El banco mundial señala que entre el año 2000 y el presente 2014 Latinoamérica ha visto una reducción del 55.3 al 40.5. Pero sin duda todavía hay mucho trabajo por realizar.

De acuerdo a informes similares, algunas de las maneras más efectivas para la reducción de la pobreza infantil incluyen destinar fondos para alimentación, la educación y la salud. Las favelas o barrios muy pobres de Latinoamérica cuentan con precarias condiciones de sanidad y vivienda para muchas familias. Niños sin zapatos, con poca ropa en algunos casos, otros pidiendo limosna, otros trabajando para sustentar sus familias. Algunos durmiendo sobre cartones. Otros viviendo con padres alcohólicos o drogadictos. Algo que en el mundo desarrollado es inaceptable, muy cerca de nosotros, a pocas horas en vuelo de avión, hay gente que vive así. ¡No hay que ir a África como algunos creen!

De las quejas que más he recibido en mi carrera periodística, está la de madres que no tienen acceso a los hospitales o centros de salud, para sus hijos o para ellas. Recuerdo con mucho dolor la historia de una niña que llegó al hospital con dengue (causado por una picadura de mosquito) y por no ser atendida a tiempo, no sobrevivió. Casos como este hay muchos en nuestra Latinoamérica. En cifras del 2012, las defunciones de niños pasaron en un lapso de 20 años de 54 por cada 1000 nacimientos, a 23. Continúa preocupando enormemente la desnutrición y la obesidad, dos temas que pudieran ser tratados si tuvieran control pediátrico desde que nacen.

En América Latina no solo hay muchos niños que nacen con parteras en casas, y no en hospitales, sino que además nunca van a ver a un pediatra. Algunos ni siquiera están registrados legalmente para recibir la ayuda que algunos gobiernos proveen. Viven en muchos casos con su padre o su madre, o pasan el día solos porque sus progenitores deben salir a trabajar para traerles la nutrición diaria, en algunos casos una sola comida al día. Hay países como Bolivia y Haití que tienen más problemas que, por ejemplo, Chile o Colombia; hay grandes disparidades entre unos y otros en una región en la que la unidad social podría generar un cambio positivo.

El problema es que los gobiernos latinoamericanos, en la mayoría de los casos, no logran generar el cambio social ni siquiera proveyendo lo más básico por falta de recursos. Corrupción gubernamental, mala administración y todo el dinero para los ricos son los factores que priman en muchos de estos países. No se debe generalizar porque hay excepciones, pero en la historia esto ha primado en todos los países latinoamericanos sin excepción. Una forma efectiva de ayuda son las organizaciones sin ánimo de lucro que cada día abren centros en distintos lugares para proveer fondos para los niños latinoamericanos, generando así un cambio sustancial en la calidad de vida de los menores. Desde Miami, hay muchas maneras de ayudar para que además se cumplan los objetivos del milenio, que se vencen en el 2015, y veamos una Latinoamérica un poco menos desigual.

El próximo 15 de noviembre se celebra en Miami la gala anual de la organización Sharing For Kids, http://sharingforkids.org. Los invito a compartir para nuestros niños.