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25/10/2016 | ''Volveremos a Calais''

Enric Gonzalez

Los miles de inmigrantes desalojados acabaron aquí porque querían llegar a reino Unido. La dispersión es un episodio más de un largo peregrinaje

 

"¡Volveremos! ¡Volveremos!". Y el hombre sonríe, abrazándose a sus compañeros, como si posara para las cámaras. La fila para acceder al centro de selección y a los autobuses se alarga por momentos, pero el humor colectivo es bueno. La evacuación de la llamada Jungla de Calais, el enorme campo de refugiados e inmigrantes formado junto al puerto francés más cercano a las costas británicas, constituye una gigantesca operación logística, policial y mediática. Casi 1.300 agentes, centenares de periodistas y decenas de funcionarios franceses y de Naciones Unidas rodean a más de 6.000 extranjeros que serán distribuidos por toda Francia, a la espera de que su situación sea analizada caso por caso.

Ellos se dejan hacer, dóciles, arrastrando su equipaje. Acabaron aquí porque querían llegar al Reino Unido y su objetivo no ha cambiado. Para ellos, la dispersión no supone más que otro episodio en un largo peregrinaje. La gran mayoría volverá a Calais y seguirá intentando cruzar el Canal de la Mancha.

La aglomeración de inmigrantes en Calais es un fenómeno recurrente desde hace años. Se trata de personas que se dirigen a territorio británico porque tienen allí algún familiar o algún conocido, o porque chapurrean el inglés, o porque están convencidos de que allí disfrutarán de oportunidades. "No crea que aquello es mucho mejor que esto", sugiere el periodista. Y el hombre de la sonrisa, que dice llamarse Jalbani y proceder de Sudán, se da una doble palmada en los muslos y ríe abiertamente, como celebrando la broma. "¡Sí es mejor!", exclama.

El ambiente en el campo de chabolas ha cambiado desde su época de mayor auge, en los meses veraniegos. Los comercios improvisados del interior cerraron por orden judicial. En los últimos días, una vez se supo que el gobierno francés había decidido la evacuación y el cierre, una cantidad indeterminada de personas optó por largarse y establecerse discretamente en algún lugar de los alrededores, para evitar el desplazamiento a cualquier otro lugar del país. Muchas barracas están ya vacías. En cuanto amanece y empiezan a llegar los autobuses, el trajín del tránsito difumina los rasgos de lo que fue un asentamiento estable y, dentro de la miseria, con cierta vida urbana.

Nunca se supo el número de habitantes de este lugar. El gobierno francés maneja un censo de 6.486 personas el primer día de la evacuación, pero "la cifra exacta sólo se sabrá cuando parta el último autobús", dice un funcionario de la Oficina Francesa de Inmigración e Integración. A última hora aparecen menores que no figuraban en ninguna lista. Los menores de edad no acompañados, estimados en unos 1.300, tienen derecho en teoría a acceder a territorio británico, según un acuerdo alcanzado por los gobiernos de París y Londres. Por el momento, con elReino Unido aceptando ingresos a cuentagotas, esperarán en un centro especial próximo a Calais. Los otros irán subiendo a los autobuses a lo largo de la semana.

Los evacuados procuran ir en grupos, generalmente de una misma procedencia. En el centro de selección, antes de acceder a uno de los 60 autocares movilizados diariamente, se les ofrece la posibilidad de elegir entre dos destinos. Varios afganos comentan entre sí la opción de Toulouse. Ninguno sabe dónde está Toulouse. Preguntan a una funcionaria francesa, que llama a su vez a una intérprete. Escuchan la explicación, se encogen de hombros y asienten.

La evacuación concluirá hacia el fin de semana

No hay ni avalanchas hacia los autobuses ni resistencia. Los únicos problemas policiales los protagonizan los miembros de No Borders (No Fronteras), un grupo de extrema izquierda compuesto mayoritariamente por franceses, británicos e italianos que el domingo por la noche mantuvo ya enfrentamientos con los antidisturbios. Son unos 150 y mantienen una visible presencia en la jungla, donde han tratado, sin éxito hasta ahora, de fomentar una rebelión. Posiblemente protagonicen nuevos incidentes mientras dure la evacuación, que debería concluir hacia el fin de semana.

"Quizá algunos habitantes de este lugar se resistan a abandonarlo; eso puede ocurrir hacia el final, intentaremos que suban al autobús usando la mínima fuerza posible", dice un agente de la Policía Nacional. En las primeras horas de evacuación, el comportamiento de las fuerzas de seguridad es exquisito. Se trabaja de cara a las cámaras.

"Yo no voy a irme, yo me quedo para llegar a Londres", afirma Hussein, tumbado en el jergón de su barraca. Dice tener 17 años, lo que debería evitarle la dispersión, y ser beduino (lo que en Oriente Próximo equivale a nómada sin documentos) nacido en Kuwait. "Mi tío está en Londres, yo voy a Londres", explica en un inglés aproximativo. La policía francesa le ha interceptado ya dos veces intentando cruzar el túnel que lleva al Reino Unido.

Las policías francesa y británica detuvieron en 2015 a 37.000 inmigrantes ilegales que intentaban pasar del continente a la isla. Se ignora cuántos tuvieron éxito, pero las redes de traficantes de personas prosperan en la zona. El año pasado murieron 31 personas mientras viajaban en camiones como polizones o atropelladas en el túnel. Este año, las víctimas mortales de la travesía son 15 hasta ahora

El Mundo (España)

 



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