Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Inteligencia y Seguridad  
 
07/05/2017 | El verdadero impacto del terrorismo global

Guillermo D. Olmo

«Los atentados son una gota en el océano comparados con lo que hace Occidente en los países islámicos». Aclararé antes de ser linchado en las redes sociales, espacio propicio para ello donde los haya, que esa no es mi opinión, sino la de un escritor indio al que entrevisté la semana pasada en Madrid.

 

Se trata de Joydeep Roy-Bhattacharya, un tipo de apellido impronunciable pero con las ideas muy claras, que acaba de publicar en España su novela «La guardia», en la que traslada al Afganistán de la invasión estadounidense la tragedia clásica de la Antígona de Sófocles.

En su libro, Joydeep pretende concienciar al público occidental de que, en eso que George W. Bush bautizó como la «guerra contra el terror», hay muchas más víctimas en países como Afganistán o Irak, que en ataques yihadistas como los de París y Londres, pese a que estos copan la atención mediática.

Siempre que uno trata de un asunto tan doloroso como el del terrorismo es obligado decirlo, por repetitivo que resulte: Los crímenes de los yihadistas son horrendos y merecen la más rotunda de las condenas. No hay ser humano que aspire a ser llamado tal al que no muevan a la náusea las fechorías de los barbudos de Daesh y sus seguidores europeos.

Pero, hecha esta aclaración, ¿no sería conveniente orientar el foco hacia las zonas del mundo islámico que son el origen del problema? ¿Tiene ligera idea el público español de lo que está ocurriendo, por ejemplo, en el Afganistán actual?

La inseguridad en la zona y su propia falta de recursos ha privado a los medios de comunicación de corresponsales que reflejen la realidad sobre el terreno, y se han de conformar con reproducir los cables de agencias y reelaborar lo que publican las webs de la prensa internacional.

Como muestra vale un botón. Semanas después de que el presidente Donald Trump ordenara arrojar sobre los riscos afganos la que, al más puro estilo hollywood, bautizó como «la madre de todas las bombas» seguimos sin noticias de las vidas que segó tan sofisticado y devastador ingenio.

El Pentágono aseguró que quienes perecieron fueron combatientes talibanes, terroristas. La falta de fuentes alternativas no nos deja más remedio que creérnoslo. ¿O sí?

Cuando la joven Malala Yousafzai, la heroica muchacha que desafió al fanatismo islámico para poder acudir a la escuela, fue recibida en la Casa Blanca por el presidente Obama, le mostró su preocupación porque los bombardeos de los drones estadounidenses estaban alimentando el apoyo al terrorismo en su país. «Víctimas inocentes mueren en estas acciones, que provocan el resentimiento del pueblo paquistaní», advirtió. Apuesto a que no saben nada de una sola de esas víctimas. Les disculpo; yo tampoco.

El caso es que la historia de cómo Malala se jugó la vida frente a la intransigencia religiosa para poder forjarse un futuro es mucho más conocida que sus reiteradas denuncias de los estragos causados por los drones.

Carece de sentido comparar el dolor sufrido por los londinenses o los parisinos con el de afganos, paquistaníes, iraquíes, o musulmanes de cualquier otra nacionalidad. Una vida humana, una sola, vale demasiado como para soportar ponderación cuantitativa alguna. Pero no está de más que no perdamos la perspectiva de cuál es el impacto global del fenómeno del terrorismo, una perspectiva que el sencillo gráfico que ilustra este texto, elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno español, les ayudará a tener en mente.

Porque, al fin y al cabo, los muertos, sean de dónde sean, siempre tienen una Antígona que los llora y exige poder enterrarlos.

ABC (España)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
22/04/2017|
11/01/2017|
15/08/2015|
20/02/2014|
30/01/2014|
28/10/2013|
14/10/2013|
03/05/2012|
08/05/2011|
08/05/2011|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House