A principios de Julio de este año un informe[1] de la Fundación Atlas 1853 demostró que las palabras “inseguridad”, “secuestros”, “robos”, “hurtos”, “delitos”, “crimen” no figuraban en las 119.587 palabras que el Presidente Kirchner pronunció en los primeros 58 discursos de este año. (Del 1/1/2006 al 23/6/2006)
Desde aquel día, el Presidente Kirchner pronunció 29 discursos mas mencionando otras 43.980 palabras en las cuales tampoco figuraban aquellas que mas atemorizan y preocupan a la población.
Tuvieron que pasar un total 163.567 palabras hasta que el Presidente incorporara en la agenda pública la cuestión de la inseguridad.
Recién el 9 de agosto de 2006, mientras presentaba un proyecto de ley de desarme ciudadano en la intención de reducir el número de armas de circulación y una reasignación de las funciones e institucionalidad del Registro Nacional de Armas
Fue necesaria al presión de organizaciones no gubernamentales y de la población civil para que el Gobierno empezara a hablar, al menos, del tema.
Lo esperable es que este no sea el único paso, ni el único reconocimiento de la importancia del auténtico flagelo de la inseguridad.
La reducción del número de armas puede ser una solución para evitar los casos de “justicia por mano propia” o para impedir que personas con problemas mentales cometan crímenes. Pero claramente no es toda la solución al problema de la inseguridad.
Grave sería que el gobierno diera un paso adelante para quedar en el mismo lugar.
La inseguridad es un fenómeno mas amplio. La ineficiencia del estado a la hora de proveer seguridad es alarmante y dolorosa. Las instituciones policiales, judiciales y penitenciarias deben ser reformuladas a los efectos de dotarlas de la gestión y eficacia necesaria. La población paga impuestos lo suficientemente elevados como para que el estado esté ausente en esta función esencial.
Reducir las armas en la población civil, por si solo no soluciona el problema. Es imperioso, reducir también el accionar de los delincuentes.
Pasaron mas de 164.000 vocablos y mas de ocho meses para que el presidente mencionara el problema de la inseguridad. La pregunta es ¿por qué se tardó tanto?. Las razones solo las sabe el propio presidente pero podemos intuir lo siguiente:
Que los asesores de imagen sugieren no pegar al político Kirchner a hechos dolorosos
Que la actual administración no tiene ni la voluntad ni la capacidad de gestión suficiente como para “tomar el toro por las astas” en el problema de la inseguridad
Que la actual administración considera que la inseguridad es hija de la pobreza, por tanto solo el crecimiento económico disminuiría el crimen.
Que todavía las encuestas no marcaban la necesidad de hablar del tema.
Que existen prejuicios ideológicos que consideran a los delincuentes como “víctimas del sistema”.
Que las fuerzas del orden no son lo suficientemente confiables.
Seguramente la razón radica en un extraño mix de todas estas razones apuntadas.
Cualquiera sea el motivo no excusa a la actual administración. La inseguridad debe ser considerado como un tema de agenda prioritario. Debe dejarse de lado los prejuicios ideológicos y encarar y gestionar las soluciones.
Contactos de prensa para cuestiones de Seguridad y Justicia:
Fabián Bergenfeld 154 410 0040
(Abogado y Presidente de la Asociación de Defensa Ciudadana)
La palabra “inseguridad” no figura en los discursos presidenciales. Ver en http://www.atlas.org.ar/Articulos/articulos.asp?Id=6436