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08/09/2018 | Análisis - Colombia: ¿El experimento político de las FARC se va a pique?

Tristan Clavel

El partido político de la FARC parece sumido en la confusión al celebrar su primer año de existencia, y la fractura interna que sacude al movimiento político un año después de su inauguración podría afectar gravemente la implementación del proceso de paz.

 

La ausencia de varios altos líderes de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) genera preocupación, según informó el diario El País, de Colombia, el 3 de septiembre, un día después del segundo congreso nacional del partido político.

Docenas de líderes faltaron a la cumbre de tres días, pero la ausencia más notoria fue la de la segunda cabeza del partido Luciano Marín Arango, quien sigue respondiendo a su alias de guerra “Iván Márquez”, y dos figuras emblemáticas de la exguerrilla, Hernán Darío Velásquez, más conocido como “El Paisa” y Henry Castellanos, alias “Romaña”, algo que podría augurar graves problemas para la FARC.

¿Dónde están los líderes ausentes de la FARC?

Tras el arresto de su aliado cercano Seuxis Paucis Hernández Solarte, alias “Jesús Santrich”, a comienzos de abril por cargos de narcotráfico, Iván Márquez salió de Bogotá hacia la zona rural de Miravalle, en el departamento de Caquetá, sureste del país, donde El Paísa supervisaba el proceso de reinserción de unos 150 desmovilizados.

Pero la ubicación de Márquez, uno de los negociadores claves del acuerdo de paz, es actualmente una incógnita, al igual que el paradero de El Paisa, y los esfuerzos de las autoridades para localizarlos han sido, hasta el momento, infructuosos. Las autoridades han llegado incluso a sospechar que el antiguo negociador de la guerrilla puede haberse dirigido a Venezuela, según publicó El Espectador.

Romaña, entre tanto, líder respetado entre los excombatientes, presuntamente dejó el departamento central del Meta, donde coordinaba la rehabilitación de 350 excombatientes, según El Tiempo.

¿Por qué el silencio de la radio?

Una explicación de la salida de Márquez del radar es que el líder de las antiguas FARC teme ser detenido al igual que Santrich y posiblemente extraditado a Estados Unidos. Esta hipótesis se desprende en gran parte del hecho de que el sobrino de Márquez, Marlon Marín, a quien se acusa de participar en el presunto montaje de narcotráfico de Santrich, ahora es testigo protegido de la Administración para el Control de Drogas (DEA).

Pero la proximidad de la última ubicación conocida de Márquez con zonas donde operan disidencias de las FARC, y rumores de su posible fuga a Venezuela, donde al parecer se oculta el denostado líder disidente Géner García Molina, alias “Jhon 40”, inclina la balanza del lado de la posibilidad más preocupante. Es decir, que Márquez y El Paisa estén en contacto con la mafia ex-FARC —organizaciones criminales incipientes pero poderosas, conformadas por exguerrilleros de las FARC— en la región de los Llanos Orientales o en el departamento de Norte de Santander, en límites con Venezuela, y estén sopesando sus opciones.

¿Cuáles son las implicaciones para el experimento político de la FARC?

La prolongada ausencia de estas figuras líderes es una señal de que la fractura interna dentro del partido de la FARC se ha ensanchado desde la detención de Santrich. Aunque las diferencias ideológicas entre Márquez y el presidente de la FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, conocido también por su alias de guerra “Timochenko”, se hicieron evidentes desde el primer día, la captura de Santrich al parecer ha ahondado las diferencias entre los dos, una ruptura en la Márquez parece haber asumido el mando de la facción política más radical del partido.

Pero la ausencia de Márquez del congreso nacional y su silencio en la radio, apenas un mes después de negarse, en julio, a asumir su curul en el senado, introduce serias dudas sobre el compromiso real del líder con el partido, y muchos temen que Márquez ya haya saltado del barco para unirse a la disidencia.

Ese giro debilitaría gravemente al partido político de la FARC y pondría en peligro aún más su credibilidad entre los miembros para garantizar la implementación del acuerdo de paz, en un momento en que muchos desmovilizados sienten temor de que el nuevo presidente Iván Duque incumpla las promesas de paz de su antecesor.

¿Cuáles son los riesgos para el proceso de paz?

El que Márquez y otros líderes se sumen a la mafia de las ex-FARC plantea un riesgo real de que otros desmovilizados sigan su ejemplo y pasen a engrosar las filas de estos grupos.

Sin una dirigencia unida, es difícil que el partido dé confianza a los desmovilizados, quienes ya han expresado críticas ante los incumplimientos del gobierno en varios aspectos de los acuerdos, lo que plantea la pregunta de cuánto tiempo podrá un partido FARC fragmentado mantener la cohesión de su militancia.

Insightcrime.org (Estados Unidos)

 



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