La policía antinarcóticos de Colombia cree que el tráfico de heroína en el departamento de Nariño, suroeste de Colombia, ha pasado a manos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), según información de El Tiempo. Su principal objetivo es Rodrigo Yepes Mejía, alias “Gustavo” o “HH”, comandante el frente Comuneros del Sur, de unos 200 hombres.

Fuentes de la Policía declararon a El Tiempo que el ELN compra toda la producción local de amapola, y la convierten en heroína en laboratorios montados por los insurgentes en zonas rurales aisladas.

Ahora, la policía de Colombia está trabajando con sus homólogos ecuatorianos para combatir el negocio en esta región fronteriza.

“Vamos a impedir el plan de Yepes Mejía de consolidarse como el mayor poder de la heroína”, anunció el general José Ángel Mendoza, director de la Policía Antinarcóticos.

Información del gobierno muestra que Nariño es uno de los dos departamentos productores de amapola de opio en Colombia, con un área cultivada estimada en 300 hectáreas para 2016. Junto con las 162 hectáreas estimadas de amapola de opio en el departamento de Cauca, Colombia podría producir algo así como 1,5 toneladas de heroína al año, según El Tiempo.

Las autoridades han identificado varias rutas de tráfico de heroína, según El Espectador. Una, por ejemplo, toma los narcóticos de los municipios de La Cruz y El Tablón de Gómez, en Nariño, hasta centros de acopio, antes de trasladar la heroína por la frontera en Ipiales para cruzar a Ecuador. Otra ruta lleva el producto en la dirección contraria, de Nariño a Bogotá, donde se distribuye en las calles para el consumo local o se contrabandea por el aeropuerto internacional de la capital hacia Estados Unidos.

El precio de un kilo de heroína al por mayor en el mercado estadounidense pasaba de los US$53.000 en 2016, casi el doble que el precio de la cocaína, según los datos disponibles más recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). En comparación, El Tiempo informó que un kilo de látex de opio se paga a tan solo 1,2 millones de pesos (US$400) a los cultivadores colombianos.

Análisis de InSight Crime

El boom de la producción de cocaína en Colombia y el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han eclipsado el tema del negocio de la heroína. El cultivo de amapola de opio, por ejemplo, no se tocó en el programa de sustitución de cultivos de los acuerdos, pues este solo trató de la coca. Es muy probable que la abrupta caída del cultivo de amapola de opio en Colombia —que llegó a más de 4.000 hectáreas a comienzos de la década de 2000— haya contribuido a dejar de lado este tema.

Existe alguna evidencia de que las FARC tuvieron alguna participación en la producción de heroína en Nariño antes de su desmovilización. En ese sentido, los intentos del ELN por tomar el control del negocio estarían en línea con la tendencia de los guerrilleros a aprovechar la salida de las FARC para reforzar su presencia y su participación en el negocio de la droga en algunos lugares de Nariño.

Sin embargo, por lo general el negocio de la heroína en Colombia ha sido el dominio de pequeños clanes traficantes especializados, y no de grupos armados o de grandes carteles de la droga. Por esta razón, si son ciertas las afirmaciones de la policía de que el ELN está buscando tener control directo de esta actividad en el corazón de la amapola en Colombia, podríamos estar ante un momento decisivo para el negocio.