Las cifras sobre las exportaciones nacionales en los primeros meses del año vinieron a reflejar algunas tendencias que se dan en la economía, mostrando rubros y regiones que se destacan, mientras otros van quedando rezagados. En ese sentido, las primeras tendencias muestran que la economía del país está retornando a un proceso de fuerte dependencia de los recursos naturales, mientras que la producción y la exportación de manufacturas, agricultura, ganadería y pesca pierden altura en las estadísticas e incluso muestran peligrosos descensos.

El incremento, de 47 por ciento, de las exportaciones en el lapso mencionado se explica por el aumento de los precios de los metales en el mercado internacional y también de los hidrocarburos. La inercia de las exportaciones tradicionales muestra un panorama demasiado optimista para la situación real de la economía, que registra los más bajos niveles de inversión.

También se observa en las cifras de las exportaciones enero-julio que algunos departamentos del país se están rezagando respecto de otros. El departamento de La Paz figura en sexto lugar entre los nueve departamentos del país, con exportaciones que llegaron solamente a 154 millones de dólares, equivalentes a solamente el siete por ciento del total nacional.

Los primeros lugares son para Tarija, Santa Cruz, Potosí, Cochabamba y Oruro. Después de La Paz están Beni, Chuquisaca y Pando.

Las exportaciones paceñas están reflejando el cada vez menor peso específico del departamento en la economía. Atrás quedó aquello de La Paz como locomotora que impulsaba la economía nacional.

La Paz se ha convertido en un departamento que ahuyenta a los inversionistas. Para llegar a ser el sexto departamento del país en exportaciones, La Paz ha tenido que retroceder mucho.

Cuando las inversiones huyen de La Paz, al mismo tiempo y a la misma velocidad aumenta la inseguridad ciudadana. Y se convierte en un círculo vicioso, pues la inseguridad, sumada a la permanente convulsión social, hace que las inversiones sigan evitando a este departamento, altamente politizado.

El prefecto José Luis Paredes dijo en los días pasados que en el plan de construcción de carreteras nacionales, La Paz no figura. La única obra de ese tipo es la que se podría hacer hasta Cochabamba, por la ruta de Río Abajo, pero que no será financiada por el Gobierno central sino por las prefecturas de los dos departamentos que se conectarán.

Las iniciativas para crear incentivos para las exportaciones en la ciudad de El Alto deben enfrentar la mala reputación que se ha ganado esa ciudad. Los dirigentes alteños, lanzados ahora a provocar la renuncia del Prefecto mediante actos de protesta social, quitan toda posibilidad de éxito a las iniciativas mencionadas. El festín de protestas y de convulsión social que ha vivido el departamento de La Paz en los últimos años es la única explicación de esta caída en su rol dentro de la economía.

Para revertir esta situación será necesario elaborar una estrategia de desarrollo económico del departamento. Por geografía y por recursos naturales, La Paz tiene posibilidades de recuperar su rol de locomotora de la economía nacional. Todo esto será posible solamente si surge un movimiento cívico, social y empresarial que proponga revertir la tendencia negativa.