"Con esto me llevo puesta a Cristina". Cada vez que habla, Diego Lagomarsino genera un pequeño terremoto en el caso Nisman. El técnico informático dueño de la pistola con la que apareció muerto Alberto Nisman en enero va contando su relación con el fiscal a cuentagotas. Este viernes ha hecho una nueva revelación: la confianza que tenía Nisman en su denuncia por encubrimiento contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y que le habría transmitido a Lagomarsino hace algunos meses.

En una entrevista con radio Metro, Lagomarsino, que trabajaba como informático en la Unidad Fiscal AMIA que dirigía Nisman, ha revelado que hace "ocho o nueve meses", el fiscal le citó en su casa y le mostró el expediente en el que estaba trabajando (la denuncia contra la mandataria por haber encubierto supuestamente a los imputados iraníes en el caso del atentado contra la mutual judía AMIA en 1994). "Con esto (la denuncia) me llevo puesta a Cristina", le habría confesado Nisman a Lagomarisno. Según su relato, Lagomarsino le preguntó al fiscal si se iba a meter con la presidenta, a lo que Nisman le habría respondido enojado: "¿Vos también me salís con eso?". El técnico informático, el único imputado hasta el momento en la causa por la muerte de Nisman por haberle prestado su pistola, ha asegurado que no participó en ningún momento en la preparación de la denuncia que finalmente presentó el fiscal el pasado 14 de enero, cuatro días antes de morir.

Lagomarsino fue presuntamente la última persona que vio con vida a Nisman, el pasado 17 de enero. El fiscal fue hallado muerto un día después en el baño de su apartamento con un disparo en la cabeza.

La ex mujer de Nisman, la jueza Sandra Arroyo, que defiende la hipótesis del homicidio, ha insinuado que Lagomarsino pudo haber participado en el asesinato de su ex marido. Hace unas semanas pidió a la jueza Fabiana Palmaghini, encargada del caso, que registrara la casa del técnico informático por si hallaban restos de sangre entre su ropa o pruebas de que pudiera haber manipulado el ordenador de Nisman de forma remota. "Confiaba en Sandra Arroyo y todavía sigo confiando", ha declarado hoy Lagomarsino, una impresión que su abogado, Maximiliano Rusconi, ha querido puntualizar: "Yo no confío", ha dicho de forma categórica.

Sobre la pistola Bersa Thunder que le dejó a Nisman a petición de éste, Lagomarsino ha señalado que se trata de un arma vieja, del año 60, que quiso conservar por ser la herencia de un familiar. "Era un arma sin mantenimiento, con fallos. En un momento pensé en cambiarla, pero después decidí que no (...) Me gustan las armas; también me gustan las cañas de pescar".

De lo que Lagomarsino no ha dado detalles es de la cuenta bancaria que compartía con Nisman y parte de su familia en Estados Unidos. Hace unos días trascendió en la prensa que el fiscal le pedía a Lagomarsino la mitad de su sueldo mensual para esa cuenta, una revelación que no ha sido desmentida por la familia y de la que no se saben más detalles.

La investigación del caso Nisman

La investigación del caso Nisman sigue avanzando a paso lento. La jueza Palmaghini ha suspendido este viernes la reunión prevista de la junta médica que tendría que fijar un criterio científico sobre la muerte de Nisman. La fiscal del caso, Viviana Fein, había convocado la junta por las discrepancias entre los peritos oficiales y los expertos contratados por la ex mujer de Nisman, que ha solicitado a Palmaghini la anulación de esa convocatoria al mostrarse disconforme con el equipo médico que supervisaría los informes.

Mientras el caso Nisman sigue sin ofrecer respuestas, la denuncia con la que el fiscal esperaba "llevarse puesta a Cristina" languidece. La Cámara Federal desestimó ayer la apelación del fiscal Gerardo Pollicita, heredero de la denuncia de Nisman, y ratificó el fallo de rechazo emitido por el juez Daniel Rafecas, que no vio "existencia de delito de encubrimiento" en la actuación del Gobierno de Cristina Kirchner cuando firmó un memorándum de entendimiento con Irán en 2013. Nisman sostenía que ese acuerdo con Irán escondía un pacto secreto por el que Argentina recibiría beneficios comerciales a cambio de desvincular a los iraníes del caso AMIA.

Aunque en el ambiente judicial se cree que con el fallo de la Cámara Federal, la denuncia está prácticamente sepultada (para alivio de la Casa Rosada), el fiscal Germán Moldes, que defendió la apelación de Pollicita ante la Cámara, ha anunciado este viernes que presentará "lo antes posible" una apelación ante la Cámara de Casación, última instancia penal por debajo de la Corte Suprema. "Lo voy a hacer prestamente, no porque me sume a este vértigo que se viene viendo, sino porque no quiero caer en esta maniobra de ingeniería judicial". "Desde el 14 de enero (cuando Nisman presentó su denuncia), acá hay una especie de imposición para que esto no se abra, que no se escarbe, y esto es lo que sucedió ayer. Yo iré a Casación, después Dios dirá, yo hice lo que pude", ha zanjado Moldes.