Nicolas Sarkozy consumará hoy la refundación política del centro derecha francés, lanzando a paso de carga la gran campaña de reflexión, propuestas y acción de su nuevo partido, Los Republicanos. Los militantes de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) votaron ayer el abandono de ese nombre, sustituido por Los Republicanos.

Fundada el 17 de noviembre del año 2002 -con José María Aznar como invitado de honor-, la UMP es enterrada sin dolor alguno, para mejor pasar página y romper formalmente con los escándalos en curso de instrucción sobre su financiación parcialmente ilegal durante la campaña presidencial del año 2012.

Sarkozy convenció a los barones y rivales de su propio partido de la necesidad urgente de un «cambio y refundación», para poder lanzar con mayor eficacia una ofensiva política en toda regla, intentando integrar en el seno de Los Republicanos a todas las familias de la derecha francesa.

El congreso excepcional de este sábado, celebrado en las afueras de París, está llamado a refundar políticamente a la oposición conservadora. Presidente de la UMP, desde hace meses, presidente en funciones de Los Republicanos desde hoy, Sarkozy ha invitado a tomar la palabra a más de cincuenta personalidades del centro y la derecha, reservándose la palabra final, para presentar una síntesis y un programa de acción.

El candidato

La presidencia y liderazgo de Los Republicanos no prejuzgan definitivamente el nombre del posible candidato del partido a la elección estelar del sistema político francés, la presidencial del año 2017. Sarkozy espera «enterrar» a sus rivales -Alain Juppé, François Fillon y Bruno Lemaire- dándoles una ocupación permanente en otros terrenos de acción.

El calendario político de Nicolas Sarkozy no deja ningún margen de duda, con un programa «torrencial».

Un programa que pasa por la organización y liderazgo de las próximas elecciones regionales, durante el próximo otoño. La organización de decenas de convenciones temáticas para presentar alternativas en todos los terrenos de acción cívica. El diálogo permanente con organizaciones sindicales y empresariales. Y el comienzo de los trabajos colectivos de un «gran proyecto de alternancia». Todo, a un ritmo siempre vertiginoso.

El vespertino «Le Monde» cita a un amigo íntimo de Sarkozy que comenta: «Nicolas ha puesto en marcha una campaña permanente de asfixia de sus rivales. Con él, la liebre terminará ganando a la tortuga».

La «tortuga», en este caso, es Alain Juppé, ex primer ministro, alcalde de Burdeos, el más temible rival para Sarkozy, que ha seguido el proceso de refundación de la derecha política con cierto distanciamiento. Sarkozy quizá sea el candidato natural entre los militantes de Los Republicanos. Juppé tiene mejor cota en los sondeos.

Nicolás Sarkozy estará presente en el día a día de todos los frentes de todas las guerras en curso, sin cuartel. Solo el frente judicial escapa por completo a su control y calendario político. Los jueces siguen instruyendo varios escándalos inflamables. El escándalo «Bygmalion» juzgará en su día la financiación parcialmente ilegal de la difunta UMP y la campaña presidencial de 2012. Sarkozy se considera víctima de un acoso judicial. Sus rivales dentro del partido y sus enemigos políticos esperan que la Justicia termine complicando la carrera y ambición política del expresidente.