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08/03/2015 | El error de Hillary Clinton

Miami Herald staff

Hillary Clinton debió haberlo pensado mejor. La transparencia no es una opción para un funcionario público, ni se puede ignorar. Es una norma, y la credibilidad de la ex secretaria de Estado disminuye cuando afirma que no lo sabía.

 

Hillary está inmersa en un escándalo totalmente innecesario desde que se reveló la semana pasada que usó una cuenta de correo electrónico privada para asuntos de gobierno cuando era secretaria de Estado.

Tenía uno de los puestos más importantes del gabinete, pero en vez de usar un correo electrónico gubernamental, usaba el suyo personal. Sus numerosos defensores dicen que es una tormenta en un vaso de agua. Hillary, afirman, no estaba obligada a usar un correo electrónico del gobierno, basándose en regulaciones del 2009, el año en que ocupó el cargo.

Pero su departamento estaba obligado a preservar un registro de sus mensajes electrónicos, y eso no pasó hasta después que dejó el cargo, en el 2013. Además, a Hillary y a su personal se les permitió qué mensajes electrónicos podían entregar al gobierno y cuáles dejar como “privados”. Hillary dijo que no tenía intención de engañar a nadie, pero de todas formas lo que hizo está mal.

El gobierno no pidió esos 55,000 mensajes hasta el 2014, cuando el departamento pidió esos documentos a varios secretarios de Estado. Pero no había reglas para los predecesores de Hillary antes del 2009. ¿Y quién puede decir que entregó todo el material pertinente?

Es decepcionante que Clinton haya ignorado la necesidad del público de estar informado. Si las cuentas privadas de correo electrónico no están en las manos del gobierno, están fuera del alcance de la Ley de Libertad de la Información y del escrutinio del Congreso. Por eso existen esas reglas.

Los demócratas han dicho que los republicanos convertirán esto en un circo político. Claro que lo harán. Lo mismo harían los demócratas si un republicano hubiera sido el del problema.

Cuando el gobernador Rick Scott sufrió un escándalo sobre el uso de correos electrónicos privados para asuntos públicos, los demócratas y los activistas de la transparencia no perdieron tiempo en criticarlo.

El problema para los demócratas es que no tienen un candidato alternativo para Hillary, mientras que los republicanos tienen una legión de aspirantes a la presidencia. El asunto del correo electrónico de Hillary es una gran vulnerabilidad para los demócratas y afecta a los votantes.

El Nuevo Herald (Estados Unidos)

 



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