A grandes males, grandes remedios. Si un candidato no tiene fondos para hacer su campaña, siempre puede prestarse a sí mismo. Así es la política en Estados Unidos. En 2004, John Kerry logró mantener a flote su candidatura gracias a un crédito de 6,4 millones de dólares (5 millones de euros) que él se hizo a su propia campaña.

Kerry se prestó a sí mismo cuando su naciente candidatura estaba a punto de implosionar. Ahora, en las elecciones que EEUU celebra el martes, pasa algo parecido. Pero hay una diferencia: en 2004, Kerry solo era 'uno más' de los candidatos demócratas. Ahora, dos pesos pesados del Partido Republicano han tenido que rascarse el bolsillo.

Uno de ellos es el gobernador de Florida, Rick Scott, que ha anunciado que invertirá dinero de su bolsillo en la campaña que le opone al anterior gobernador, el demócrata (y antes republicano) Charlie Crist. En las elecciones del 2010, Scott gastó 75 millones de su propio dinero en la campaña en que derrotó a Crist.

Aunque Scott no ha revelado el monto exacto de la nueva inyección de dinero, según los últimos documentos de gastos de campaña hechos públicos, el gobernador ha invertido 52 millones sólo en anuncios de televisión, mientras que su rival se ha quedado por la mitad, 25,5 millones. La mayoría de los anuncios son profundamente negativos para ambos: se intercambian acusaciones y no amplían sus ideas y programas. Son ataques profundamente personales.

Entretanto, uno de los republicanos más influyentes de Estados Unidos, el senador por Kentucky Mitch McConnell, que dirige el grupo de ese partido en el Senado, ha tenido que prestarse 1,8 millones de dólares (1,4 millones de euros) para hacer frente a la desconocida Alison Lundergand Grimes. Si los republicanos consiguen ganar la mayoría en estas elecciones, McConnell se convertirá en el presidente del Senado. Eso sí, siempre y cuando no le derrote Grimes, a la que lleva una ventaja de entre 1 y 8 puntos, siempre dentro del margen de error. Tal vez de ahí venga la decisión del senador de conceder a su campaña un crédito que, según el Centro para una Política Responsable (un think tank de Washington que fiscaliza la relación entre dinero y política) equivale al 20% de su patrimonio. McConnell tiene un amplio historial a la hora de gastar en los últimos días de las campañas.

En Florida, las cosas están más igualadas. La última encuesta de la respetada Universidad de Quinnipiac atribuye a cada uno el 42% de las intenciones de voto. En los últimos 30 días, el promedio de 10 encuestas realizadas en Florida daban a Crist el 41,7% y a Scott el 41,6%. La mayoría de los analistas vaticina que el gobernador actual puede imponerse en el llamado 'voto anticipado', que comenzó la semana pasada y termina el lunes próximo, con el 47%. Pero su antecesor ganaría el día de las elecciones, entre otras razones porque es mucho más popular entre las mujeres que, al menos en Florida, el día de las elecciones suelen salir a votar más que los hombres. Además, en Florida los demócratas registrados superan a los republicanos en 455.000 electores.

Hay más casos de créditos concedidos por los propios candidatos a sus campañas. El gobernador republicano de Kansas, Sam Brownback, se ha prestado 200.000 dólares (158.000 euros), y ha aceptado otro crédito de medio millón de dólares (394.000 euros) del vicegobernador de ese estado, Jeff Colyer. El demócrata neoyorkino Adam Haber se ha autoconcedido un crédito de 550.000 dólares (433.000 euros), y su correligionario Aaron Wolf se ha prestado 880.000 dólares (693.000 euros).