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23/07/2014 | ¿Por qué no se atreve Europa a sancionar a Rusia por Ucrania?

Francisco de Andrés

La interdependencia económica y sobre todo energética explica el carrusel de amenazas con pocos efectos

 

El perro faldero ladrando y mordiendo los bajos del pantalón es quizá la imagen que más se aproxima a la permanente amenaza de sanciones a Rusia por parte de la Unión Europea, desde que estalló el conflicto en Ucrania. La última reunión de ministros de Exteriores de los 28 ha vuelto a poner de evidencia la dificultad de pasar de la amenaza a los hechos. En términos globales, la interdependencia de las economías europea y rusa es un elemento disuasorio general. Luego vienen los intereses individuales de cada Estado. El flujo comercial entre EE.UU. y Rusia es casi irrelevante (Estados Unidos vende por 11.000 millones de euros y compra por 9.000 millones). El volumen de comercio entre Europa y Rusia oscila en cambio en los 630.000 millones de euros.

Francia ya ha advertido que su contrato de venta de navíos de guerra a Rusia es intocable, algo que ha producido más de un roce con el Reino Unido y con otros países pequeños de la Unión. París perderá mucho dinero si se rompe el contrato, deberá pagar una multa a Moscú, y además Rusia está capacitada para construir esos navíos si fallan los franceses. Por otra parte, París participa en tres importantes contratos rusos para el suministro de vehículos blindados a la India, así como los cazas Su-30MKI y MiG-29K. Las cacareadas sanciones europeas contra Rusia en el comercio bélico son en realidad intrascendentes. Moscú, segundo exportador mundial de armas después de EE.UU., tiene mercados mucho más interesantes que el europeo.

En el terreno estrictamente comercial, la dependencia energética con Rusia complica mucho la adopción de sanciones a nivel europeo. Hoy por hoy, Europa no puede prescindir de la energía rusa ni siquiera temporalmente, o bajar el precio del petróleo y el gas, como se hizo en 1980 cuando las tropas soviéticas invadieron Afganistán. Los combustibles, en especial el gas, son el principal producto importado por la Unión Europea. La UE exporta a Rusia sobre todo tecnología, maquinaria, vehículos y bienes de consumo.

Pueden producirse más medidas simbólicas -por ejemplo, trabas a la concesión de visados para una lista amplia de personajes políticos o empresariales rusos- pero no es previsible que la presión de Europa sobre Rusia cristalice en sanciones económicas serias.

ABC (España)

 



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