Muzaini, el espía del consulado que puso en marcha el plan.

HORA 21. A medianoche Al Madani, aún vestido como el periodista y acompañado por otra persona, pone rumbo a Riad en un vuelo comercial.

https://www.elmundo.es/cronica/2018/11/28/5bf85b65468aebe3598b469f.html

El Mundo (España)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
20/11/2020|
28/09/2019|
27/08/2019|
25/08/2019|
03/01/2019|
13/04/2018|
05/04/2018|
30/03/2018|
24/03/2018|
06/01/2018|
06/01/2018|
05/12/2017|
22/10/2017|
24/09/2017|
28/07/2017|
24/07/2017|
17/06/2017|
13/05/2017|
08/04/2017|
06/04/2017|
29/01/2017|
21/12/2016|
18/11/2016|
24/10/2016|
19/10/2016|
20/09/2016|
12/09/2016|
04/09/2016|
28/08/2016|
04/07/2016|
19/06/2016|
31/03/2016|
16/11/2015|
14/08/2015|
12/06/2015|
10/06/2015|
20/04/2015|
05/02/2015|
22/12/2014|
13/12/2014|
29/11/2014|
18/11/2014|
22/10/2014|
06/09/2014|
03/09/2014|
31/08/2014|
30/08/2014|
29/08/2014|
23/08/2014|
29/07/2014|
11/07/2014|
03/07/2014|
30/06/2014|
25/06/2014|
19/06/2014|
29/05/2014|
27/05/2014|
21/04/2014|
14/04/2014|
05/11/2013|
26/08/2013|
30/07/2013|
29/07/2013|
06/07/2013|
16/06/2013|
23/04/2013|
27/05/2012|
20/05/2012|
14/04/2012|
30/11/1999|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House